Dietas "mágicas": ¿por qué las elegimos?
Atraídos por famosos y redes sociales, muchos prefieren la alimentación proteica o el metabolismo acelerado al descenso paulatino que recomiendan los médicos,las cifras que nos toman el pulso
Antes de irse de vacaciones, Ana Falbo se propuso llegar espléndida al verano. En noviembre, en coincidencia con su cumpleaños número 34, empezó un plan de aporte proteico que en un mes le quitó seis kilos, los necesarios para lucir un cuerpo delgado en las arenas brasileñas. De vuelta en Buenos Aires, se debate ahora qué dieta seguir para bajar los tres kilos de exceso que se trajo de allá. Sin los sobres ni las barritas proteicas que conformaban su estricta dieta, basada en la ingesta sólo de los productos proteicos y algunos vegetales, Ana reconoce que engordó la mitad de lo que bajó y en el mismo tiempo: apenas un mes. "Sabía que podía pasar eso, pero bueno, estaba de vacaciones, no me quería privar de comer lo que me gusta. Y si pude bajarlos antes, puedo bajarlos ahora", dice sin dramatismo ni lamentos, salvo por el dinero gastado, ya que la dieta de aporte proteico implica en el inicio del tratamiento un alto desembolso de dinero: más de 2000 pesos para la primera semana del plan (en total son cuatro etapas que a medida que la persona pierde peso se van suplantando los sobres por proteínas reales, como carnes magras, pollo y pescado).
Ana no habla de fracaso en su objetivo de bajar de peso. De hecho, viendo el vaso medio lleno, podría decirse que aún conserva tres kilos menos de los que tenía cuando empezó. Y sigue luciendo delgada. Pero le queda un sabor amargo por no haber podido conservar el peso logrado. "Creo que se me hizo difícil sin los productos y en un punto los extrañé, porque te acostumbrás tanto a comer solo eso que cuando no los tenés se te hace difícil -reconoce-. Cuando hacés dietas de este tipo, te aferrás mucho a los sobres, estás controlada por tu médico y resulta mucho más fácil".
Proteica, del metabolismo acelerado, detox o ayuno líquido son algunas de las dietas " del momento" en las que depositamos por estos días nuestra fe para bajar de peso. Desesperados por sacarnos los kilos de más ante situaciones sociales como las próximas vacaciones (y la vuelta de ellas), la fiesta de casamiento propia o de alguien cercano o mismo un encuentro amoroso, caemos en las dietas de moda, varias de ellas extremas por las pocas calorías ingeridas y la eliminación de grupos enteros de alimentos, como harinas, azúcares y lácteos. En general, prometen un descenso muy rápido de peso. Y gozan de la popularidad que les dan las redes sociales, donde se muestran semana a semana los resultados del sacrificio, que de todas maneras es a corto plazo: en cuatro semanas se pueden bajar hasta 10 kilos, dependiendo del sobrepeso que se tenga. "Es un mes de sufrimiento y listo", dice Ana, como para explicar por qué eligió esa dieta y no un plan de descenso tradicional.
Sin duda, el corto plazo es una de las claves para entender por qué elegimos este tipo de dietas. Diversas investigaciones sostienen que el tiempo en que uno puede sostener estos sacrificios alimentarios que llamamos dietas es de unos 30 días, que es justamente lo que llevan estos planes para perder la mayoría de los kilos. Además, el hecho de estar divididas en etapas juega un papel muy importante a nivel psíquico: la superación de una instancia y el comienzo de otra "más placentera" o menos restrictiva actúa como motor que mantiene motivada a la persona y la impulsa a avanzar a la próxima fase dentro del programa de alimentación. La misma lógica se aplica en el caso de la dieta del metabolismo acelerado de la nutricionista norteamericana Haylie Pomroy, que acá se volvió famosa -y viral- luego de que Malena Ginzburg y más tarde Nancy Pazos contaran cómo se había deshecho de 10 kilos en un mes. Dividida en tres fases que se aplican de lunes a domingos y que deben repetirse a lo largo de cuatro semanas, la dieta es furor y hasta tiene un grupo de apoyo en Facebook donde sus seguidoras se dan ánimo y se pasan recetas para seguir con el plan nutricional.
¿Por qué las elegimos? Según la psicoanalista Olga Mater, docente de la carrera de Psicología de la UBA, lo que prima en esta época es el discurso de "instante" por imágenes, sin proceso ni evolución. "Forma parte de la seducción de una época que apuesta a un sujeto del goce y del sacrificio. Goce en tanto la promesa de gozar de los resultados prematuramente. Son dietas 'para todos' en cuanto la ofertan masivamente, borran la singularidad y proponen resultados igualmente similares. Sin duda, la seducción a la rapidez de una cura, de delgadez, se advierte cuanto mayor es la vulnerabilidad subjetiva".
