Ubicado en la provincia de Viterbo, en la región de El Lazio de Italia, llaman la atención el palacio comunal, la torre del reloj y una fontana. Para transitar virtual o presencialmente
Una pareja y sus dos hijos llegaron a Roma, la capital de Italia, y en el viaje desde el aeropuerto hasta el hotel mantuvieron una animada conversación con el taxista. Como ocurre muchas veces, le preguntaron acerca de la ciudad, el clima, cómo iba a estar el día y otras cuestiones vinculadas a la curiosidad y a la ansiedad lógica por llegar al destino soñado. Muy amablemente, el taxista les respondió cada una de las inquietudes y, de repente, de su boca se filtró la palabra Vitorchiano. “No pueden dejar de visitar este pueblo que se encuentra a unos 8.5 kilómetros al este de Viterbo, en la región de Lazio y a unos 97 kilómetros al norte de Roma. Es muy popular para hacer un viaje de un día, aunque también cuenta con una buena selección de casas de huéspedes y hoteles para quienes deciden hospedarse ahí”, les dijo.
Una vez que llegaron al hotel y acomodaron la ropa y otros elementos que traían en las valijas volvieron a la recepción porque querían saber más acerca de este pueblito medieval amurallado y detenido en el tiempo. Les dio la sensación de que no podían vacacionar en la capital italiana sin pasar, al menos, unas horas en este lugar que fue fundado por los etruscos, un pueblo de la Antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana (Italia) a la cual dieron su nombre, y fue gobernado después por los romanos.
Detenido en el tiempo
Más allá de esta anécdota, es muy común que a los turistas que viajan a Roma les cuenten sobre este lugar que si bien se quedó detenido en el tiempo cuenta con muchos atractivos, especialmente para quienes desean conocer este tipo de sitios donde lo originario es su marca distintiva.
En Vitorchiano se pueden observar la presencia de iglesias desoladas, el palacio comunal, la torre del reloj y una fontana. Sin embargo, lo que más llama la atención son las calles angostas por donde solo un par de personas pueden transitar. En esas calles apenas se filtran unos rayos de sol, escalinatas de las casas y fachadas cubiertas con un verdín de musgo, razón por la que la mayoría de los pobladores les recomiendan a los turistas que caminen con atención. Paisajes ideales para selfies e instagramers, pero también para accidentes tontos.
En noviembre de 2020 Mariana Villamarín, que se define como una mujer viajera y a raíz de toda su experiencia visitando diferentes lugares decidió crear el perfil de Instagram @almadeviaje donde comparte con sus seguidores las historias y las fotos de los sitios que más le llaman la atención, viajó a Roma junto a su marido y tuvo el placer de pasar unas horas en este pueblo. “El ambiente se siente algo fantasmagórico todo cubierto de musgo, no hay gente transitando en sus calles y las casas se encuentran en su mayoría con el cartel de in vendita”, dice Villamarín a LA NACIÓN.
Arquitectura medieval y vistas “impresionantes”
Vitorchiano se encuentra en lo alto de un macizo rocoso de piedra de tufo volcánico. Está completamente amurallado (250 metros de largo tiene la muralla) con torres y una enorme puerta romana de ingreso. El Borgo, denominación que llevan en Italia los pequeños pueblos medievales, es completamente peatonal.
“Este pueblo está ubicado sobre una colina y a la sombra del costado boscoso del monte Cimino. Cuenta actualmente con una gran cantidad de arquitectura medieval, restaurantes agradables y vistas impresionantes”, describe el sitio expedia.com.
A la hora de hablar sobre los atractivos de Vitorchiano, sin lugar a dudas que la zona virgen amurallada, ubicada en la orilla norte del pueblo, es la más admirada por los turistas. Mientras caminan sin prisa y con mucha calma, suelen disfrutar de las visitas al Palacio Comunale, de estilo renacentista, la iglesia de Santa María y el convento de Santa Inés, que fue construido en el siglo XV.
Calles, pasajes, pasadizos y las inexplicables esculturas abandonadas
El paseo por el barrio histórico, que forma un triángulo protegido a cada lado por dos acantilados profundos, puede continuar hacia el lado de las llamadas terrazas, un panorámico lugar ideal para contemplar los precipicios, las colinas ondulantes y el bosque espeso.
“Dentro de la zona amurallada está El Borgo, que se puede recorrer rápidamente aunque recomiendo dedicarle tiempo a las calles, pasajes y pasadizos, mirar hacia adentro de las casas para entender la vida y su ritmo por ahí. Se pueden visitar las iglesias y especialmente se puede llegar hasta una cueva de origen etrusco desde donde parte un sendero que conduce al Valle Delle Sculture, donde existen abandonadas increíbles esculturas que nadie sabe explicar su origen. Desde este valle se tienen vistas alucinantes a las casas, la muralla y El Borgo colgando de la piedra volcánica”, recomienda Villamarín.
Pero en este pintoresco pueblo, que se encuentra a 97 kilómetros al norte de Roma, no todo se termina en la zona amurallada. Quienes realizan el viaje de un día (también están los que prefieren pasar la noche en casas de huéspedes u hoteles) aprovechan para pasear por la zona sur donde se encuentra la oferta gastronómica de la zona que incluye varios bares, pizzerías y mesones en las calles. Es en esta parte donde los turistas no hacen la vista gorda en relación a las recomendaciones que les hacen, especialmente, los pobladores más adultos del pueblo: no deben perderse de probar los quesos, el salame y los vinos, típicos manjares producidos en la región.
La razón por la que se encuentra detenido en el tiempo
Este pueblo, como otros que se encuentran a su alrededor, están detenidos en el tiempo ya que la población joven emigra en busca de oportunidades laborales, profesionales y de desarrollo a las grandes ciudades. Un acontecimiento que se da en varias ciudades europeas de pequeñas dimensiones, y de otras partes del mundo.
“La población joven se fue del Borgo propiamente y viven en pueblos cercanos o ciudades más grandes. Entre el encanto medieval todo parece difícil, desde el acceso limitado (no pueden entrar por su puerta romana ni circular por sus calles los vehículos) y las pocas o nulas opciones de actividades del pequeño borgo. Algunos ancianos mayores que no quieren abandonar sus casas son los que permanecen aún, pero imagino que las condiciones y servicios son bastante poco confortables. Todo claramente apuntado a los visitantes”, dice Villamarín.
Vitorchiano es un lugar ideal para aquellos turistas que tienen inquietud por la historia y muchas ganas de conectarse con el pasado a través de la arquitectura, las calles que permiten descubrir algunos datos del pasado y las charlas con los lugareños que casi siempre están predispuestos a conversar, con orgullo e inflando el pecho, y a responder preguntas. Pero también resulta un sitio casi perfecto para aquellas personas que se fascinan por las cosas tan simples como dar un paseo, mientras se topan con un ambiente pintoresco y hasta bohemio que los hace sentir, al menos por unos instantes, que han encontrado su lugar en el mundo, ese espacio que los avances modernos no han modificado.
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