Nueva copaternidad: el desafío de ser padres sin conocerse
Gabriel Herrera tiene 43 años y un deseo: ser papá. No tiene pareja, pero eso no es un obstáculo: se anotó en una página de copaternidad para conocer a la futura madre de su hijo. Tuvo aproximaciones, encuentros. Con una de ellas se juntó varias veces y hasta se animó a fantasear, de común acuerdo, el nombre de su futuro bebe. Pero en el medio ella sufrió la pérdida de un familiar y ese deseo volvió a postergarse.
"No había una necesidad mía de ser padre. Soy enfermero, siempre hice trabajo comunitario, viajo mucho. Hasta que estando en Mozambique contraje malaria y estuve a punto de morirme. Eso me cambió la perspectiva y me generó la necesidad de ser padre", cuenta Gabriel, que leyó una nota sobre copaternidad –amigos o conocidos que sin ser pareja ni buscar una relación romántica deciden tener y criar un hijo juntos– y pensó que esa podía ser la solución para ese deseo de convertirse en padre. "Sigo con la necesidad. Mi círculo de amigas ya tiene hijos, no hay ninguna que tenga ese deseo. Mi pareja anterior me había dicho que estaba embarazada, pero en realidad no era así, y eso despertó aún más mi deseo. Lo ideal hubiera sido enamorarme pero no se dio. Ante esta imposibilidad, me planteé esta alternativa", cuenta Gabriel, que después de esa experiencia trunca no volvió activamente a la búsqueda, pero sigue expectante a lo que surja.
Las mil maneras de ser padre y madre encontraron una nueva variante en la copaternidad, que pasó de ser un proyecto de amigos que se conocen hace tiempo a uno de dos extraños que se contactan a través de páginas como Coparentalys.com o Co-padres.net para encarar la aventura de tener un hijo.
"La copaternidad entra dentro de las nuevas formas de ser padre o madre sin estar en pareja. Armar una familia entre amigos sin el peso de tener un vínculo romántico, te permite, entre otras cosas, gambetear el peso de la convivencia aunque no los conflictos inherentes a la crianza de ese hijo. Sea cual sea la estructura (se trate de una pareja o de amigos), un hijo llega para recargarla", plantea Sebastián Girona, psicólogo especialista en pareja, columnista radial y autor de los libros Cada cual por su lado y ¡No te aguato más!
Sin embargo, el especialista distingue la copaternidad entre amigos, que surge desde el afecto y la confianza que se tienen, a la que se da entre perfectos desconocidos. "La copaternidad entre extraños como plantean estas páginas es un verdadero salto al vacío –asegura–. Es realmente muy jugado, muy arriesgado. Una cosa es buscar una pareja por Tinder, que si no funciona no lo ves más y listo y otra muy distinta es buscar un padre o madre con quien vas a tener un vínculo de por vida", sostiene.
Entre los cultores de la copaternidad destacan una serie de ventajas respecto del modelo tradicional de familia: en primer lugar, no existe ningún tipo de anonimato de los progenitores ya que los dos padres biológicos se conocen y deciden, juntos,tener ese hijo. Así, el niño conoce su origen y su verdadera identidad. Por otra parte, destacan que no hay limitaciones legales, ya que el enfoque sigue siendo natural, el de dos personas que tienen una hijo juntas. Otro beneficio es que al no haber un vínculo romántico, ese hijo no está contaminado con todas las cosas que rodean una pareja y es casi el fruto de una decisión altruista. Y por último destacan que es un método accesible porque la mayoría recurren a métodos de fertilización naturales o inseminaciones de tipo caseras.
"La búsqueda de un padre o madre para compartir la crianza y los gastos de ese niño o niña sin siquiera exista un afecto encaja dentro de estas nuevas maneras de ser padres y madres. El afecto entre los desconocidos puede ir constituyéndose, y de hecho sería bueno que así pasara. Pero es una construcción muy trabajosa que hay que hacer desde cero, algo que no sucede cuando ya hay una amistad –opina el psiquiatra y psicoanalista Pedro Horvat–. El vínculo está más cerca de lo biológico. No es la suma de dos en el mismo sentido que lo es una pareja. Son acuerdos que surgen más desde lo operativo, que del vínculo que genera ese hijo. Vivimos en la sociedad donde los derechos individuales son prioritarios. ‘Quiero tener un hijo por fuera de una pareja tradicional, con alguien que no conozco y por el que no siento nada’. Ese derecho no se discute. Tampoco se discute el amor y el cuidado a esos hijos. Es posible tener hijos por distintas vías. Pero, ¿es lo mismo? Hay muchísimas formas de paternidad para las que todavía no hay respuestas. Y son tan variadas que parece que con algunas jugamos un poco a la lotería", sostiene el especialista.
Sin embargo, quienes recurren a páginas como Coparentalys. com o Co-padres.net (por nombrar las más populares de habla hispana que tienen miles de usuarios aquí en Argentina) argumentan que no es muy distinto inscribirse y abrir un perfil en alguno de estos sitios Web a tener sexo casual una noche y que la mujer quede embarazada en esa única relación. "Es cierto que hay miles de esos casos pero eso no quiere decir que sea lo ideal –sostiene Girona–. Y una cosa es un hecho fortuito y otra una búsqueda deliberada. En este caso la responsabilidad es mayor", asegura el especialista.
