El sofá. Nuestro lugar en el mundo en cuarentena: cómo elegir el adecuado
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Lo primero que hacemos el común de los mortales cuando buscamos casa o departamento para mudarnos es calcular si en el nuevo espacio principal, o en el único, entrará el sofá. Es casi un acto reflejo. Enseguida lo imaginamos en tal o cual rincón, explotado de almohadones o con la alfombra a los pies, y si no cabe hasta es probable que renunciemos a la propiedad, pero nunca a nuestro infatigable compañero. Así de central se volvió este mueble en los últimos diez años, desde que muchos hábitos cambiaron en nuestras vidas sin que nos diéramos cuenta. Dicen que sofá manta y peli, es el nuevo sexo drogas y rock and roll, afirmación que suena muy creíble a estas alturas. Avezados practicantes del sofing, allí comemos, leemos, dormimos, vemos la tele, tenemos sexo, trabajamos, recibimos, nos "autoanalizamos" y vemos el mundo en perspectiva. Tan a él nos hemos hecho que hasta se convirtió en una forma de viajar sin pagar alojamiento.
El reinado en cuarentena: suben las ventas

Durante la experiencia del encierro reafirmó su reinado dentro del ámbito doméstico, y quizá porque lo recontra gastamos o ya habíamos planeado renovarlo, en estos días se activó su demanda, al punto que algunos fabricantes locales empezaron a verse superados en un momento en que la mano de obra sigue confinada. "Con la pandemia empezaron a encargar sofás a lo loco. En mi caso tuve que parar la producción porque no sabíamos en qué condiciones íbamos a poder entregar ahora, con la gente dispersa y sin poder desplazarse a los talleres. Pero aumentaron las ventas online y estamos intensificando el asesoramiento a través de las redes para que el cliente se sienta seguro con el producto que en esta etapa compra sin probar" explica María Casanova, diseñadora de interiores por la Universidad de Tucumán y propietaria de una tienda homónima en Recoleta. Hasta el cierre obligado de los comercios, y con una economía siempre a punto de naufragar, su fuerte se había reducido a kits completos para la cama, recuerda la interiorista. Esa realidad se invirtió. "El sofá es el corazón de una casa. Tiene un rol de contener, de acoger. Desde hace unos años, influidos por los sillones oversized de Estados Unidos (que tienen su razón de ser, por varios motivos) el cliente venía pidiendo los modelos con mayor profundidad que se usan como daybed para ver televisión, pero no siempre querremos despatarrarnos, y es cierto que desde el Covid-19 todos estamos replanteando el uso que vamos a darles en el futuro".
El confort o la belleza: cuidado con las espaldas
Sinónimo de refugio personal y a la vez territorio de socialización, pensado originalmente por los antiguos egipcios (hay quienes lo atribuyen a los árabes) y reinventado por los romanos que también asociaron su uso al poder, el sofá fue y es pieza fundamental en el argumento de películas y series exitosas.

