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Guillermo Berra (66)
¿Quién es? Médico veterinario especializado en fisiología animal y presidente de la empresa de bioingeniería Lew.
¿Qué hizo? Dirige un grupo interdisciplinario de médicos, ingenieros y diseñadores industriales. Desarrollaron un equipo que conserva los órganos para donación en condiciones similares a las del cuerpo humano.
¿Cómo lo hizo? Guillermo Berra tiene más de 35 años como investigador en el Centro de Ciencias Veterinarias del INTA Castelar. Allí trabajó en fisiología animal comparada enfocado en trasplante de hígado y corazón, asistencia ventricular (corazón artificial), reproducción experimental y reparación de aneurismas por cirugía poco invasiva. Pero desde hace más de 10 años, tiene una obsesión: aumentar la tasa de éxito de trasplante de órganos en humanos. Y lo motivan algunas cifras: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, por año se realizan 120.000 trasplantes, que apenas cubren el 10% de la demanda mundial. Es decir, un 90% de los pacientes quedan en lista de espera. Además, se estima que 1 de cada 5 de ellos muere antes de recibir el órgano. En Argentina, según el Incucai, por año hay 11.000 personas en espera y se efectúan solo 1500 trasplantes, de los cuales el 12% son pediátricos. Detrás de esas cifras, existe la limitación de que gran parte de los órganos para trasplante se descartan por no cumplir con los parámetros de calidad requeridos.
En este contexto, Berra fundó, junto a sus hijos Ignacio –cirujano cardiovascular del Hospital Garrahan– y Sebastián –ingeniero electrónico–, una empresa de bioingeniería orientada hacia el desarrollo de equipos y dispositivos para uso en medicina. Además del proyecto de un corazón artificial y de impresión en 3D para medicina, hoy están focalizados en un sistema para conservar los órganos para donación en buen estado por más tiempo.

"En 2013, mi hijo Ignacio ganó una beca para trabajar en el Hospital de Niños de Boston y, por esos años, se empezó a difundir el empleo de la perfusión ex vivo como forma de mantener en funcionamiento los órganos de donantes", dice Berro y explica que, hasta ese entonces, se usaba la refrigeración para mantener y trasladar los órganos desde el donante al receptor. "Lo que desarrollamos nosotros es un equipo que mantiene un órgano en condiciones semejantes a las que tiene dentro del cuerpo y que, además, puede evaluarlo a través de pruebas de laboratorio para definir su viabilidad hasta minutos antes del trasplante. De esta manera, se mejoran los tiempos para lograr distancias de traslado mayores", apunta Berra.
En 2017, este proyecto ganó el premio Innovar y hoy está dentro del Mercado de Innovación Argentina a la espera de financiación para superar la etapa del prototipado, lograr la aprobación de la FDA de los Estados Unidos y lanzarse como una solución para todo el mundo.
Foto apertura Vera Rosemberg
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