En "la zona": ¿De qué se trata la innovación de alto rendimiento?
Deportistas de elite y profesionales de algunas disciplinas creativas explican el fenómeno que desvela a las neurociencias
El tiempo se diluye, el ego se desvanece y la eficiencia en la tarea se dispara: puede aumentar hasta un 700%. El foco es total; la atención, plena, y una visión periférica permite ser consciente de todos los detalles alrededor, como si la vida transcurriera en cámara lenta, en una escena de The Matrix.
Los deportistas de elite (y también profesionales descollantes de algunas disciplinas creativas) experimentan estas instancias de "flujo perfecto" pocas veces en sus vidas. Lo que se conoce en la literatura de divulgación de ciencia del deporte como "the zone" ("la zona") es un fenómeno que viene siendo estudiado desde hace años por la psicología y las neurociencias. La novedad muy reciente es que distintas tecnologías exponenciales (Internet de las Cosas con sensores, inteligencia artificial en el análisis de grandes volúmenes de datos, nuevos materiales en wearables) están ayudando a entender las claves de estos momentos tan elusivos. La aspiración es, con distintas herramientas, poder generarlos, o al menos acercarse a "la zona" de una forma más estratégica, en líneas de investigación que ya exceden el deporte y se están aplicando a los negocios y a la vida cotidiana.
"Entrar en ‘la zona’ es lograr un estado psíquico y físico óptimo, donde fisiológicamente todos los sistemas del cuerpo trabajan en sintonía para lograr un objetivo, con un estado mental activo, positivo, focalizado (de máxima concentración) y resiliente", explica a LA NACION María Bruce, una médica argentina que colaboró en el entrenamiento de atletas olímpicos en Roma y actualmente tiene un consultorio de biofeedback en Manhattan, Estados Unidos. La tecnología de biofeedback permite recopilar y monitorear datos fisiológicos que dan una indicación del nivel interno de estrés, y la capacidad de nuestro cuerpo de autorregularse. En atletas, entrar en este estado conlleva –entre otras cosas– lograr un mayor foco, una mayor coordinación visual motora y una mayor precisión en el deporte que se practique. "Lo bueno del biofeedback es que la persona puede ver en la pantalla de su celular o en un monitor cómo su organismo se ajusta (mal, bien, o de manera ideal) a situaciones de estrés, entonces el trabajo psicológico se vuelve un poco más objetivo y menos abstracto, porque la persona tiene evidencia concreta para aprender y entender cómo optimizar su funcionamiento, y ver que lo que está haciendo tiene un efecto positivo", cuenta Bruce, que forma parte de la consultora Optimal Performance.
Ser conscientes del estado real de estrés en un determinado momento, a través de indicadores objetivos en una pantalla, es ideal para modificar conductas en "personalidades de tipo A" (personas ambiciosas, muy competitivas, impacientes, agresivas, a las que les cuesta relajarse), que abundan en el deporte de alta competencia, cuenta José "Pepe" Sánchez, el base de la Generación Dorada de básquet que ahora impulsa un proyecto de innovación y deporte de elite en Bahía Blanca, su ciudad natal. Lo mismo puede decirse para "tiburones" del mundo de los negocios.
La novedad es que estos sensores y equipos se abarataron (hoy se pueden conseguir por 200 dólares en tiendas online) y también el software para procesar los datos. "Hoy se sabe que el rendimiento deportivo no es solo producto del talento y el desempeño en el juego, sino de las funciones cognitivas y cómo se entrenan el cuerpo y el cerebro para potenciar este rendimiento", dice Augusto Clement, especialista en biometría y titular de la empresa Sumato ID, de innovación en deporte. "Desde el punto de vista científico hoy sabemos que hay que evaluar a los deportistas cognitivamente para potenciar sus habilidades; se entrena desde la función ejecutiva, la toma de decisiones, la memoria de trabajo, la tensión, etc. y, desde el lado más psicoterapéutico, la regulación de emociones que impactan en el manejo del estrés".
Con el análisis de millones de expresiones que se registran en bases de datos, "podemos entender y generar un perfil de las emociones del deportista que ayudan al equipo de entrenamiento a encauzarlo hacia ‘la zona’ regulando sus emociones", sostiene Clement.
En la actualidad, prácticamente todos los deportes profesionales ya dependen del big data como un insumo clave para la toma de decisiones. Bruce trabaja con golfistas, nadadores, tenistas y todo tipo de atletas. En su "caja de herramientas" para llegar a la zona incluye técnicas de respiración y relajación para autorregularse (retroalimentadas por la lectura de signos vitales), mindfulness y ciencia del descanso. Por su consultorio neoyorquino pasan personas del mundo corporativo que, al igual que un golfista ante un tiro inminente, buscan acercarse a "la zona" antes de una negociación.
"Estas técnicas aumentan el foco y la capacidad de resolver problemas. También se utilizan para hablar en público y se entrena la capacidad de volver al foco después de una distracción –dice la médica argentina–, "es algo que se trabaja mucho con los golfistas y tenistas, la resiliencia o el ‘soltar’, cuando hay una situación que los saca de timing, volver lo más pronto posible a una máxima concentración y que no se vea afectado el resto del juego".
Entre los deportes profesionales, uno de los pioneros con la "revolución de los datos" fue la NBA (la liga de básquet de los EE.UU), que comenzó en 2006 con el trabajo de los Houston Rockets con Daryl Morey, un nerd que venía del mundo de la consultoría en negocios y propuso por entonces algo que en ese momento (y en varios años subsiguientes) era considerado herético: empezar a elegir jugadores a partir de un conjunto de ecuaciones. No por nada el primer capítulo del libro The Undoing Project, el best seller de Michael Lewis sobre los orígenes de la economía del comportamiento, está dedicado a cómo la combinación de la ciencia de los datos y las ciencias cognitivas revolucionó el básquet profesional en los EE.UU. en la última década.
¿Traerán estas nuevas tecnologías jugadores que se asemejen más todavía a robots? Tal vez, marca Pepe Sánchez, se dé la paradoja de que las nuevas tecnologías nos expongan como más humanos. Y cita el caso de la estrella Kevin Love, de los Cleveland Cavaliers, que un mes atrás contó públicamente los detalles de un ataque de pánico que lo obligó a abandonar un partido contra Atlanta. "Esto era impensado poco tiempo atrás –cuenta Sánchez–, los jugadores profesionales supuestamente eran maquinarias perfectas. Actitudes como la de Love marcan una transición hacia una nueva era en el deporte". Con una "zona" más alcanzable gracias al avance científico, pero también más humana y real.
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