Ficciones como Friends, Big Bang Theory, Los Simpson, Desayuno con diamantes (la inolvidable Audrey Hepburn se inventa uno llenando de almohadones la bañera), Lobo de Wall Street, Casados con hijos, Bridget Jones, El príncipe y la corista (ambientada en la Inglaterra de 1911, consagra al chester donde consuman su amor el príncipe y una bailarina) y sin olvidar a la fastuosa Mad Men, volvieron a poner de moda aquellos diseños icónicos del siglo pasado. Sin embargo, muchas de esas obras de arte firmadas por grandes maestros que saltaron de la pantalla al living de millones de hogares sin que los usuarios cuestionaran su confort, son perfectos rompederos de espalda y rectificadores de cervicales. "En la última década el sofá pasó a ser el elemento predominante en la arquitectura interior. Antes la gente recibía en su casa y comía en la mesa del comedor, pero con la llegada del fast food, entre otras razones, empezaron las comidas informales. Ya nadie tiene tiempo de armar la mesa y preparar la ceremonia, algo que era importante cuando éramos chicos. Así el comedor se fue achicando en los departamentos estándar, y a cambio se agrandó el sofá. Hoy quienes disponen de livings chicos directamente eliminan el comedor y piden un gran sofá para recibir amigos, ésa es la premisa cuando te contratan. Pero resulta que la pandemia puso en evidencia que necesitamos un plano de trabajo, es decir, la mesa" sostiene Facundo Amándola Pacheco, diseñador de producto e interiores, especializado en diseño contemporáneo por el Instituto Marangoni de Milán. "En mi experiencia la gente elige mal. O va por el modelo más moderno y de diseño, o busca solo comodidad. Son dos premisas extremas, y lo recomendable es una combinación de ambas porque quien elige solo estética termina sufriendo un asiento mal resuelto ergonómicamente" agrega.
Chesterfield, Barcelona o lit de repos: lejos del home office
Ese podría ser el caso del célebre lit de repos donde retozaba Cleopatra con su Julio César, siglos después reinterpretado por Mies Van Der Rohe, y cuyas formas luego el psicoanálisis "divanizó". Junto con el Chesterfield, el Barcelona es de buen gusto y encaja en cualquier sala, aunque peca de ser uno de los asientos más incómodos de la historia. Claramente son propuestas que sintonizan poco con la inminente era del home office, que requerirá de asientos confortables para mantener la higiene postural durante tantas horas de trabajo.

"Para un diseñador siempre es un desafío desarrollar asientos por las exigencias de la ergonomía. Son complicados respecto de otros muebles, como la mesa, cuyas alturas son estándares.
El sofá tiene varias particularidades. Por ejemplo:
- La altura de la sentadera para que la pierna tenga la flexión correcta
- La altura mínima del respaldo para contener la espalda (un error común es hacerlos muy bajos, lo mismo si son muy altos, porque quedan alineados espalda y cabeza)
- La inclinación es otro factor clave. El cuerpo no se sienta a 90 grados, necesita una leve inclinación hacia atrás que ayuda a tomar bien la espalda y la cintura.
- Si son demasiado profundos, tendemos a ir hacia atrás y quedar recostados, no sentados. Eso perjudica la postura.
- Otro punto es el apoyabrazos. Si es muy bajo tira el cuerpo hacia adelante, se encorva para poder apoyar el brazo; y si es demasiado alto, el sostener el brazo hacia arriba al cabo de un rato duele el hombro. Hay un mínimo y máximo de detalles y medidas imprescindibles pero que hacen la diferencia" agrega Amándola.
Para Casanova, la medida del mueble a veces tiene más que ver con el espacio y la funcionalidad que con la proporción humana. El sofá de dos cuerpos conocido en la lengua inglesa como "loveseat" que fuera testigo de cortejos y visitas formales de novios, cuenta, fue reemplazado en el tiempo por el ejemplar de tres cuerpos. "En cuanto a su uso social irónicamente no es el mejor como único elemento para sentar a tres personas a interactuar, pero sí para recostarse. Para espacios donde se recibe visitas y playrooms donde varias personas se reúnen frente a una pantalla de televisión diseñamos los de cuatro cuerpos".
Anclados al sofá
Cuesta más levantarse del sofá que de la cama, pero ahora sí nuestro idilio estará más que justificado, pues ha dejado de ser un mueble para convertirse en el umbral desde el cual veremos el mundo, nada menos. La pandemia cambió el horizonte, por un largo tiempo. Ahora que todo será "desde el sofá" (los viajes, las visitas al museo, el teatro, las clases, los conciertos, los amigos a cenar etc. etc. etc.) los creativos deberán escuchar las nuevas necesidades del usuario y proponer asientos capaces de cuidarnos, acunarnos y también expulsarnos cuando haga falta, pues ya sabemos que echarse indefinidamente puede ser tan peligroso como volver a la realidad.

