
La Ruta 40 en dos ruedas
Doce amigos se lanzaron a recorrer en motos antiguas el más mítico de los caminos: la ruta más extensa del país, que hoy se promociona en el exterior como uno de los principales destinos turísticos. Aquí, una aventura apasionante, y también solidaria
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Combinaron sus dos pasiones –debilidad por las motos antiguas y amor por el país– y se lanzaron al camino con un objetivo casi desmedido: unir La Quiaca con Ushuaia montados en sus fieles máquinas de más de 50 años de antigüedad. Y lo están haciendo nada menos que por la mítica ruta 40, esa que con sus casi 5000 kilómetros es la más extensa y emblemática de la Argentina (ver recuadro).
Los doce amigos –ellos son Bonifacio y Manuel Lastra, Roberto Livingston, Gerardo Serra, Henry von Wartenberg, Javier Pereda, Rodolfo Williams, Guillermo Rodríguez, Miguel Royo, Iuri Izrastzoff, Fabio Sachetti y Pablo Cartasso– acaban de terminar la primera etapa del viaje, que los llevó desde la ciudad jujeña –fronteriza con Bolivia– hasta Aimogasta, en La Rioja, más de 1500 kilómetros de ruta.
Además de captar imágenes que luego serán plasmadas en un documental y un libro sobre la ruta 40, los "clásicos" motoqueros quisieron darle un sentido solidario a la travesía. Y cargaron con medicamentos para donar en los pueblos del camino y con un proyector y una pantalla, con el propósito de improvisar salas de cine allí donde nunca las hubo.
Con sus Harley, Norton, Velocette, Royal Enfield, BMW, Gilera, Iso, Puma, NSU, Siambretta, AJS y Douglas –y gracias al apoyo de varias empresas– llegaron a San Antonio de los Cobres, donde, tras hablar con el intendente, organizaron una exposición de motos antiguas (y llenas de tierra, como venían), una charla para comentar el viaje en el polideportivo local, una exhibición de acrobacia y una proyección de cine que convocó doscientas almas.
Tanto entusiasmo los llevó a repetir la experiencia al día siguiente en una escuela primaria, la Domingo Faustino Sarmiento. Allí, después del mate cocido, unos 300 chicos asistieron boquiabiertos a la proyección: ninguno de ellos había ido a un cine en su vida.
Así los fueron recibiendo de pueblo en pueblo: doce motociclistas de corazón abierto que más bien parecían forajidos, vestidos de negro, con incipientes barbas y con tierra de pies a cabeza, que llegaban montados en sus motos de época con remedios y películas.
Claro que durante el día había que avanzar, y el final de cada jornada llegaba con el agotamiento lógico que causa recorrer, en motos que no tienen suspensión trasera, caminos de tierra salpicados de pozos. De todos modos, el esfuerzo era siempre bien recompensado por los paisajes increíbles del norte argentino. Hoy los inquietos motociclistas esperan volver al ruedo. Planean hacer el segundo tramo de esta travesía el mes que viene, y al mismo tiempo organizar el Primer Gran Premio Argentino de Motos Clásicas. La idea es realizar una competencia de regularidad para motocicletas fabricadas antes de 1955, en la zona de Cuyo, por la ruta de los vinos. Y luego, claro, vencer la segunda etapa de la travesía de La Quiaca a Ushuaia a través de la inagotable ruta 40.
Para saber más
www.aca.org.ar/servicios/turismo/autoturismo/acrobat/texto-ruta40.pdf
motosclasicas@fibertel.com.ar
De punta a punta
- La ruta 40 tiene, de La Quiaca a Punta Loyola, exactamente 4667 kilómetros, y es una suerte de columna vertebral que recorre los pueblos y paisajes de la ladera oeste de la cordillera de los Andes. Une 23 parques y monumentos naturales, entre ellos, el Valle de la Luna, Bosques Petrificados y Nahuel Huapi, y en su recorrido bordea 31 lagos.
- Desde Jujuy, la ruta pasa por Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut, para terminar en Santa Cruz. Así como Estados Unidos tiene la mítica ruta 66, hoy la Secretaría de Turismo de la Nación quiere convertirla en un ícono turístico del país, ya que vincula tres grandes regiones: Norte, Cuyo y Patagonia.
- Mitad de tierra y mitad de asfalto, la ruta trepa hasta alturas cercanas a los 5000 metros en Acay, Salta, con lo que representa, para los autos, el camino más alto del mundo. Entre otros deportes aventura, la 40 acerca a lugares aptos para la práctica de rafting, montañismo, trekking y ala delta.
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