Cuando en septiembre pasado el huracán Florence azotó a Carolina del Norte, en los Estados Unidos, con las aguas de la inundación, Mike Stura no perdió un segundo y saltó a su camión. Condujo desde Nueva Jersey con un objetivo claro y altruista: rescatar animales. Ese fin de semana Stura, fundador de Skylands Santuario de Animales y Rescate, junto a dos amigos, había encontrado a tres cachorros en la zona inundada que necesitaban su ayuda. "Estaban hambrientos, abandonados y temblando y me detuve en la carretera con el camión. Simplemente me detuve, y vinieron directamente a mí", recordó.
Pero los cachorros resultaron no ser su mayor reto. Alguien le había mostrado un video de unas 20 vacas que luchaban por nadar en las crecientes aguas de las inundaciones en una propiedad cercana. "Puse un bote a disposición y una chica local nos mostró dónde ir. Ella no vivía muy lejos, y conocía el área donde estaban las vacas, así que subió al bote conmigo y nos fuimos". Cuando llegaron a la propiedad, algunas vacas habían subido a una zona segura de la casa, que estaba elevada sobre las aguas. Pero una vaca estaba nadando frente al granero inundado y luchaba por mantenerse a flote.
"La perseguimos y le pusimos un cabestro con la idea de mantener su cabeza fuera del agua. Además, la fuimos guiando para que nadara al lado del bote y pudiera seguir el curso hacia un área menos inundada". Pero poner a la vaca a salvo no fue fácil. Stura había estacionado su camión y el remolque a más de 2 kilómetros de distancia, por lo que tuvieron que arrastrarla bastante lejos con su bote. Para complicar las cosas, en un punto, el motor falló.
"La vaca había perdido mucha energía al nadar y una vez que nos acercamos lo suficiente al lugar donde el agua ya no soportaba el peso de su cuerpo, ya no pudo levantarse del suelo. Así que tuvimos que intentar levantarla". Stura, dos amigos y los lugareños trabajaron juntos para sacar a la vaca del agua. "Pusimos correas debajo de ella y algunos cabestros adicionales en su cabeza. Éramos unos ocho, levantándola y tirando de ella y finalmente pudimos meterla en el remolque".
Una vez en el remolque, seco y seguro, la vaca finalmente se derrumbó. Estaba agotada y en shock. "A pesar de que estaba demasiado cansada para levantarse, supe que es luchadora. Ella es un ganado de carne, por lo que probablemente tuvo interacciones muy limitadas con la gente y seguramente no fueron experiencias positivas".
El granjero que era dueño de la propiedad le había dicho a Stura por teléfono que si se las arreglaba para rescatar a las vacas, podría quedarse con ellas, así que Stura llevó a la vaca rescatada a su santuario en Nueva Jersey. "La acaricié en la cabeza y hablé con ella. Puedo suponer que su comportamiento va a comenzar a cambiar un poco, pero diría que seguramente le costará algo de trabajo. Y esa comodidad probablemente no vendrá de mí, vendrá de los otros animales. La harán sentir segura, y eventualmente, creo que la harán saber que puede confiar en los que queremos darle lo mejor".
Stura espera que la vaca, a la que bautizó Red, se vincule con Babe, otra de su especie que fue rescatada del huracán Harvey el año pasado. "Babe es de la misma raza que ella, y ambos vinieron de huracanes. Si se vincularan, creo que sería genial". En el video se puede ver el momento en que baja del remolque para conocer el santuario y ve por primera vez a quienes serán sus compañeros.
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