Jaime Barylko
El autor de El miedo a los hijos acaba de publicar dos nuevos libros: Volver a casa , de editorial Sudamericana, y ¿Qué significa pensar? , de Aguilar
1. La filosofía, ¿con qué se come?
–Es el arte de pensar, y la mayoría lo incluye poco en la dieta.
2. ¿Por qué cuesta tanto detenerse a reflexionar?
–Por miedo. Como el deprimido que evitaba la siesta, para no despertar dos veces en el día viendo quién era.
3. ¿Por qué los siglos se inauguran con guerras?
–Las guerras son constantes: siempre alguna va a coincidir justo.
4. ¿Por qué el amor se acaba?
–No, no. Se acaba el enamoramiento, que es diferente.
5. ¿Cómo fue su vida de estudiante?
–Muy atípica. Rendí libre todo el secundario y la Universidad, porque me radiqué en Moisés Ville y tenía que trabajar.
6. ¿El recuerdo imborrable de un examen?
–El de una profesora exóticamente hermosa, que me devolvió el examen de griego corregido, para que lo rehiciera.
7. Un aroma de la niñez.
–Sin duda, el de cualquier fábrica de galletitas.
8. ¿Con qué frase propuso matrimonio?
–No soy hombre de frases. Mi mujer me acusa de troglodita.
9. Ella, ¿a qué tipo femenino pertenece?
–Sargento. Pero un sargento que me quiere.
10. ¿Tuvo miedo de sus hijos, cuando eran adolescentes?
–No. Les tengo más miedo ahora, que son grandotes.
11. Y de sus nietos, ¿qué es lo que más lo asusta?
–Escucharlos decir: “Me aburro”. Temo que las nuevas generaciones sepan cada vez menos entretenerse en soledad.
12. ¿Viaja más que Marco Polo?
–Sí, sobre todo por el interior: dando charlas, y también de puro hedonista.
13. ¿Se mudó muchas veces?
–No. Desde que me casé, hace 33 años, vivo en el mismo departamento de Caballito.
14. ¿Por eso anima a todos a volver a casa?
–Creo que afuera, en Cancún o en el cine, se puede encontrar diversión; pero la felicidad está adentro.
15. ¿La familia es un refugio?
–Si es una auténtica familia, sí. A veces, no hacen falta lazos sanguíneos para que lo sea.
16. ¿Algo bueno de la cultura televisiva?
–Escucho a mi nieto de 5 años, y habla de todo. La tele culturizó, aunque también haya idiotizado.
17. ¿El mejor tramo del día?
–Siempre que puedo me creo uno, aunque sea sentándo-me en una plaza a leer y sentir la brisa.
18. ¿Guarda patacones debajo del colchón?
–No, adentro del banco. Para mi jubilación.
19. ¿Los antiguos eran más sabios?
–Eso es una patraña. Lo que pasa es que nos llegan más noticias de los sabios que de los idiotas.
20. La libertad, ¿es para cualquier presupuesto?
–Yo siempre hablo de libertad condicionada: por los genes, la edad, la situación socioeconómica... Tenemos destellos de libertad, y para ampliarlos hay que pensar más.
21. ¿Qué porcentaje de la felicidad depende del vil metal?
–Uno grande, porque calma los nervios.
22. ¿Usted es famoso o popular?
–No sé. Me sorprendo cuando me miran demasiado. Muchos taxistas registran mi imagen, pero a veces me preguntan si soy Abadi o Aguinis.
23. ¿Es verdad que anduvo enredado con las leyes?
–Sí, casi me recibí también de abogado. Pero odié la forma en que enseñaban la historia.
24. ¿Qué escritor le enseñó a poner los puntos sobre las íes?
–Un tal Quevedo.
25. ¿Se hartó de aparecer en la televisión?
–No. Es lo que hace que me reconozcan los taxistas...
26. ¿Qué le preguntaría al Oráculo?
–Si la humanidad sobrevivirá como tal.
28. ¿Su tango predilecto?
–Aquel que dice: “... yo estudié filosofía... y la poesía cruel...”.
28. ¿Es el alma de las reuniones?
–No, no. Soy extrovertido en mi faz laboral; para lo demás soy tímido y meto la pata a cada rato.
29. ¿Sabe qué pretenden las mujeres?
–Ni mujeres ni hombres pretenden nada por sí mismos: todos somos llevados por el viento de la cultura imperante.
30. ¿Se toma a golpes con su PC?
–No, la insulto, nomás. Después llamo a mis hijos, licenciados en Computación, y ellos me calman.
31. ¿Tiene algo en contra de los lunes?
–Nada. Para mí son un día más.
32. ¿Qué le da vergüenza?
–Descubrir la cultura de algunos hombres y después mirarme a mí mismo.
33. La humanidad, ¿merece ser clonada?
–Francamente, no.
34. ¿Cómo pelear por la paz?
–Es difícil. No basta con nombrarla en los discursos, haciendo de esa palabra un divertimento.
35. ¿Un buen propósito que dejó pendiente este año?
–El mismo que otros años: estudiar música.
36.¿Es más inteligente cuando escribe o dando conferencias?
–En contacto con la gente: me escucho decir cosas nuevas, que no había pensado antes.
37. ¿Las fiestas unen o separan?
–Juntan a la gente a comer a lo loco. El personalismo es fuerte, y la comunicación es difícil.
38. ¿Es la época de las grandes internas familiares?
–De todas las internas humanas. Y las familiares son las más intensas. Pero, con amor, se sobrevive.
39. ¿Cómo es su balance del año?
–Bueno: escribí de lo que quería, tuvo buena difusión. Y nació mi primera nieta.
40. ¿Existe Jaime Barylko?
–No, nadie existe. Y menos yo.