Los premios más innobles de la ciencia
Por fin llegó ese momento tan deseado del año, la ocasión en que se reconocen años de esfuerzos, análisis, frustraciones y algún que otro éxito. La época en que se otorgan los premios más importantes a diversas disciplinas científicas. ¿Los premios Nobel? No, de ninguna manera: los premios IgNobel, que celebran investigaciones que primero nos hacen reír y luego pensar; sí, esas noticias que leemos en el diario y que inevitablemente comienzan con "Un grupo de científicos…" y luego narran algo que a primera vista es completamente ridículo y a segunda vista…, también. Pero merecen festejarse, en la mejor ceremonia científica del año, realizada en Harvard, para premiar a (suenen bombos y platillos):
– IgNobel en Educación Médica: por la realización de una autocolonoscopía (¡sí! Un tal Akira Horiuchi lo hizo… en su colon. Para visualizarlo mejor, debe ser en posición sentada).
–IgNobel en Antropología: evidencia de que, en un zoo, los chimpancés imitan a los humanos tanto y tan bien como los humanos imitan a los chimpancés. Un 10% de las acciones de ambas especies son imitaciones de la otra.
–IgNobel en Biología: demostración de que los expertos en vino pueden determinar por olfato la presencia de una única mosca en el vaso de vino (y el paper se llamó "El aroma de una mosca").
–IgNobel en Química: medición del grado con que la saliva humana es un buen agente de limpieza para superficies sucias. Sí, funciona.
–IgNobel en Medicina: método para utilizar montañas rusas para que salgan de una vez los cálculos renales (demostrado en modelos de riñón andando en atracciones de Disney World, mejor en vagones traseros).
–IgNobel en Literatura: demostración de que la mayoría de la gente no lee el maldito manual de instrucciones (ni usa todas las malditas funciones de los aparatos).
–IgNobel en Nutrición: cálculo de que la ingesta calórica de una dieta caníbal es significativamente menor que la de otras dietas carnívoras (cómo habrá sido la parte experimental del estudio…).
–IgNobel de la Paz: medición de la frecuencia, motivación y efectos de gritar e insultar mientras se conduce un automóvil (los investigadores de Valencia determinaron la frecuencia, razones y riesgo de tales insultos).
–IgNobel en Medicina Reproductiva: por utilización de estampillas postales para determinar el funcionamiento correcto del órgano sexual masculino (se trata de un método de hace años en el que se comprueba la ruptura de un anillo de estampillas colocado alrededor del pene por la noche para descartar disfunción eréctil. Ya lo pueden imaginar...).
–IgNobel en Economía: miden la efectividad de muñecos vudú para hacer justicia contra los jefes abusivos. Habrá que probarlo, ya que, según los autores, es muy aliviador.
Y todo en medio de una ceremonia maravillosa (con premios Nobel de verdad, que asisten como invitados ilustres). El tema principal del año fue el corazón, con una ópera alusiva a los corazones rotos, un concierto para zapatos, resúmenes científicos de siete palabras (y muy claros) por reputados expertos, guerras de aviones de papel y otras delicias dignan de un espectáculo de Les Luthiers.
Después vienen los otros, los de verdad, maravillosos pero sin tanta magia. Por ahora, a reír y a hacer ciencia, que se acaba el mundo.
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