Mami albañil: la intimidad de la influencer que hace furor en las redes con sus tips
Bernardita Siutti es la persona detrás de su cuenta de Instagram y entre el caos y las risas formó una comunidad ávida por aprender trabajos de albañilería
Hace casi dos años, en plena pandemia, Bernardita Siutti, conocida como “Mami Albañil”, se mudó a su nueva casa. El proceso, según cuenta, fue un caos total: entre la mudanza, el desorden y las restricciones del momento, la experiencia fue una montaña rusa. Sin embargo, algo bueno salió de ese descontrol: la creación de un personaje que tiene más de 7 años y que, entre risas y desafíos de albañilería casera, ganó aún más popularidad en redes sociales. Pablo, su novio, es el encargado de la decoración, mientras que Berni, como ella misma confiesa, es “más del caos”.
Entre los objetos más queridos de su hogar, uno destaca en particular. Una escultura creada por su madre, una artista que se hace llamar Azul, está “en penitencia” porque no encuentra el lugar adecuado para ella. La pieza es parte de una serie que Azul hizo para cada uno de sus hijos tras hacer un curso de escultura.
El nacimiento de “Mami Albañil”
El concepto de “Mami Albañil” nació como una broma. Bernardita vivía en una casa que apodó “la tapera” por su estado ruinoso. Mientras trabajaba desde casa, aprovechaba para arreglar desperfectos. Sus amigos la comenzaron a cargar, diciéndole que ya parecía una albañil. “Un día les dije en chiste: ‘¡Me voy a armar una cuenta de Instagram y la voy a romper!’, y así empezó todo”. Lo que comenzó como una ocurrencia, rápidamente se transformó en una comunidad en redes, a la que ella describe como “un divague divino”.
Sin embargo, el lado B de ser “Mami Albañil” también tiene sus anécdotas graciosas: Bernardita confiesa que perdió muchas herramientas en la mudanza. “También regalé varias o las dejé en casas de amigos cuando les ayudaba con algún arreglo. ¡Pero eso sí, tengo una hidrolavadora!”, dice entre risas.
Los riesgos del oficio
Uno de los momentos más peligrosos que vivió fue cuando intentó derribar una pared en su antigua casa, la misma donde nació el apodo “Mami Albañil”. Con la idea de crear una galería, pidió consejo a su primo arquitecto, quien le indicó dónde romper. Sin embargo, al hacerlo, escuchó un crujido: el techo comenzó a agrietarse, y todo estuvo a punto de venirse abajo. “Llamé a mi primo llorando, ¡sentía que se me caía la casa!”, recuerda. Desde entonces, cada vez que alguien le pide consejo sobre si es seguro derribar una pared, su respuesta es tajante: “¡Llamá a un arquitecto!”.
Un espacio para conectar
A pesar del caos que suele rodear sus proyectos, Bernardita encuentra su refugio en los fines de semana. “Me relajo escuchando música, tomando un vinito con Pablo, con los chicos, amigos... eso me baja mucho”. Aunque admite que a veces su rol como “Mami Albañil” puede volverse un poco tedioso, una vez que se pone manos a la obra, se transforma. “Cuando estoy con la espátula sacando la humedad o dándole al microcemento, ¡no me hables! Estoy en mi Narnia”, cuenta divertida.
La vida en casa
La vida en la nueva casa de Bernardita y Pablo es una mezcla de madera, plantas y cemento, un hogar que refleja la esencia de “Mami Albañil”. Pablo, fanático de River, se encarga de cambiar el nombre del Wi-Fi constantemente, siempre con alguna referencia al equipo entonces ahora la red se llama “Prato Quintero Piti” y depende del mese se puede llamar “se viene el tercero”, el otro día me explicó por qué era pero no me acuerdo, dice ella y agrega, que ella sugirió que la red se llame “En casa de herrero” con la contraseña “Cuchillo de palo”.
Entre sus objetos personales favoritos, Bernardita destaca los parlantes distribuidos por toda la casa. “Amo poner música a todo volumen los domingos cuando hacemos asado. La música es mi forma de conectar”.
De la casa “tapera” a influencer
Hace 11 años, Bernardita vivía en una casona vieja en San Isidro que constantemente le daba problemas. Alquilar locaciones para cine era una salida económica, pero arreglar los problemas domésticos se volvió una necesidad. “Un día me harté y decidí hacerlo yo misma”, cuenta. La cuenta de Instagram que nació de esa experiencia creció rápidamente, reflejando la autenticidad y el carisma que la caracterizan.
Mami Albañil no solo es una figura que inspira a arreglar las cosas por cuenta propia, sino también un símbolo de cómo enfrentar el caos con humor y creatividad, demostrando que con actitud y un par de herramientas —o incluso sin ellas—, se pueden lograr grandes cosas.
________________________________________________________
Content LAB es la unidad de generación de ideas y contenidos de LA NACION para las marcas con distribución en sus plataformas digitales y redes sociales. Este contenido fue producido para un anunciante y publicado por el Content LAB. La redacción de LA NACION no estuvo involucrada en la generación de este contenido.