Juguetes eróticos reloaded: ahora llegan las versiones 2.0
Se manejan desde el teléfono móvil, cambian su forma, se activan cuando se lee literatura erótica y hasta pueden dejar embarazada a su usuaria
MADRID.- La industria del juguete erótico es un negocio floreciente que ha hecho que las mentes más brillantes abandonaran otros campos para pasarse a diseñar el orgasmo perfecto. Mientras los robots sexuales se perfeccionan y preparan para su desembarco, los juguetes eróticos son cada día más complacientes, se ajustan a todos los tamaños, aprenden nuevos movimientos y hasta pueden traer descendencia.
Múltiples formas
"Una misma forma no satisface a todos." Con esta máxima como leitmotiv, la compañía inglesa Mystery Vibe ha desarrollado el primer juguete erótico del mundo cuya forma se adapta a cada usuario, y lo ha bautizado Crescendo. Un vibrador flexible que adquiere la forma que se le quiera dar, pero que, además, se puede programar para que haga las funciones que se desean mediante una app que se descarga en el móvil.Crescendo tiene una larga investigación a sus espaldas dentro del campo de la nanotecnología, que le permite tener seis vibradores que pueden combinarse entre sí para hacer saltar las chispas. Se pueden programar el número, intensidad, forma y duración de la vibración, la temperatura y se pueden descargar nuevos tipos de vibraciones accediendo a la página web de la marca. Sus creadores anuncian que los movimientos de Crescendo se podrán sincronizar con la música o con otros aparatos que haya en la habitación para crear una atmósfera y experiencia globales.
En manos de expertos
Los primeros vibradores producían un ruido infernal con el pretendido lema de "discreto y silencioso". Luego fueron eliminando el barullo e incorporando movimientos menos monótonos. Los expertos en juguetería apuntan a que la vibración pronto será un recuerdo vintage en el mundo de las máquinas sexuales. Fun Factory, una marca alemana, fue una de las primeras en apostar por la pulsación. Un movimiento que simula, en muy pequeña escala todavía, las arremetidas de un actor porno.
El último retoño de la marca germana, interesada en cambiar el ritmo y el movimiento de nuestra vida sexual, se llama Bi Stronic Fusion y combina la pulsación en su cuerpo principal con la vibración y un total de 64 formas distintas de disfrutar de estos dos tipos de movimientos, de forma separada o conjunta. Además, está anatómicamente diseñado para estimular el punto G.
La marca Lelo, pensando en las más exigentes, ha sacado Ina Wave, un juguete que vibra y masajea con un movimiento de rotación.
Lecturas intensas
Decir que un relato erótico puede hacernos "vibrar" dejará muy pronto de ser una metáfora para convertirse en realidad, gracias a un nuevo juguete, apodado Little Bird, de nacionalidad francesa y que saldrá al mercado en marzo. El aparato, con una clara vocación intelectual, se maneja desde el móvil y se conecta a una app gratuita de lectura vía Bluetooth, que se puede bajar al teléfono o a una tableta. Una vez sincronizados ambos dispositivos, se puede empezar a disfrutar de la literatura. Cuando el relato empieza a ponerse interesante, basta con dar un golpecito a la pantalla para que el vibrador empiece a funcionar. El ritmo de cada texto está conectado con las 10 diferentes velocidades de vibración del aparato, que cuenta con una autonomía de una hora y media. Como apunta en el video de lanzamiento Chistel Le Coq, fundadora de la empresa B. Sensory, que consiguió materializar el proyecto gracias a un crowdfunding, "como gran fanática de la literatura erótica, tuve el deseo de unir el poder de las palabras con el potencial de los servicios de conexión para crear una nueva forma de leer y divertirse, sola o en pareja".
Para concebir
Si a un dildo se le hace un pequeño agujero y le metemos un tubo con un sencillo sistema de propulsión manual, tendremos un aparato que eyacula diferentes sustancias. Si una de esas sustancias es semen, el juguete tendrá la capacidad de dejar embarazada a su usuaria. Con esta simple pero compleja idea, Stephanie Berman, una experta en salud reproductiva de Boston, creó el Semenette, pudo dejar embarazada a su mujer y, en 2014, vio nacer a su primera hija, Isabella. Los métodos tradicionales de inseminación artificial no convencían a esta pareja de lesbianas, ya que según Berman confesaba a la revista Refinery29, "las únicas opciones eran acudir a una clínica o utilizar un tubo de inseminación. Empezamos usando esos métodos, pero nos dimos cuenta de que era algo horrible".
El método está especialmente pensado para parejas homosexuales, pero además de para inseminar, muchos lo utilizan también como divertimento.
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