La increíble historia del primer hombre que se fugó en helicóptero de una prisión
En los años 70, Joel David Kaplan protagonizó una evasión de la cárcel tan espectacular que asombró al mundo e inspiró libros y películas
La espectacular fuga de una cárcel de México que emprendió el heredero millonario Joel David Kaplan con su compañero de celda Carlos Antonio Contreras Castro fue la primera de su tipo e inspiró la película Breakout protagonizada por Charles Bronson de 1975.
Kaplan había ido a la cárcel en 1962 acusado de asesinar a su socio comercial, Louis Melchior Vidal, y desde entonces había tenido varios intentos de fuga, pero todos sin éxito, hasta que lo consiguió a bordo de un helicóptero. En solo diez segundos, él y su compañero fueron libres.
¿Cómo fue posible? Los guardias penitenciarios de la prisión de Santa Martha Acatitla, en Ciudad de México, fueron engañados: creyeron que el helicóptero pertenecía a un fiscal general, por lo que permitieron que se fuera con los presos, según reseñó el sitio LadBible.
Tras numerosos intentos de evasión fallidos, como excavar un túnel o sobornar a un funcionario para que lo dejara salir de prisión, la esposa de Kaplan acudió al conocido contrabandista californiano Víctor E. Stadter para planificar el escape de su marido.
Esta vez, el plan debía ser más complejo. Corría el mes de agosto de 1971 y a Stadter se le ocurrió pintar su helicóptero de azul, para que se pareciera a la nave empleada por el fiscal general mexicano, Julio Sánchez Vargas, y luego contrató a un veterano de la guerra de Vietnam, Roger Hershner, para pilotear la peligrosa misión.
Cuando el helicóptero aterrizó en el patio del presidio, los guardias creyeron que era el fiscal general y saludaron de acuerdo a las normas.
Siempre según el relato histórico, los penitenciarios solo se dieron cuenta de lo que había sucedido una vez que Kaplan estuvo a bordo y el piloto Hershner se internó en la noche. Tras la vergonzosa fuga de la cárcel, decenas de guardias fueron arrestados e interrogados.
Hershner se dirigió de regreso a Texas con los evadidos a bordo y, a pesar de haber ayudado a dos presos a escapar de la prisión mexicana, le dieron permiso para aterrizar.
Desde el Departamento de Justicia de Estados Unidos dijeron al The New York Times que el FBI tampoco buscó a Kaplan. Esto se debió a una “laguna” en la ley mexicana de ese momento, la cual establecía que escapar de la prisión era solo un delito si se usaba la violencia.
El cerebro de la fuga, el contrabandista Stadter, dijo que, naturalmente, no hubo violencia en el gran escape. “No se utilizó la violencia. No hubo nada ilegal”.
Kaplan, quien mantuvo su inocencia con respecto a su condena por asesinato, murió en libertad, en Miami, en 1988. Y el excombatiente de Vietnam, Hershner, que buscó a los presos, murió en un accidente de helicóptero, en 2014, mientras volaba desde el estado de Washington a Virginia para trabajar para el Servicio Forestal.
Dicen que el piloto nunca habló públicamente sobre la fuga. Brian Kliesen, un colega que voló con Hershner en Nuevo México, dijo que era un “piloto excepcional, un excelente bombero y un buen amigo”, y que “sus hazañas en la industria de los helicópteros serán recordadas durante mucho tiempo”.
Fuentes reservadas dijeron a The New York Times que la estimación original del costo del rescate fue de 50.000 dólares, pero que no se sabe si esa cifra incluye el pago total de los rescatistas de Kaplan.
La historia se publicó completa en el libro Fuga en 10 segundos: la huida en helicóptero de Joel David Kaplan, escrito por Eliot Asinof, Warren Hinckle y William Turner.
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