Su papel como una bailarina que se enamora de su profesor en Tango, la película de Carlos Saura, le abrió las puertas de Hollywood de par en par. Desde entonces, la argentina Mia Maestro (44) vive en Los Ángeles, adonde se mudó en 1999 para darle un giro internacional a su carrera. Instalada en su casa de Venice Beach, donde está cumpliendo desde hace tres semanas con la cuarentena obligatoria decretada por Gavin Newsom –el gobernador del estado de California–, la actriz accedió a hablar con ¡HOLA! acerca de sus vivencias con la pandemia que puso en jaque al mundo.
"Tenía planeado estar en Buenos Aires para esta época del año, cerca de mis padres. Mi hermana se iba a ir de viaje y siempre tratamos de que alguna de las dos esté cerca de ellos. Por suerte, el gobierno argentino cerró las fronteras de un día para el otro. Más allá de la tristeza que me da no poder estar con ellos, la decisión me dio tranquilidad. Fernández y su equipo están encarando el tema de una manera mucho más seria que el gobierno estadounidense. Trump es un incompetente", sentencia Mia mientras se sirve una taza de té.
La charla telefónica tiene lugar un viernes por la tarde en Los Ángeles y por la noche en Buenos Aires. La actriz, que este año tiene proyectado el estreno de un film de Netflix que protagonizó con el actor italiano Riccardo Scamarcio, acaba de volver a su hogar después de su única salida semanal: repartirles comida a personas mayores o con problemas inmunológicos, como voluntaria.
–Resulta alarmante la cantidad de contagiados y de muertos por el virus Covid-19 en Estados Unidos.
–Estamos en shock, nadie puede creer que el gobierno no se haya preparado para contener la situación. Este virus tocó uno de los puntos más vulnerables de Estados Unidos, que es el sistema de salud. Acá, si no tenés un servicio privado, no podés ir al hospital, ni pedirte una ambulancia. Muchos de los que vuelven del sanatorio, ya recuperados, deben enfrentarse con cuentas altísimas que no saben cómo van a pagar. Es muy triste.
–¿Qué creés que va a pasar con Trump después de la pandemia?
–Si hay algo que puede llegar a tener de positivo el coronavirus es que la sociedad norteamericana no reelija a Trump. Espero que cuando salgamos de esta crisis trabajemos para construir un mundo más equili-brado, con derechos básicos de salud y de alimentación asegurados para todos, y con nuevas prioridades, como la recuperación del planeta, y de sus ecosistemas, y la protección de los ancianos y de los más chicos.
–¿Cómo estás viviendo vos la cuarentena?
–La estoy llevando bastante bien. En este momento, estoy escribiendo un guión, compongo canciones, cocino mucho y disfruto de mis ceremonias de té en casa. La vida del actor es muy fluctuante: trabajás intensamente durante tres meses y después descansás otros dos. Estoy acostumbrada a estar en locación, lejos de mi casa, de mis amigos, de mi familia. A su vez, tengo una práctica de meditación desde hace muchos años. Es una gran herramienta porque me permite observar mis emociones sin reaccionar.
–Estás fluyendo, entonces.
–Sí, pero no deja de ser un momento fuertísimo a nivel energético. Como todos, tengo días buenos y días malos, en los que lo único que querría es estar al lado de mis viejos. Como los padres de muchos de mis amigos, ellos también están en el grupo de mayor riesgo.
–¿Te da temor pensar en que se contagien?
–El miedo siempre está y a ese temor tenés que sumarle el miedo de no saber si voy a poder volar a Argentina si les llega a pasar algo. Estoy en comunicación constante con ellos. Al principio, las conversaciones giraban en torno a los preparativos: con mi hermana estábamos pendientes de que tuvieran todo lo que necesitan para estar aislados durante un tiempo largo. Ahora, seguimos hablando seguido, pero es más para acompañarnos.
–¿Se están portando bien? Hay muchos padres que se rebelan contra la indicación de no salir.
–¡Por suerte se están portando bien! [Se ríe]. Tengo un montón de amigos cuyos padres están viviendo una nueva adolescencia: quieren salir cada dos por tres, van a la ferretería a comprar cualquier cosa.
–¿Qué precauciones tomás para no enfermarte?
–Tomo vitaminas y me alimento muy bien. No le tengo miedo al virus en sí, sino a la posibilidad de contagiar a alguien que no lo pueda resistir. En ese sentido, siento que es clave asumir la responsabilidad de quedarnos en casa. No hay que colapsar los hospitales. En Italia, la humanidad está perdiendo a una generación entera en manos del virus. Son personas con mucha sabiduría, que todavía tienen mucho para enseñarnos.
–Harvey Weinstein, quien hace muy poco fue condenado a 23 años de prisión, también tiene coronavirus.
–Por un lado, me parece un gran ejemplo que alguien que abusó sexual, emocional y psicológicamente de muchas personas haya sido sentenciado a tantos años de prisión. Siento que su condena va a ayudar a frenar instancias de abuso en ámbitos laborales en todo el planeta. Por otro lado, me preocupa que Weinstein tenga coro-navirus porque es muy probable que la gente que está a su alrededor también se haya contagiado. Cuando no estoy filmando, lidero un curso de meditación y de ceremonias de té en prisiones de máxima seguridad y me angustia pensar en lo que puede llegar a pasar si el virus comienza a circular por las cárceles. Como los mayores, los inmunodeprimidos y la gente de bajos recursos, los presos también son una población muy vulnerable.
–¿Qué soñás?
–Me voy a tomar el primer vuelo a Buenos Aires para abrazar a mis viejos. Como sociedad, tenemos que integrar las enseñanzas que nos trae la pandemia. Ojalá que una vez que pase esta crisis no hagamos borrón y cuenta nueva.
Agradecimiento: Carzoglio Buenos Aires