Objetos únicos para lograr interiores soñados

Cuando era chica, mi mamá me decía ‘Silver’ (por el pirata de la novela de Stevenson y por el metal precioso). Siempre tuve un espíritu viajero, algo que es parte del modo de vida australiano, pero, también, algo que me inculcó ella, que era investigadora y coleccionista de textiles. Anduvo por el mundo entero, me abrió los ojos a distintas culturas y a la emoción de descubrirlas", dice Sibella para tratar de explicar su recorrido tan particular.

"Haber estudiado Historia surgió de esa curiosidad –a los 3 años, ya rastrillaba la playa buscando ‘tesoros’– y también la potenció. Crecí con la fantasía de convertirme en una especie de Charles Darwin". Y si, mirándola, uno no piensa precisamente en las barbas del padre de la Teoría de la Evolución, sí da Kathleen Turner en "La joya del Nilo", ¿no les parece?

La curiosidad que tiene es la misma que genera. Sus clientes y, sin exagerar, los fans que la siguen en Twitter e Instagram (@sibellacourt), buscan tanto asociarse a sus incursiones un pueblito rural japonés como estar al tanto de los eventos en su local, The Society Inc., o de su último descubrimiento en Nueva York, donde vivió 15 años ambientando los espacios de titanes como Bergdorf Goodman, creando líneas especiales para Anthropologie o escribiendo otro de sus mapas del tesoro: The stylist guide to NY.

LA NACION

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