
Favio Posca El perro gruñe una vez más
Con una obra en cartel en la costa, un programa de radio y un personaje en una de las nuevas tiras de Pol-ka, el polifacético marplatense confirma que la buena racha no es cuestión de casualidad, sino de talento
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Si uno se quedara con la imagen del Bambi que Favio Posca compuso para Gasoleros, podría apostar a que su entrenamiento físico preferido es el fútbol con amigos.
Pero no. A él le va el deporte acuático: jet-ski, esquí acuático, o snowboard Posca es moderno. Lo suyo son las zapatillas con plataforma, chaleco de campera inflable y anteojos de sol con marco de colores, transparente y de tamaño considerable.
Su look fashion alternative no es una pose: "Mi imagen pública no me importa nada. Eso de aparecer en los estrenos, etcétera, no va conmigo. No me parece mal que otros lo hagan, pero yo disfruto más de otras cosas que de caretear sonriéndole a la cámara", dice.
Marplatense, pateó el tablero hace unos diez años y se vino a Buenos Aires con su mujer, dejando atrás el éxito del distrito costero, dispuesto a comenzar de cero en la Reina del Plata.
"¿Momentos clave en mi vida? El primero, cuando hice televisión en Mar del Plata -recuerda-. Tenía un personaje de un clown muy sacado que pegó fuerte en toda la costa. El segundo fue cuando pude estrenar mi primer espectáculo propio. Ah, y el tercero, cuando estuve en el programa de Nico (Nicolás Repetto), allí descubrí una popularidad y un reconocimiento masivos. Fue un shock grosso, al teatro vino mucha más gente y me llamaron para hacer cine."
-¿Y cómo te sentís en radio, vos que sos una persona que trabaja tanto con el cuerpo?
-La radio me resulta un mundo fascinante, y con la voz podés hacer incluso más cosas que con el cuerpo. Si tenés un poco de imaginación, podés llevar a un tipo que está por ahí en la oficina, trabajando, a lugares remotos sin más que una palabra o un buen tema. Su potencia radica, justamente, en que no te ven.
-¿Qué se siente al volver a hacer teatro en Mar del Plata?
-Arranqué el 1º de enero y fue espectacular, a sala llena, en el teatro de La Subasta (de Darío Grandinetti), así que estoy feliz.
Además, en Mar del Plata tengo el mar y se produce una mixtura alucinante, hago todo el día la playa y después a laburar...
-Bambi era un personaje dentro de un universo de personajes. Deacon (Calientes) es un personaje en un universo de gente de barrio del tipo "normal y corriente"
-Creo entender a qué te referís. Este personaje, en principio, está bueno porque es casi el opuesto de Bambi. Maneja una energía y estilo diferentes, lo que hace que tenga una manera diferente de llegar a la gente. Es cierto que uno no está acostumbrado a ver en televisión un personaje bisexual, lo común son los extremos: el mariquita o el macho. Este pibe tiene una dualidad que es en sí misma todo un tema.
-Para Gasoleros compusiste el personaje de Bambi desde cero, ¿para Calientes también?
-Sí, netamente. Adrián me propuso estar en el programa y a partir de ahí yo creé el personaje, sólo después los autores se pusieron a escribir. Pero yo sigo metido en los textos, laburando en equipo, ¿no?
-Muchos actores rechazan ofertas para hacer teatro cuando están con una tira.
-Mi problema no es hacer las dos cosas. En una época hacía a la tarde Locos Re-cuerdos, con Midón; después me iba a hacer Laura & Zoe, con Olivera, y a la noche tenía Boster Kirlok. Lo que no puedo es estrenar un espectáculo nuevo, que no tengo preparado, por eso volví con el Perro. La pre-producción es muy intensa y quiero hacerlo bien; merece toda la atención y la energía Copado, grosso, alucinante, friquear, son las palabras recurrentes del Pequeño Posca Ilustrado. Este duende hiper- energético no es ningún improvisado en su campo de acción: la música y la actuación. En sus trabajos, hasta la espontaneidad es algo absolutamente controlado.
"Improviso muy poco -asegura-. Puedo darme el lujo de jugar, pero estando seguro de que tengo una estructura que respete el tempo. Lanzarse sin saber adónde vas no tiene sentido, porque no ganás nada. Te puede salir bien un día pero, al otro, si no estás iluminado, no. Y la verdad es que tampoco me interesa demasiado.
-Si bien pudiste quedar encasillado con el Perro, cada tanto hacés un par de personajes que desconciertan.
-Trabajo mucho en la esencia de los personajes para que vivan en sí mismos. O sea, si vos a Bambi lo sacabas de Gasoleros y lo ponías en un supermercado de repositor de productos seguía siendo Bambi. A mí no me gusta crear personajes huecos, sino tridimensionales, consistentes.
-¿Pero te interesan los personajes dramáticos o estereotipados?
-En lo teatral creo que no tengo una sola faceta; aunque lo que hago sea cómico siempre se toca con lo dramático. Y en televisión, Deacon tiene facetas que a mí me interesa desarrollar. Obviamente, cuando yo más brillo es cuando me lanzo sin red, meto música... Pero si me dicen, por ejemplo...