"Adherimos a estas dietas porque lo que importa es el resultado, no el costo. No importa lo que hay que pagar, sufrir o padecer porque construimos un ideal de belleza con eje en la delgadez -sostiene la médica especialista en nutrición Mónica Katz, autora del libro No dieta-. Las dietas que plantean etapas, por ejemplo, son efectivas y llevaderas en el corto plazo, pero no son sostenibles por lo extremo en calorías, en composición de nutrientes y en falta de placer. El secreto del descenso de peso está en el largo plazo, por los menos unos seis meses, que es el período de adherencia a cualquier hábito, y ellas no lo generan".
Sin embargo, a pesar de no ser capaces de generar hábitos saludables, Katz advierte que estas dietas sí pueden provocar cierta dependencia. "El sobrecito o la barrita dan una seguridad que es ficticia porque cuando no los tenés estás perdido -plantea-. La idea es hacer una dieta para aprender a comer, no solo para bajar de peso", sostiene Katz. Y Mater agrega: "La dependencia es psíquica. Estas dietas, acorde con la singularidad del sujeto, pueden facilitar recursos que coayudan a una a-dicción. Y digo a-dicción en tanto que proponen un objeto a consumir, y de allí el sujeto se abraza a cada objeto. Para algunos esta promesa cuasi religiosa funciona no sólo en sus cuerpos, sino que les brinda una posibilidad de estabilización que implica reconstruir una realidad".
Pese a las críticas recibidas, quienes hacen o prescriben estas dietas aseguran que hay fundamentos científicos -y fácticos- que las respaldan y que están muy lejos de la magia. Alejandra Hernández, de 46 años, es otra de las pacientes que hizo la dieta proteica de Pronokal. "Lo hice por estética, para verme bien. El primer mes bajé 10 kilos y en los cuatro meses de tratamiento, 21. Siempre fui a la nutricionista y me costaba tomar el ritmo. Tengo mucha voluntad pero no veía los resultados. Me tentaba con algo y no podía completar la dieta -recuerda-. Creo que esta la seguí al pie de la letra porque es práctica hacerla. Es más ordenada, los sobres te ordenan. Y tenés tortillas, pancakes, postrecitos, jugos, cafés y sopas. Es variado, no te aburrís", dice Alejandra, que empezó el plan en octubre de 2016 y asegura que se mantuvo: de los 21 kilos bajados, apenas subió cuatro. Feliz por los resultados, desmiente que haya efecto rebote o dependencia: "Podés volver a engordar un poco, pero sabés ordenarte sola. Te enseñan a tener conductas saludables. El sobre no genera dependencia porque te lo van quitando de forma paulatina y reemplazándolo por comida. Es para lograr el objetivo, pero después seguís sola. Yo no los extrañé".
"La escuela de nutrición es conservadora. Las críticas vienen por una cuestión de desconocimiento -dice el endocrinólogo Alejandro García, prescriptor del método Pronokal-. Venimos manejando criterios obsoletos, lo que venimos haciendo hasta ahora no sirve porque la obesidad aumenta año a año. Bajar de peso rápido está mal visto porque está asociado con pastillas o planes tipo Herbalife. Pero esto no tiene nada que ver con eso", explica García, que sostiene que si bien son dietas muy restrictivas -en la primera etapa se consumen unas 800 calorías- están suplementadas y controladas siempre por un médico.
"Si bien son hipocalóricas, se hace el aporte ideal de proteínas. Esto significa que se protege la masa muscular, es decir, no perdés músculo sino grasa, que es lo importante. El paciente baja muy rápido de peso y de volumen corporal. El descenso rápido no está contraindicado; al contrario, produce mayor adherencia al plan".
Pero bajar no es lo único que importa, tan importante como eso es la etapa de reeducación alimentaria y mantenimiento. "El éxito de una dieta es el sostenimiento -asegura el endocrinólogo-. Hay un estudio que siguió a dos grupos de pacientes que habían bajado con dietas tradicionales y con la nuestra. Al término de dos años, más de la mitad de los que habían hecho Pronokal estaban en el peso, mientras que el 70% de los del método tradicional no pudieron sostenerlo", dice García, que sostiene que este plan está más orientado a los que sufren obesidad que sobrepeso estético. "Me ha tocado la señora a la que se le casa la hija y quiere bajar para ponerse el vestido. No es lo habitual". Aunque no la critica de forma abierta, García se diferencia de la dieta que se hizo famosa mediante Malena Guinzburg y Nancy Pazos: "No tiene sustento científico, pero mientras sean a corto plazo no tienen un impacto en la salud", asegura el especialista.
La búsqueda de bienestar
Lara Taraman empezó hace poco la dieta del metabolismo acelerado. A lo largo de sus 40 años siguió todos los planes para bajar de peso que existen: dietas rápidas, lentas, ayunos cortos, ayunos largos y hasta pastillas que prometían un descenso milagroso de la noche a la mañana. "Esa última fue la más ridícula, producto de la desesperación", confiesa Lara, que después de tres semanas de seguir la dieta que hizo Malena Ginzburg asegura que es con la que mejor se siente. "Me la pasó mi personal trainer. Me dijo: 'Esta es para vos'. La verdad es que como mucho, no siento hambre. Me siento realmente bien porque saqué del sistema las harinas refinadas, los lácteos, los azúcares y el café. En cambio, incorporé cosas que jamás había comido como avena, cacao amargo y pan de centeno".
