El placard de la ciencia: cuando la experimentación permite unir el diseño de autor con la botánica

De los ejercicios de estilos, prendas, talleres, fórmulas y atavíos que surgieron en la pasarela experimental del Centro Cultural de la Ciencia -C3- realizado en noviembre surgió un placard que reflejó el imaginario del diseño de autor matizado con fundamentos de la botánica. Nadine Zlotogora y Silvana Sede delinearon un vestido vegetal con la particularidad de mutar sus hojas durante el transcurso de un año; los atavíos preciosistas con técnicas de corte láser de Cecilia Gadea devinieron bastidores para las investigaciones sobre el océano del experto Luis Capozzo; las siluetas experimentales de Chain-García Bello se hicieron eco de las investigaciones sobre la luz de Gabriela Capelutto y para aludir a estampas de bacterias y de células epiteliales, Vicki Otero trazó una pieza textil con tres capas que se hicieron eco de las fórmulas de biología celular de Arlinet Kiebel.

La colección pergeñada entre las oficinas del C3, como consecuencia de conversaciones entre los laboratorios de científicos y mesas de corte, intercambios de textiles, bocetos de moda y fragmentos de tratados, hizo lugar a un vestido símil poncho que reflejó la actividad de los volcanes submarinos del diseñador textil Fernando Martumanian y la experta en geología Noelia Carmona.

La dupla compuesta por la diseñadora Jessica Pullo y el biólogo Omar Coso indagó en temáticas ambientales y lo aparentemente sustentable mediante un traje realizado con descartes de sachets de leche; la prédica de siluetas a-gender y las máximas de la astrofísica surgieron del encuentro entre Camila Milessi y Emiliano Blanco, de Kostume, junto a la experta en estrellas Andrea Buccino. También irrumpió un saco que se hizo eco de las conversaciones sobre la sastrería y la inteligencia artificial (para ello Carla Cando, diseñadora de Dandelion & Burdock, y Diego Fernández Slezak, experto en computación, dirimieron sobre psiquiatría, El libro de la almohada, de Sei Shônagon, y la Historia de la introspección).

Pero el experimento de moda, alentado por la doctora en física por la UBA Guadalupe Díaz Constanzo y la coreógrafa y artista Andrea Server, dio lugar a un glosario en el cual los científicos no vacilaron en referirse a sus primeras aproximaciones a la moda y a sus prendas favoritas. Destaco las siguientes afirmaciones:

• “El Prêt-à-porter es el resultado dinámico del comportamiento de contagio influido por aspectos sociales, políticos y culturales y refleja una conducta que se puede apreciar en todas las especies de mamíferos. Durante mis estudios de doctorado usé siempre prendas prácticas y cómodas”, sentenció el biólogo Luis Cappozzo.
• "No suelo comprar ropa en tiendas de diseñadores, uso ropa cómoda para mi trabajo y considero que los textiles tecnológicos facilitan las labores, a mis ropas especiales las hacen mi tía y mi mamá desde su taller de costura, ellas tienen un armario lleno de revista Burda de los 70”, desliza Silvana Sede, estudiosa de la filogenia de las plantas de la región austral de América del Sur.
• “En mi infancia consideré seguir los oficios de mis abuelos (herrero y carpintero) y de mis tías costureras, pero no me dejaron. Ahora no descarto coser para mi mujer y mis hijas. Hace años que les elijo la ropa y puedo hablar del peso de las telas, caída y cortes”, señaló el biólogo Omar Coso.

Del lado del diseño, Cecilia Gadea resumió el método para su cocreación: “Pude hacer un recorrido fotográfico por los archivos del Museo de Ciencias Naturales, observé cajones con bolsitas selladas con caracoles y estrellas marinas que reposan en los frascos. Contemplé erizos y corales de diferentes formas y colores; pero lo más bello del recorrido fue su biblioteca, con libros del siglo XIX y principios del XX”.