
Natalia Oreiro: con la fuerza de un huracán
Acaba de filmar Cleopatra, de Eduardo Mignogna, que se estrenará el jueves, donde comparte el protagónico con Norma Aleandro. En esta entrevista recorre su multifacética carrera, habla de su vida de casada y hasta se anima a contar intimidades
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Siempre pensé que las estrellas eran impuntuales y vanidosas. Natalia Oreiro -26 años-, me demostró lo contrario: ni bien llegué a nuestra cita en un bar de Palermo, la vi esperándome en el balcón, saludándome desde allí con una energía desbordante. Sólo con su carisma cualquier persona podría meterse el mundo en el bolsillo; sin embargo, ella se mueve como si no lo supiera, con humildad y frescura infinitas. Un consejo: átese a la silla si no quiere ser arrasado por el huracán Oreiro.
-Tu primer bocadillo en la televisión argentina fue en Alta Comedia. ¿Te acordás cuál era?
-Sí, tenía que decir: Qué lindo espejo. Estuve una semana practicando.
-¿Y cómo era tu vida en ese momento?
-Tenía 15 años y había venido de Uruguay con la idea de trabajar acá. Yo trabajaba desde los 12 en publicidad; entre los 12 y los 15 hice treinta comerciales. Pero la Argentina era para mí la gran oportunidad.
-Tu carrera de extra en las telenovelas argentinas fue corta...
-Sí, primero hice muchos castings, por ejemplo el de Montaña rusa, en el que me rebotaron porque era demasiado alta, según me dijeron. Aunque creo que me dijeron eso para no deprimirme (risas). Al tiempo me volvieron a llamar, pero yo ya estaba trabajando y les dije que de todas maneras yo seguía teniendo la misma altura (risas). Finalmente quedé en Inconquistable corazón, como extra, pero a la mitad de la telenovela me dieron un papel; entonces pude empezar a hablar...
-En ese momento vos estabas sola en Buenos Aires...
-Sí, había dejado a mi familia en Uruguay. Acá vivía con una mujer de 80 años para que me cuidara, porque mis padres no querían que viviera sola. En realidad, yo la cuidaba a ella. Le había alquilado la pieza de servicio y viví ahí hasta que después me fui a vivir con mi novio de ese momento.
-Después fuiste teniendo papeles más importantes...
-De tener un papel cortito en Inconquistable corazón pasé a tener finales de capítulos, cosa que para los actores -yo en ese momento no lo sabía- es algo muy importante. Esto en la novela Dulce Ana. El director me decía: Aprovechá esto que es un final de capítulo... Después lo veía y terminaba con la música de Víctor Heredia sobre mi cara, que era una galleta redonda, enorme; la sigo teniendo, pero era más grande todavía en esa época (risas).
-Con respecto al último disco que grabaste, ¿por qué se llama Turmalina?
-Es el nombre de mi piedra de la suerte. Y me trajo el amor. Ricardo (Mollo, su marido, líder de Divididos) vino un día a mi casa y me trajo de regalo una turmalina. A mí me encantan las piedras, y tomé ese gesto como una señal. Se lo retribuí preparándole una mouse de maracuyá casera, que me sale muy bien; y de hecho, dejó huellas. A los meses empezamos a salir.
-Ustedes son una pareja de músicos. ¿Cantan a dúo en la ducha?
-A veces cantamos a dúo pero jugando, para divertirnos. Generalmente cantamos cumbias; la unión Oreiro-Mollo podría resumirse en un grupo de cumbia. Y te digo que tenemos varios hits (risas). La música es algo muy importante en mi vida.
-La gente que te conoce dice que tenés un oído biónico. ¿Alguna vez escuchaste que alguien estuviese hablando mal de vos a tus espaldas?
-Me pasó una vez que tenía que cantar en Boston. Era una convención de la compañía, y a partir de ese recital se determinaba si yo era una prioridad mundial o no. Yo estaba muy nerviosa, y me había quedado disfónica. En un momento, voy caminando por el pasillo del hotel, paso por el cuarto de la persona de la compañía que había venido conmigo y me doy cuenta de que está hablando por teléfono con el presidente de la compañía en la Argentina, y escucho que le dice: La verdad es que esto es muy importante como para que esta chica se quede disfónica ahora, yo no sé qué va a pasar, y otras cosas de ese estilo. Me quería morir... De todos modos, después canté y salió todo bárbaro.
-Ahora acabás de filmar Cleopatra con Mignogna, junto a Norma Aleandro. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Lo que me pasó con esa película fue mágico. Nunca había tenido la posibilidad de ser dirigida por alguien tan maravilloso como Mignogna, no sólo como director, sino como persona. El libro también es excelente. Mi personaje es una chica muy especial, y además bulímica. Aunque no es lo más importante del personaje, trabajé mucho sobre ese punto, porque quería que fuera lo más real posible. Me entrevisté con muchas chicas bulímicas y cuando pude comprender lo que sentían, pude construir el personaje.
-¿Es cierto que debieron cambiar al perro que era tu mascota en la ficción por unos gansos, porque no había forma de que el perro te hiciera caso?
-¡Pero si ese perro no le daba bolilla a nadie! No sabés todo lo que hice para que el perro me diera bolilla, y nada. Al final lo cambiamos por dos gansos, que sí se llevaban bárbaro conmigo.
Producción: Florence Argüello
Asistente de producción: Rosario Perazzo.
Agradecimientos: Polo Ralph Lauren, Av. Alvear 1780. Malu y Carla Riccardi, Malabia 2212. Pablo Ramírez, Beruti 3731, 1º C.
Para saber más
Cleopatra
- La película de Eduardo Mignogna que se estrena el jueves pone su mirada sobre dos personajes centrales, dos mujeres: Cleo, una maestra jubilada, interpretada por Norma Aleandro, y Sandra, una famosa actriz de telenovelas, que encarna Natalia Oreiro. Esta dos mujeres, hartas de sus rutinas, se lanzan a vivir un fin de semana diferente. No son conscientes de que han dado el primer paso para torcer el rumbo de sus destinos. En el camino se cruzan con un camionero (Leonardo Sbaraglia), que se suma a la aventura. El film tiene un elenco de grandes actores, entre los que se encuentran Héctor Alterio y Alberto de Mendoza.
Multifacética
- Novelas: Inconquistable corazón, Dulce Ana, 90-60-90 Modelos, Ricos y famosos, Muñeca brava.
- Discos: Natalia Oreiro, Tu veneno, Turmalina.
- Películas: Un argentino en Nueva York.