-Hagamos Chejov...
-No, hoy día no. Creo que hay obras que dicen cosas que nos identifican más, por más que Chejov sea universal. Puede pasar que me propongan un proyecto que me interese, pero donde más vibro, hoy, es haciendo lo mío.
Cine , televisión, teatro para grandes y chicos, para chicos y grandes y sólo para grandes, Posca es una mezcla de clown, acróbata, bailarín, cantante, provocador, malabarista de la transformación de mil y una caras, y se siente como pez en el agua en cualquier formato de la representación donde hay que poner el cuerpo, con una seguridad a prueba de autoestimas flacas.
"Sí, yo siento que lo que hago tiene contundencia y originalidad, que tiene un estilo. Sería falso decir lo contrario -reconoce-. Siempre tengo conciencia de adónde quiero ir y qué quiero decir. Quizá tenga que ver con mi formación, pero también con algo innato. Creo que uno nace con determinados elementos que puede explotar o no. Y mi estilo no desaparece cuando me dirige otro, aunque él vaya por otra línea.
-¿Cómo llegaste a ese estilo?
-Por descarte de todo lo que no me gustaba. Cuando tenés claro eso, también sabés qué te enriquece, y se empieza a pergeñar un sello. Esto implica decir no cuando aparentemente convendría decir que sí. Por ejemplo, yo muchas veces preferí no hacer televisión, aunque aún nadie me conocía. La televisión que yo hago hoy día tiene mucho que ver con el cine por su estética y la atención que se le da al actor. Salvando las distancias, ¿no?
-¿Por eso aceptaste trabajar en los programas de Suar?
-Esa fue una de las razones. Otra, que sabía que iba a ser un buen producto, supercuidado. A mí me parece tan importante saber con quién voy a estar como qué voy a hacer.
-¿Harías una telenovela tipo Muñeca brava?
(Duda) -No.
-¿Ni siquiera te interesa para investigar el género?
-Por ahora no. Diferente sería si vos me proponés una telenovela que hable de cosas que identifiquen a la gente joven, que tengan que ver con el día a día. Ahí es donde encuentro personajes interesantes en los que ahondar. Pero no participaría de una telenovela onda venezolana.
-Hiciste muchas obras con Hugo Midón, ¿pensás volver a hacer teatro para chicos?
-Me fascina, y si bien lo del teatro infantil siempre está latente, no es fácil, requiere mucho tiempo, te corta todas las tardes y en vacaciones de invierno es todos los días.
-¿Hay alguna diferencia entre actuar en un lugar grande y uno chico?
-Sí. En teatro la gente está ahí, y una catarsis con 500 personas no es lo mismo que con 100, más allá de que yo valore 20, 100 o 500.
Además, la cantidad de gente influye mucho en el tipo de espectáculo que yo hago, que tiene que ver con el rock&roll, con el hip-hop, con explotar en risa. Una explosión de risa de 500 personas a mí me mueve mucho más que 100, ¿m´entendés?
-Desde otro lado se podría pensar que con 500 personas no se puede crear el ambiente íntimo que con 100.
-A mí no me pasa eso. Hice funciones en Mar del Plata con 900 personas y escucharlas explotar de risa me hacía correr una adrenalina infernal por las venas. Pero me parece que tiene que ver con cómo estés vos y cómo está la gente; te pueden tocar 500 personas que estén pintadas y entonces me quedo con las 100.
-¿Alguna vez pensaste en dedicarte sólo a la música?
-A veces me dan ataques. Tengo material para salir a tocar pero pienso, ¿y lo teatral, qué?, si yo disfruto y ya estoy haciendo música en teatro. Entonces me calmo.
-¿El día o la noche para la vida?
-Me gusta mucho el sol, pero por mi trabajo me tiene que gustar la noche. Mientras me divierta no me importa si es de día o de noche.
-¿Y qué te divierte?
-No sé, desde ir a un restaurante a tomar un buen vino y solamente charlar hasta ir a un buen recital. El cine me encanta, pero en general al teatro no voy, porque no me interesan demasiado los proyectos que hay en cartel.
Categórico en sus opiniones y seguro del valor artístico de su trabajo, Favio Posca es capaz de ponerse en la piel de una decena de personajes que se suceden sin solución de continuidad, uno detrás de otro sin dejar lugar para que el público recupere el aliento, logrando que la crítica siempre lo alabe independientemente de la suerte que corra el producto en el que se encuentra. En cuanto a su futuro, es tan enigmático como su próxima obra.
"En general, nunca pienso demasiado en el futuro -asegura-. Vine a Buenos Aires para experimentar como actor y si me preguntás qué te gustaría hacer en cine o en tele, no te sabría decir, porque todas las propuestas interesantes valen. Si me ofrecieran un Tarantino lo haría pero, y mirá lo que te digo, si tuviera que hacer un Shakespeare apasionado también. A mí lo que me interesa es el desafío y el poder hacer cosas diferentes. A partir de ahí, escucho ofertas."
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