Fortalecerse desde el hijo
Podría decirse que la historia de Benjamín Ronco (abogado, 32 años) y Delfina Herrera Paz (organizadora de eventos, de 26) es uno de los tantos casos de desconocidos que, tras una relación casual, lograron construir un fuerte vínculo como amigos y padres. "Salimos un par de veces, nos dejamos de ver y al mes me llama para darme la noticia del embarazo. Y a partir de ahí nos propusimos empezar a conocernos como personas y padres casi al mismo tiempo. Fue muy de a poco, sin forzar nada. Yo tenía un viaje planeado con amigos y lo hice, pero estuve presente en el embarazo y en el parto. Nunca pensé que iba a ser padre de esta manera, siempre me imaginé con tener muchos hijos de manera tradicional, enamorándome de alguien, formando una pareja. Nada de eso sucedió. Pero estoy feliz que haya sido así, creo que las cosas pasan por algo."
Desde que Antonio (hoy cumple 3 años) nació, él y Delfi, que es la madre, se convirtieron en su prioridad. "Cuando nació nos mudamos a muy pocas cuadras de distancia. Ella tiene su familia lejos y yo estaba ahí para ayudarla. Y a partir del año y medio nos repartimos cincuenta y cincuenta las noches que estamos con él. De todas maneras yo voy todos los días a verlos, hacemos programas, como ir al cine juntos... De vernos a diario fuimos forjando una gran amistad. Igualmente, siempre me sentí libre para conocer otras chicas y ella también aunque por una cuestión de modales nunca entramos en detalles. Cada uno tiene su vida, no hay ningún reproche con el otro. Nos organizamos según los planes que cada uno tenga".
Claro que a las parejas ocasionales les cuesta entender ese nivel de compromiso sin tener sentimientos hacia el otro. "Delfi y Antonio son mi prioridad y eso lo hago saber. Si me necesitan, si él se enfermó y hay que llevarlo al doctor voy corriendo", afirma Benja, que de todas formas no cierra la puerta a formar una pareja con Delfi ni darle un hermanito a Antonio. "Algo de eso hay", dice.
Para ilustrar la vida cotidiana de estas nuevas familias, muchos copadres trazan el paralelismo con el de una pareja separada, que debe repartirse los días de cuidado, las vacaciones y los gastos de sus hijos. Incluso, al no haber vínculo romántico muchos optan por vacacionar juntos, algo casi imposible en una pareja que se disolvió. Sin embargo, Horvat marca una clara diferencia: "No es lo mismo porque ese hijo no es el hijo de un sueño común, sino de dos sueños individuales. Espontáneamente tendemos a unirnos en una pareja. Si yo elijo un amigo o un desconocido para tener un hijo es porque no pude formar una pareja. Hay ahí una imposibilidad. Aunque parezca duro, ese hijo es la unión de dos imposibilidades. Por eso no es lo mismo que ser hijo de los padres separados, donde alguna vez esa mamá y ese papá se eligieron desde el amor de pareja. Los puntos de partida son muy distintos. El mensaje hacia el hijo es diferente".
Lo científico y lo legal
Suele decirse que los especialistas en fertilidad ven las tendencias respecto de las nuevas familias antes que nadie. Lo que trasciende meses después en los medios, ellos ya lo vivieron. Carlos Massolo, asesor legal de Procrearte, confirma que "en la clínica vemos que esto ocurre cada vez con mas frecuencia. Por ejemplo, viene una chica con un amigo que aporta los gametos. Allí el hombre oficia de donante. La novedad es que existan redes donde se contribuya a este tipo de uniones. En todos estos estos casos habrá que acordar de antemano lo que se acuerda en un divorcio. Las partes deberán arreglar legalmente los papeles para que no haya cortocircuitos más adelante", plantea.
En cambio, Stella Lancuba, directora médica del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (Cimer) y titular de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, sostiene: "Todavía no es una tendencia, pero he tenido algunos casos. Uno empezó así y después derivó en una pareja. Se ven casos, pero no es lo más frecuente, es una elección muy puntual de algunos. Es mucho más habitual ver mujeres solas que se inseminan con un donante anónimo", dice Lancuba.
Por su parte, Ignacio de Zúñiga, director médico de Pregna Medicina Reproductiva, asegura que las consultas sobre este tipo de nuevas paternidades y maternidades son cada vez más habituales. "Hoy la gente se anima a encarar distintas formas de ser pares o madres. Vienen muchas mujeres con un amigo que quiere donarle el material genético porque no quieren recurrir a un banco de semen. Pero ahí se entra en un terreno legal delicado, de consentimientos y estudios genéticos... Si viene con un amigo que solo le va a donar pero no quiere ser parte del proyecto de crianza, entonces tiene que seguir el camino del donante anónimo aunque no lo sea. En cambio, si ese amigo va a participar de la crianza y aporta la muestra se pone como pareja sin realmente serlo. Esa persona firma la voluntad procreacional y es el padre de ese bebé. Hay muchos que no saben esto, que dicen ‘yo solo quise ayudar’ y no saben en lo que se están metiendo. Nosotros tratamos de asesorarlos para que no haya inconvenientes a futuro", dice Zuñiga, que tiene una teoría respecto de por qué se elige la copaternidad: "La gente le huye al compromiso afectivo. Hoy se prioriza el proyecto individual. Estos modelos son muy lindos cuando lo charlás entre amigos con una cervecita o una copa de vino en la mano. Pero cuando se baja la idea a la realidad es bastante distinto. Y pueden surgir conflictos".
Producción de Juan Ignacio Ponce