
¿Qué modelo de familia muestra la tv?
Ricos malos, pobres buenos, travestis que suman rating, chicos huérfanos, niñeras, padres que no se comunican con sus hijos. Con estos estereotipos, los programas de mayor éxito de la pantalla chica acercan al televidente a un modelo familiar que dista mucho del tradicional. ¿Reflejo de la realidad o mero espectáculo? Opinan los expertos
1 minuto de lectura'

Entró en el bazar televisivo con la discreción de una hormiga. Ajeno a toda excentricidad, el ciclo se llamó Los Roldán: el título parecía antes una declaración de apego al modelo tradicional de las familias televisadas –estilo Los Campanelli– que una proclama levantisca. El esquema era clásico: los Roldán son de clase media baja, trabajadores y muy honestos. Por un golpe del azar, saltan de La Paternal a Barrio Parque, donde se enfrentan con los Uriarte, una caricatura de los ricachones tilingos. En la línea de Gasoleros o El sodero de mi vida, el ciclo de Ideas del Sur no parecía tener más pretensión que la de ser una comedia costumbrista bien actuada. Pero un detalle sobresalía en la planicie argumental: Laisa (Florencia de la V) es travesti y está integrada al núcleo familiar. Con esos ingredientes como materia prima, la tira se convirtió en el programa de mayor rating de la TV argentina, la historia se exportó a otros países, y provocó la polémica. ¿Se parecen los Roldán a la familia argentina media? ¿Cómo se explica que el personaje del travesti haya despertado un interés tal que obligó a otras tiras familiares a jugar con la ambigüedad sexual de los personajes? ¿Refleja la ficción un cambio en la estructura familiar contemporánea? Entre tantas intrigas, asoma una certeza: la comedia que había pisado la pantalla con pies de plomo se comportó como elefante en un bazar: puso la tele patas para arriba y encendió un debate extratelevisivo.
Psicoanalista formado junto a Oscar Massota, escritor, director de la Fundación Descartes, Germán García plantea: “Es un formato tradicional con contenidos diferentes –dice respecto de Los Roldán–. Tradicional, porque plantea un conflicto de relaciones de clases. Y es un planteo nostálgico: alude a una época de la Argentina en la que podían existir los nuevos ricos. Hoy lo que hay son nuevos pobres. En ese sentido, el programa es un sueño: el nuevo rico que no conoce los códigos de la clase en la que ha ingresado. El ciclo trata de mostrar que no existe una organización familiar cerrada, como hace dos décadas. Pero, además, introduce «alegóricamente» la tolerancia a las sexualidades minoritarias a través del personaje del travesti. Y cuando digo «alegóricamente» pienso en el publicista que sugirió que Nixon apareciera en cada spot con un negro, pero con uno solo, porque un negro es un símbolo y dos negros, un problema. Laisa se comporta como una mujer más de la familia, y en ese sentido es aceptada. Pero si de pronto llevara un muchachito a la cama en la casa familiar, todo sería diferente. Lo que hace el programa es reafirmar lo tradicional”.
Cuando se le pregunta cómo se explica entonces que un ciclo que no saca los pies del plato alcance niveles astronómicos de rating, García es contundente: “Tiene un atractivo semejante al del cine retro: es el sueño de volver el tiempo atrás. Es como negar que la ciudad se ha vuelto inquietante para todos. Hoy ya nadie tiene un uso del barrio como el que muestra la tira. Los Roldán aparenta estar hablando de cosas modernas cuando, en verdad, habla de la nostalgia por una vida de barrio en la que las personas podían sentirse integradas y protegidas”.
Cruce de miradas
Alimentada por la respuesta del público, el personaje de Laisa creció vertiginosamente. “Convengamos que en alguna medida ello se explica por el innegable encanto de Florencia de la V”, señala el filósofo Santiago Kovadloff, pero aclara que “hay razones más complejas para querer verla durante más tiempo en la pantalla”. Ensayista galardonado en 1992 con el Primer Premio Nacional de Literatura, desmenuza esos motivos: “Florencia de la V sabe hacerse ver, cosa que, en su caso, significa hacerse ver como travesti –razona–. No se trata lisa y llanamente de una mujer, sino de alguien que logra imponerse como tal aun sin serlo en sentido estricto. Lo que el travesti desea es ser visto en su condición de ese ser sin serlo; aspira a que se lo reconozca como esa otra que él sabe que no termina de ser. Esa ambigüedad es su verdadera identidad. Vean ustedes, dice el travesti, cómo yo no siendo puedo sin embargo imponerme a ustedes como quien quiero ser, y ello sin que desaparezca o se desvanezca la certeza de que no soy lo que quiero, ni en la conciencia de ustedes ni en el argumento de la obra televisiva. El poder del travesti consiste en parecer sin ser. Su facultad consiste en lograr imponerse como mujer sin que se deje de saber que no lo es”.
El guión de Los secretos de papá –tira de Pol-ka con que Canal 13 salió a competir con Los Roldán– pergeña una serie de equívocos para que el personaje central, Jilguero (Dady Brieva), tenga que simular de a ratos una homosexualidad que le es ajena. Con una idea parecida coqueteó al principio el personaje de Fabián Gianola en Panadería Los Felipe, por Telefé. ¿Simple moda televisiva o el reflejo de una sociedad que se encamina hacia la ambigüedad sexual?
“Hace dos años, en la TV se empezó a hablar de un destape gay –responde García–. El hecho de convertirlo en tema es la prueba de no haberlo asimilado. Si la sexualidad de minorías estuviera tan aceptada como pretende la TV, dejaría de ser tan llamativa: un travesti o un gay pasarían a formar parte del paisaje. Por el contrario, en cierto Û sentido, ahora el gay está cumpliendo con el papel del bufón en la cultura de masas.”