Tips para elegir un buen sillón
Que no se hunda
Los materiales con que se confeccionan los sillones y sofás evolucionaron con el tiempo. Tradicionalmente eran 100 % plumas, un problema para los alérgicos, pero se sustituyó por el duvet o vellón siliconado; también los había de resortes, hasta que apareció la placa soft o gomaespuma en distintas densidades, y todo cambió. Al momento de elegir no conviene ir ni por la más blanda ni por la más rígida, sostiene Amándola. "Si es blanda terminaremos sentados en la estructura del sofá, y si es muy dura será como un banco de plaza. Lo ideal es el término medio, porque garantiza un cierto confort y durabilidad". La diferencia de precios varia con la densidad. "La diferencia entre un buen sofá y uno de menos calidad se debe al tipo de materiales y al proceso de fabricación. De todos ellos, donde a más corto plazo se notará el precio pagado, es en los rellenos. Hablando de eso, excepto la pluma, el resto de los materiales son derivados del petróleo, es decir, su costo está directamente relacionado a valor dólar. La problemática que tenemos los diseñadores es que todavía no logramos reemplazarlos por algún material sustentable efectivo a largo a plazo" sostiene María Casanova.
Géneros resistentes
En una época los de estilo llevaban brocato o terciopelo; en la década de los noventa y hacia los 2000 se impuso el lino, que al tacto es agradable pero luego forma pelotitas. Para Amándola "lo recomendable es un género natural pero que tenga un 20% de poliéster, para hacerlo más resistente y fácil de limpiar. En los 100% naturales suele ser difícil eliminar los ácaros. Respecto de las mascotas, para gatos lo ideal es un género de urdimbre cerrada, como cuero o cuerina, pero son estéticas muy distintas: en verano el cuerpo se pega a la cuerina y en invierno es frio. También es mejor que todo el sofá tenga cierre. Eso ayuda a mantenerlo limpio y a ventilar el relleno, con aspiradora de ser necesario, porque el polvo y el ácaro atraviesan el tejido y llegan al relleno, generando con el tiempo un olor desagradable".

Qué hay por dentro Siempre hay que consultar de qué está hecha la estructura del sofá. Uno bueno hoy combina metal y madera, porque los de madera sola se van aflojando con el tiempo en las uniones. En cambio, el metal resiste, no se hunde, y las patas soportan mejor los animales y el roce.
¿Asiento de almohadones? La tendencia hoy es un asiento de placa entera y apoyabrazos fino, por dos razones: la gente se sienta en el apoyabrazos ancho y lo deforma o toma roce; segundo, al ser cada vez más reducidos los espacios, los apoyabrazos finos permiten más superficie de asiento, opina Amándola. "Respecto del asiento, fraccionado es incómodo. Si tenemos uno con dos almohadones y queremos sentar tres personas, el que se sienta en el medio queda en la unión y no está cómodo. Además, la placa entera permite estar recostados en la longitud del sofá, mirando televisión, y dormir en una superficie plana y continua". Los esquineros han desaparecido ante la opción de un sofá tradicional con un puff que se puede acoplar al volumen y generar un sofá en L. Es un asiento más y con una bandeja encima sirve de mesa de centro". Pese a ser incómoda, la chaise longue tiene muchos fans, además de los psicoanalistas, aclara Casanova.
Con funda, primero en ventas en 2019. "Desde el medioevo incorporamos la funda para proteger muebles de la humedad, polvo etcétera; después se empezaron a utilizar en los veranos para proteger la tapicería de la transpiración, con fundas de géneros livianos y frescos. Resurge nuevamente 200 años después en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, cuando la tecnología propone vinilo y plástico como material de protección. Por suerte esa moda duró poco tiempo" destaca Casanova. "Por supuesto el innovador fue Philippe Starck, que desde 1984 viene usando fundas en sus diseños. Ikea ya en los noventa vendía un par de modelos de sofás con fundas de géneros elastizados y también las incorpora el estilo Shabby Chic. Con los diseños de Paola Navone para Gervasoni, entran en escena. El año pasado el sofá con funda se convierte en el número uno en ventas".
Asesoramiento María Casanova y Facundo Amándola Pacheco @ascoltadesing @mariacasnovahome
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