Livealoners, o el placer de vivir sola
Lo creíamos un fenómeno con antecedentes en la aparición de la píldora anticonceptiva primero, y con el "empoderamiento" femenino después; pero en rigor el movimiento de las livealoners sentó sus bases muchísimo antes: en todas las épocas hubo miles de solteras viviendo solas y felices, un estatus éste sutilmente distinto a la imagen estigmatizada que heredamos. Ese inmenso colectivo de mujeres nunca tuvo la visibilidad suficiente como para revertir tales etiquetas sociales, no solo porque a nadie le convenia, sino porque la humanidad no asociaba la soledad a la idea de la felicidad, más bien al contrario. Incluso hasta hace muy poco eras una pobre desgraciada si no tenías al menos un date a la semana. A principios del siglo pasado, sin embargo, una joven redactora de la revista Vogue tuvo la audacia de retratar por primera vez a esa creciente población de damas en un librito encantador, reeditado por Lince Ediciones. Nunca más vigente y oportuna su vuelta a las librerías del siglo XXI, ahora que consideramos a la independencia como una condición excluyente de la realización personal.
"El placer de vivir sola", de Marjorie Hillis, apareció los Estados Unidos hacia 1936 y fue un éxito de ventas. En dos días agotó la primera tirada, poniendo en evidencia la enorme cantidad de lectoras identificadas con la situación de la autora, una chica glamorosa (que no se sabía feminista, pero que lo era), dedicada a su profesión y libre de compromisos sentimentales. Devenida en best seller en cuestión de meses, no paró de vender ejemplares, incluso hasta firmó los derechos para una película que nunca se filmó. Está escrito en un lenguaje sencillo, pero fue una suerte de manual de estilo para la mujer soltera de aquellos tiempos; una guía espiritual y práctica dedicada a exaltar los privilegios y bondades del estado civil. Incluso en perspectiva, el discurso sintoniza con el que predican algunas gurús de Instagram, ya que hace foco en el quererse a una misma más que a nadie en el mundo. La autora maneja la ironía fina para referirse a cuestiones privadas como el sexo y la compañía masculina, amén de describir con honestidad el universo emocional de quienes se sacan adelante a sí mismos, cada día: "Cuando vives sola, prácticamente nadie arregla nada por ti. Este asunto de hacerlo todo por ti misma tal vez te parezca deprimente, en especial si tienes una mentalidad anticuada y te consideras todavía perteneciente al sexo débil. Pero en realidad no lo es, puedes tener la vida que quieras. Puedes de hecho consentirte a ti misma desvergonzadamente, una conducta placentera de la que pocas mujeres sacan provecho. Ser austera no tienen sentido cuando no hay nadie más observándote…"
Hace poco, leyendo una noticia acerca de la presentación del ensayo Happy Ever After: Escaping the Myth of the Perfect Life (Feliz para siempre: escapar del mito de la vida perfecta) en el HAY Festival realizado en Londres, su autor - el profesor de ciencias del comportamiento, Paul Dolan- afirmaba que las mujeres que nunca se casaron y que no tienen hijos forman el grupo más feliz y sano de la población, comparado con aquellos que contrajeron matrimonio. No sabemos si el argumento Dolan se funda en alguna estadística de divorcios traumáticos, pues si te sacaste un clavo de encima, obvio, siempre serás más feliz que cuando estabas mal acompañada. Eso convierte al postulado en una verdad a medias. La mayoría de las encuestas aseguran que las parejas bien avenidas mejoran y prolongan la vida de las personas. Ya lo sugería la misma Marjorie Hillis, que de hecho se casó a los 49 años: "Este libro no es un manifiesto a favor de vivir solas. Cinco de cada diez personas que lo hacen no pueden remediarlo y al menos otras tres son irritantemente egoístas. Pero puede ocurrir que, en algún momento de tu vida, quizá entre matrimonios, vuelvas a vivir sola. Quizá lo hagas por elección. Muchas personas lo hacen y más cada año. La mayoría de ellas lo ven como una suerte de fino gesto de modernidad, pero al segundo mes se arrepienten de haberlo hecho. O tal vez tú, aunque quizá no, pertenezcas al gran ejército de corazones solitarios que no tienen quien les ame. Este es un grupo al que nadie con audacia necesita pertenecer por más de unas semanas, pero es donde un numeroso grupo de personas elije asentarse de forma crónica y deprimente. La cuestión es que, tanto para vivir sola como para cualquier otra cosa en la vida, hay una técnica para hacerlo bien. Y lo mejor es que puede ser tan interesante y agradable, e infinitamente más placentero que vivir con demasiadas otras personas, o con el individuo equivocado".
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