JORGE SESAN: "No me muero por actuar"
"Me decís Miguelito de nuevo y te pego un tiro en la cabeza", amenazó su personaje de "Okupas" al de Rodrigo de la Serna. Lo decía en serio: Miguel era un tipo pesado. Más pesado incluso que Pablo, el ladrón asmático de "Pizza, birra, faso". Estas dos interpretaciones llevaron a Jorge Sesán a un lugar de privilegio. La película, realizada en 1997, marcó un cambio de rumbo en el cine argentino, mientras que la miniserie de Bruno Stagnaro generó un antes y un después en la TV nacional. En ambas obras, sus papeles violentos fueron de antología. Pero hace tiempo se lo dejó de ver en la pantalla.
El film "Historias Breves IV", estrenado la última semana, reúne diez cortometrajes. En los créditos de cuatro de ellos aparece el nombre de Sesán, aunque no entre los intérpretes: en dos figura como utilero, en otros dos como grip. "Siempre trabajé de albañil, antes y después de actuar, y fui asumiendo luego algunos roles técnicos, como meritorio de arte. En "Okupas", por ejemplo, trabajé de utilero además de actuar", recuerda Jorge, de 25 años, que mientras cursaba el primer año de la secundaria conoció a Sebastián Roses, un amigo de su primo y director de arte de "Pizza...". El film estaba en etapa de preproducción. "Me insistió para que vaya al casting y quedé. Así que elegí encarar eso y dejar el colegio, que espero algún día terminar, por una necesidad propia. En lo laboral, tengo muy claro lo que deseo hacer."
Sesán es muy cuidadoso con las películas que encara. La actuación, dice, no es lo que realmente lo apasiona. "La disfruto, intento aprender todo el tiempo, pero me gusta más hacer otras cosas. Entonces lo tomo con pinzas, no me muero por actuar. Si no pudiera defenderme de otra manera, trabajaría en cualquier film, porque hay que vivir. Pero mientras pueda comer, elijo. Lo que realmente me apasiona son las artes marciales. Cuando pueda enseñar sipalki, me dedicaré a eso y haré una película de vez en cuando."
-¿Cómo elegís cada proyecto?
-Actúo en las cosas que me gustan y que puedan tener algún contenido o mensaje social. Acepté "Una de dos" (N. de la R.: film de Alejandro Taube, ahora en los festivales de Venecia y Montreal) por la historia. En aquel momento estaba por actuar en "Tumberos", con seis meses de sueldo asegurado. En la película no cobré un mango, nada, pero era lo que tenía ganas de hacer.
-¿Qué otros proyectos rechazaste?
-Telenovelas en Pol-ka, películas que no me gustaban los guiones.
-¿No te arrepentís a veces?
-No... Tal vez cuando ando sin un mango, ni siquiera para viajar en colectivo, pienso "soy un gil". Sin embargo, creo en eso. Prefiero mantener una línea y no quemarme actuando en "Son amores". Que el día que tenga hijos, les pueda contar cómo pienso, sin tener que decir una cosa y que me vean haciendo otra.
En "Okupas", Jorge había sido convocado para hacer de El Pollo, pero resultaba parecido al de "Pizza...". Se decidió entonces que encarnara a Miguel. En "Una de dos" -premiado en la sección "Lo nuevo de lo nuevo" del Bafici- interpreta otra vez a un joven marginal.
-¿Te gustaría otro tipo de rol?
-Seguro. Me encantan las películas de amor, actuaría en alguna de esa tipo. Hace unos años no me hubiera sentido capaz. Ahora sí.
-¿Pensaste en dirigir?
-Tengo que aprender un montón de cosas para largarme, pero en un futuro sí. Cuando trabajo le presto atención a todo, a la dirección, al sonido... Creo que los mejores realizadores que conocí son los que saben qué es un alargue, un lente, saben cómo se llama cada trípode. Dirigir tiene que ver también con eso, con saber qué puede hacer cada grupo de trabajo. Stagnaro, por ejemplo, trabajó como eléctrico mucho tiempo. Ahora es un realizador consagrado, pero le decís "traeme una pinza-cocodrilo" o cualquier herramienta y él la conoce. Y si él te pide algo, es porque sabe lo que necesita. Eso está bueno, aporta mucho más de lo que uno cree.
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