Experta en esto de hacer regímenes, Lara asegura que es importante el aporte del grupo de la dieta que se armó en Facebook. "Es difícil hacerla sola, necesitás del aliento. Sirve estar en contacto con los que están en la misma que vos. Además, se comparten recetas", cuenta Lara, que dice no tenerle miedo al efecto rebote: "Estoy enganchada porque veo el resultado. El rebote lo tuve mil veces y fue en dietas restrictivas. Siempre hice la dieta rápida, pero esta es sostenible en el tiempo. No estoy obsesionada, si bajo, bien, pero la idea es sentirme mejor. Esta vez voy por eso".
En esa misma búsqueda está Nicole Mayo, que confiesa que hizo de todo para bajar de peso. "Hasta las más locas que se te ocurren, como una de comer solamente uvas por una semana. Tuve un momento que estuve 13 kilos arriba, empecé con una nutricionista que te daba una dieta basada en proteínas y vegetales y que era por fases. Bajé los 13 kilos y con el mantenimiento subí cinco. Después fui probando con otras hasta que ahora estoy con una nutricionista que habla de la calidad integral de los alimentos. Como mitad proteínas, un cuarto de hidratos y otro cuarto de vegetales. Todo medido y sin restringir ningún alimento porque sin los hidratos no tenía energía para entrenar. Hoy elijo bajar de a poco, un kilo por mes, pero que sea un kilo real de grasa", dice Nicole, que cuenta que tuvo su etapa obsesiva: mientras hacía la dieta proteica subía todo lo que comía a las redes.
Tom Middleton empezó esta semana un "reseteo" de su organismo con un ayuno líquido, basado en jugos de frutas y vegetales prensados en frío. "Acabo de volver de vacaciones y lo necesitaba. Lo hago cada 3 o 4 meses. Aunque tengo conciencia de lo que como, puedo caer en excesos y entonces al cuerpo le viene bien hacer un reset, limpiarse", dice Tom, que agrega que la cantidad de días de ayuno varía según lo que estuvo comiendo. "El máximo fue de 5 días, pero con dos suele alcanzar", cuenta y asegura que después de las 12 horas sin sólidos el cuerpo se activa desde otro lugar. "Es rico, no te morís de hambre -asegura-. Sentís que hay vida entrando a tu cuerpo. Cada jugo trabaja un sistema diferente".
Desde Curuba Lab, la empresa que realiza el prensado en frío de los jugos, afirman que el detox no es una dieta para bajar de peso aunque algunos buscan eso . "En las botellas que son de 475 ml utilizamos 1,3 kilos de frutas y vegetales que te llenan mucho. En total son 6 jugos por día (el pack cuesta 540 pesos). Pero el plan detox no es para bajar de peso, sino para hacer un reinicio, darle un descanso al cuerpo para que funcione mejor. Por ejemplo, muchas personas llegaron de vacaciones, comiendo de todo y tienen ganas de hacer ese reset. Pero si el objetivo es bajar, esta no es la opción porque puede tener un efecto rebote", dice Verónica Bustamante, socia de Curuba Lab.
Cortoplacistas, resultadistas, amadas y odiadas y con un gran marketing detrás, las dietas de moda fueron, son y serán seguidas por miles de personas. Hasta que aparezca una más nueva que las destrone. La fama suele ser cruel.
Los métodos de las celebridades
Qué hacen para bajar los kilos de más
- Malena Guinzburg
La humorista confesó que bajó 10 kilos en un mes gracias a la dieta de metabolismo acelerado. Ni bien lo compartió en las redes, el plan ideado por la nutricionista norteamericana Haylie Pomroy comenzó a tener miles de seguidores en todo el mundo
- Nancy Pazos
Bajó 18 kilos en dos meses con un método similar al de la dieta del metabolismo acelerado. Siguió una alimentación a base de frutas, claras de huevo o huevos duros, sin harinas ni ningún tipo de lácteos. Además, toma suplementos
- Kim Kardashian
La más famosa de las hermanas engordó 32 kilos después de su segundo embarazo y los bajó con la dieta Atkins, que incluye pollo, verduras, claras de huevo y no supera las 1800 calorías. Para que funcione, hay que beber dos litros de agua por día
- Máxima Zorreguieta
La reina de Holanda ha luchado siempre con sus problemas de sobrepeso. En 2015, Máxima bajó 10 kilos en un mes gracias a la dieta proteinada de Pronokal, y sorprendió a todos con su figura. Pero desde que la hizo ha recuperado varios kilos
Producción de Lila Bendersky
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