Escenas de sexo fallidas, una constante de la TV moderna
Desde la serie Love hasta Easy, los guionistas apelan a este tipo de situaciones para mostrar de forma realista lo que pasa en los dormitorios
NUEVA YORK.- A ver si les suena familiar. El episodio piloto arranca con un hombre y una mujer teniendo sexo, pero de pronto algo sale mal, la cosa se corta y la situación termina siendo incómoda y poco feliz.
Hay tantas series que empiezan así que tal vez no sea fácil recordar el nombre de una en particular. Usar una escena de sexo fallida para instalar el tono general de una serie se ha vuelto moneda corriente en la televisión actual. Y si bien puede parecer un mero recurso narrativo y a esta altura trillado, esa reiteración podría ser indicio de recientes movimientos de fondo en la sociopolítica heterosexual.
Antes de continuar, hagamos un resumen de ejemplos, con mi agradecimiento a Benjamin R. Cohen, profesor de ingeniería del Lafayette College, quien me puso al tanto de esta tendencia:
La serie Love (disponible en Netflix) nos regala ya de entrada tres escenas de sexo durante los primeros seis minutos del episodio piloto. En la más elocuente de las tres, mientras el protagonista y su novia tienen sexo frío y rutinario sin sacarse siquiera la parte de arriba de la ropa, él no tiene mejor idea que proponerle que se mude con él. (Ella acepta, y un mes más tarde, en su siguiente escena juntos, lo deja.)
- En Togetherness, que HBO dio por terminada tras su segunda temporada, el protagonista intenta mantener sexo mañanero con su mujer, pero como ella lo rechaza, empieza a masturbarse con sigilo para que ella no lo note. Pero su esposa se da cuenta y lo echa de la cama, no sin antes pedirle que de paso se lleve el baby call.
- aster of None arranca con un accidente de preservativo pinchado durante una escena de sexo casual. Ambos personajes terminan consultando Internet sobre las probabilidades de un embarazo por fluido preseminal, sobre todo cuando él confiesa haberse masturbado previamente esa noche, antes del encuentro.
- En Broad City se ve a las dos protagonistas hablando por videoconferencia frente a sus laptops. Pero cuando la cámara cambia de ángulo vemos que al mismo tiempo, mientras charlan, Ilana está teniendo sexo con un tipo y Abby mantiene una sesión de masturbación "programada".
- En Easy, la serie estrella de Netflix, un matrimonio con hijos y dificultades para encontrar un buen momento para mantener relaciones sexuales, termina en una sesión incómoda donde ella no consigue la satisfacción esperada, aunque la pareja sigue como si nada.
- En The Affair, disponible en Netflix, ambos protagonistas, un matrimonio desgastado y con hijos, mantiene relaciones que no llegan a satisfacer a ninguno de los dos en varias oportunidades.
Esa constante que parece repetirse puede tener que ver con el soporte televisivo: la idea de mostrar escenas de sexo como estrategia narrativa para llamar la atención. Algo que funciona invariablemente desde hace mucho tiempo.
La comedia, género al que apuntan la mayoría de estos programas, no se lleva bien con la luz tenue, la música sensual y los orgasmos simultáneos. Para colmo, los guionistas de televisión, sobre todo los de ámbitos menos castradores, como el cable o el streaming, están ansiosos por dar rienda suelta al realismo más puro, aprovechando la apertura que se vive en nuestros tiempos.
Pero quizás la proliferación de escenas con situaciones sexuales incómodas se deba más bien a los cambios que se están produciendo hoy en día puertas adentro, entre las cuatro paredes del dormitorio.
Los programas mencionados están a años luz del arranque de Sex and the City en 1998, con la voz en off de Carrie Bradshaw relatando un aparente romance de novela, con sexo "increíble" entre siluetas recortadas a la luz de luna. Claro que esa escena de pronto se derrumbaba, porque el soltero en cuestión era uno más de la lista de "hombres tóxicos" que nunca se comprometen.
En la primera escena de sexo que tiene Carrie, se la ve disfrutar de un cunnilingus antes de rechazar un pedido de fellatio, para luego salir a las corridas para el trabajo. El clima de la escena no es de inquietud ni de vergüenza, sino más bien de empoderamiento por la inversión de los roles. "Lo logré", dice una Carrie henchida de orgullo. "Tuve sexo como un hombre."
Aquel programa feminocéntrico fue "punta de lanza" en tiempos en que las mujeres se pusieron a "hablar de su vida sexual en los foros", dice Sarah Heyward, guionista y productora de la serie Girls. La serie abrió una nueva era para el tipo de perfiles que encarnan hoy las mujeres en la TV.
"Si la sociedad se acostumbra a que las mujeres hablen de manera explícita de su vida sexual, será inevitable que en televisión aparezcan mujeres más aguerridas, que toman la iniciativa."