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"Me parece que así ya está; es simple y está bien", dice Cari Ríos cuando nos describe su hogar. Sin embargo, al avanzar por el damero de la entrada bajo esa luz que apenas tamizan los vitrales, no se advierte. No parece que justamente la simpleza haya sido la premisa en estos espacios cuya altura excepcional es recortada por coquetas molduras, pero sí. Ahí está la gracia, y la dueña de casa (y creadora de Cari Ríos Deco) lo supo inmediatamente: acá la cuestión era nivelar.

La conquista de este territorio estuvo signada por las síntesis. "Todo estaba intacto, impecable, cuidado; podía sentirse el amor que le habían puesto sus dueños anteriores", dice Cari sobre la propiedad que eligió como vivienda junto con su marido y sus dos hijos. No hubo agregados ni reformas: luego de la mudanza, se abocó a lo suyo, la decoración.

Al cruzar las puertas pivotantes, que abiertas son casi imperceptibles, se llega a un gran ambiente en el que el comedor y el living están divididos virtualmente.

En torno a la chimenea coronada por otro cuadro de Daniel Chiocchini, el living está armado sobre una alfombra de yute (Mihran Alfombras) con mesas en hierro (Herrería Ifiori) y mármol de Carrara (Marmolería Rocha & Cía), acompañadas por sillones (Mamani) con almohadones de pana.

Fui armando el living de a poco, con las cosas que me gustan. No está a la moda, pero los textiles me sirven para renovarlo periódicamente
La cocina

Como este es un espacio en forma de L, antes de llegar a la cocina propiamente dicha, se pasa por el comedor diario y la barra, que contiene el paquete de hornos y heladera.

De un lado, el generoso pulmón de manzana baña de luz natural el comedor diario con mesa de campo heredada y sillas ‘Tolix’ (Quamo). Del otro, el vajillero (arquitecto Emilio Marottoli). A continuación del comedor, aparece la cocina con extractor de aire y anafe (Ariston).

Paso al sector privado

"Estuve mucho tiempo buscando un departamento donde tuviera la sensación de estar en una casa. Estamos felices".

La paleta de grises y madera deja vía libre para generar delicados acentos de color en el cuarto principal. La textura suave de la pana es el soporte ideal.

"Me gusta mi cuarto porque es simple y despojado; transmite paz. En definitiva, esa es mi esencia".
Los cuartos de los chicos

El gris es el hilo conductor de la paleta de este descontracturado cuarto de adolescente. La cama (Rosen) tiene almohadones de pana estampados (Cari Ríos Deco) y con flecos (Rapsodia), cover (Hilo Argentina) y manta rosa (Brandtex).


La cama de Benjamín (Rosen) tiene cubresomier (Arredo), almohadones (Nelly Pieroni) y manta artesanal (Hilo Argentina). Cajonera entelada (Talleres Sustentables), alfombra (Mihran) y puf de seagrass (Fraternidad). Escritorio en lenga lustrada (Bacano) con lámpara ‘Teo’ (Ikon Lamps).
El estudio

La dueña se hizo su propio escritorio con el pie de una máquina coser y un corte de mármol de Carrara. Sillón de pana rosa (Tapicería Carlos Méndez). El mismo género se aplicó en los almohadones del sillón ‘Windsor’ que da paso a la sala.
Quincho chic

Ubicado en pleno Centro, el departamento no solo tiene espacio al aire libre, sino que también cuenta con quincho, sede favorita de encuentros y asados nocturnos.

Mesa de hierro y petiribí (Carpintería Gaido) con sillas de hierro heredadas. Lámpara y bandejas decorativas en ratán (Cari Ríos Deco). Sillón (Mamani) con almohadones (Nelly Pieroni).
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