
Paula Maffía. "Ser mujer merece una vida de militancia"
Vive un buen momento con su banda Las Taradas y presenta un nuevo disco con su proyecto solista; une talento y provocación
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¿Sos o te hacés? En este caso, la respuesta es fácil. Paula Maffía (32) es y se hace. Hace cinco años, y casi como una broma entre amigas, surgió la idea de formar una banda. Y lo que comenzó como un juego tuvo su show a fines de 2014 en el ND Ateneo. Maffía es música, cantante y una de las fundadoras de Las Taradas, una orquesta de señoritas que rememora canciones de las décadas del 40 y 50; un grupo conformado por siete mujeres que debutó sin mayores pretensiones y que -sin llegar a la popularidad- hoy está en boca de todos. El viernes próximo, a la medianoche, Las Taradas & Onda Vaga se subirán al escenario de Groove, en Palermo, y allí volverán a interpretar el cancionero que las llevó al éxito: desde el bolero, el swing y el cha cha cha, pasando por las canzonetas napolitanas, la cumbia colombiana y las rancheras mexicanas. Talentosas y desenfadadas, ellas se apropian del humor presente en la música de aquellos años para armar un repertorio contemporáneo y femenino.
-No son masivas, pero cada vez más gente habla de ustedes. ¿Por qué?
-Pasaron varias cosas. Desde mi experiencia como autora creo que cuando uno trata de ofrecer al público un repertorio muy personal, si bien puede ser genuino hay poca gente que se engancha. Creo que con Las Taradas el abanico es más grande, le podemos entrar a la gente a través del swing, del bolero, o porque somos mujeres, porque estamos fuertes o porque tenemos una propuesta divertida y para bailar. En el fondo los dejamos pensando... No son tan taradas, che. ¿Vamos a verlas? (se ríe). Además, hay algo muy atractivo donde ninguna se juega la vida con esto. No es que haya menos corazón, pero es una experiencia más lúdica.
-¿Tenés algún otro proyecto paralelo donde haya más corazón en juego?
-Sí, como no pude contener mi capacidad de componer armé una nueva formación, concursamos medio en broma para grabar un demo y nos seleccionaron. Ahora vamos a grabar un disco en Estudio Urbano, Ojos que ladran, corazón que no muerde. Lo presentamos en septiembre en Caras y Caretas. Cuatro músicas y yo.
-¿Ya tiene nombre la banda?
-Sí, Paula Maffía Orgía.
-Provocador, otra vez.
-En un principio éramos tres y pensé en Paula Maffía Trío, pero después se sumaron dos músicas más. Orgía implica más de tres, y además rima bien con Maffía. Con lo de los nombres no hay intención de provocar, no es adrede. La idea era quitarle solemnidad al proyecto solista y siempre me gustaron los nombres simpáticos. Pero lo que realmente caracteriza a este nuevo proyecto son las temáticas de las letras. Con La cosa mostra [su último trabajo como solista] yo tenía que ser el objeto de experiencia de cada una de las canciones. Tenía que ser carne y hueso de todo lo que escribía, y en algún momento me di cuenta de que no me iba a alcanzar la vida. Entonces empecé a utilizar el método antropológico de la observación participante; ahora escribo sobre lo que veo, lo que puedo interpretar.
-Aunque no desde las letras de las canciones, con Las Taradas hay un compromiso social ante ciertos temas, como la diversidad y la violencia de género, el aborto. ¿Es una bandera que las identifica?
-No tenemos una banda que gira en torno de una consigna, una bandera. No somos una banda ni de protesta ni de enunciado, pero sí respaldamos todos esos temas. Creo que la sola experiencia de ser mujer merece una vida de militancia. Salir a la calle es una experiencia no natural para la mujer. Todos los días, en un abrir y cerrar de ojos, muere una mujer por violencia de género, por abortos ilegales. Y no puedo dejar de pensar que tengo que hacer algo para evitarlo, o al menos para hacer una diferencia. Con Paula Maffía Orgía naturalizo mi vínculo con las mujeres. No hago propaganda ni apología del lesbianismo, no me interesa. No quiero tener que dar explicaciones, lo que hago es hablar naturalmente desde mi experiencia.
-¿Tuviste que dar explicaciones por ese tipo de cuestiones?
-Tuve que defenderme cuerpo a cuerpo en una ocasión por tomarle la mano a una chica en una estación de tren, en Villa Adelina. Salir corriendo y pedir ayuda. Y no fue la única vez que me pasó algo así.
-¿Te gustaría tener hijos, formar una familia?
-Requiero tener hijos. Me dan muchas ganas de ser madre. Tuve una relación de mucho amor que me ayudó a entender la idea de un vástago, es decir, cuando sentís que el amor rebalsa y necesitás un cuerpo más para contenerlo. Si bien he salido con varones, los vínculos más largos e importantes fueron con mujeres, y creo que si no hubieran sido mujeres ya tendría un bebe. La genética no nos facilita eso todavía. Pero ya sea como un plan de pareja o como madre soltera es un deseo que está muy presente.
-¿Apelarías a un donante de semen o a un amigo tuyo para quedar embarazada?
-A un gran amigo, definitivamente. Sin anonimato ni dinero de por medio.
-¿Hay, además de la música, alguna otra vocación que haya quedado en el camino?
-La antropología. De hecho, creo que todo me interesa en la vida desde un lugar antropológico. No llegué a recibirme porque cuando estaba en la Facultad me di cuenta de que estaba siendo una estudiante mediocre y una música part time. Y no quería ninguna de esas dos alternativas. Pero en algún momento voy a volver a Puan.
-Elegiste la música. ¿Qué te pasa cuando estás arriba de un escenario?
-Lo siento como una libertad, un permiso. Cuando subo al escenario vehiculizo una energía que me supera. No me reconozco, como si fuera otra la que sube, toca y canta. Empecé a los 16 años tocando rock en una banda que se llamaba Acéfala. Pasaron más de quince y nunca perdí el entusiasmo.
-Las Taradas vino a darle revancha a las mujeres que en los 40 o 50 no tenían lugar. ¿Hoy lo tienen?
-No soy pesimista. Pero falta mucho todavía. Hay grandes autoras satelitando alrededor de figuras masculinas. Siempre tuvo que haber un astro para que alrededor giren sus lunas. Charly y sus musas; Fito y sus musas; Spinetta y sus musas. Con respecto a Las Taradas suelen preguntarme: ¿Por qué una banda sólo de mujeres? No me niego a responder, pero imagino que el día que dejen de asombrarse, algo habrá cambiado.
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