Titular de filosofía en la UBA, discípulo de Michel Foucault y Louis Althusser, entre otros grandes pensadores, Tomás Abraham es lapidario con Los Roldán: “Es una bofetada al alma”, dispara. Pero su estupor va más lejos: “Me asombra que el 80 o el 90 por ciento de las conversaciones de los argentinos pasen por lo que han visto en la televisión –señala–. Por mí, que Los Roldán muestren lo que quieran, pero el problema aparece cuando al hecho de que allí haya un travesti se lo interpreta como la imagen de un cambio de conducta real. La familia sigue siendo lo que tradicionalmente ha sido. Y la gran mayoría de la gente sigue siendo heterosexual. ¿Acaso alguien contrataría a un travesti como mucama o como niñera? ¿Algún banco tomaría de cajero a un travesti? Lo que muestra la tele no son más que operativos de distracción; apenas algo de circo y, encima, los números de ese circo son muy malos”.
A Laisa la condición de travesti le resulta llevadera. “La ficción concreta el sueño anhelado del travesti, que es ser reconocido como ser de derecho –analiza Kovadloff–. Pero la realidad familiar de los travestis suele ser durísima, dramática, y muchas veces trágica. Se sienten condenados, repudiados y a veces brutalmente marginados.”
García comparte la opinión: “Si uno se fija en lo que piensa la gente respecto de la llamada zona roja de la ciudad, no parece que la sociedad funcione con la lógica que plantea la TV. No creo que hoy un hijo travesti sea un motivo de felicidad para los padres, más allá de que al final acepten el hecho consumado"”.
Pero, ¿cómo se entiende entonces que millones de familias se encandilen con Laisa cada noche? “El espectador que se deleita con el travesti quiere ver ávidamente sin ser visto –responde Kovadloff–. El suyo es el goce del voyeurismo. Encuentra para ello en la pantalla el anonimato imprescindible para desplegar la sensualidad de su mirada ante aquello que lo angustia, porque es algo que repudia y busca a la vez. A diferencia de la familia de ficción, la familia televidente incorpora al travesti como objeto de observación, pero de ningún modo como miembro de ella misma. La pantalla que aproxima es también el muro que separa, y asegura la ausencia de riesgo en el acercamiento. Opera como preservativo: sin impedir el contacto, lo mediatiza. El travestismo quiere ser espectáculo ante todo, y es en ese sentido que se le da la bienvenida al hogar de la familia televidente.”
¿Y si la TV del vale todo estuviera funcionando como reaseguro de la familia tradicional? Tal vez se trate de una paradoja que amerita la discusión.
Para saber más
www.television.com.ar
“La niñera”
Rating: 26,6
- Estreno: lunes 19 de enero de 2004, por Telefé
- Fin primera temporada: 21 de septiembre de 2004.
- Con: Florencia Peña, Boy Olmi, Roberto Carnaghi, Mirtha Busnelli y Carola Reyna.
La versión local de The Nanny, la sitcom (comedia de situación) emitida por Sony y creada en 1992, culminó su primera temporada con un excelente respaldo de público, que encontró en Florencia Peña una niñera bien nuestra.
“Desde su inicio marcamos claramente las diferencias entre Flor Finkel (Peña) y La niñera que interpretó Fran Drescher –comenta Axel Kuschevatzky, coguionista junto a Diego Alarcón–. Obviamente seguimos ciertas líneas, porque la esencia del ciclo norteamericano debía mantenerse.”
Ambientada en la Argentina, la acción de La niñera se desarrolla en una casona ubicada en Barrio Parque (a dos casas de la de Susana Giménez) y tiene como eje a una familia con problemas de comunicación. Tras la muerte de su mujer, Juan Iraola (Boy Olmi) no ha sabido cómo relacionarse con sus tres hijos. “Pero todo cambia cuando de Lanús llega Flor, una chica decolores brillantes capaz de transformarlo todo.”
Para saber más:
www.telefe.com.ar
“Los secretos de papá”
Rating: 17,4
Estreno: 9 de agosto 2004.
Emisión: lunes a viernes, a las 21, por Canal 13.
Con: Dady Brieva y Romina Gaetani
Planteada como una comedia familiar de enredos, Pol-ka salió a competir (tras la mala suerte de Los pensionados) con Los secretos de papá, con la intención de hacer tambalear los picos de rating de Los Roldán. La idea original, de Adrián Suar, tiene como protagonista a Dady Brieva, en la piel de Rubén Jilguero, un actor desocupado que se hizo pasar por gay para realizar una cámara oculta a una fábrica de pastas que, supuestamente, discriminaba a los homosexuales. Con el correr de los capítulos la confusión tiende a ser mayor gracias a la aparición de Eugenia (Gaetani), la nuera del dueño de la fábrica familiar, de quien se enamora perdidamente, y Camila (Luisana Lopilato), una chica de 16 años que resulta ser su hija. Ellas pondrán en juego a los dos Jilguero, el confidente gay detrás del hombre y el novel padre.
Para saber más:
www.pol-ka.com.ar
“Floricienta”
Rating: 23,4
Estreno: 15 de marzo de 2004
Emisión: lunes a viernes, a las 18, por Canal 13.
Con: Florencia Bertotti, Juan Gil Navarro, Benjamín Rojas y Zulma Faiad
La creación de Cris Morena encontró en Florencia Bertotti a la Cenicienta del nuevo milenio: una huérfana divertida, tierna, rebelde, desvergonzada y aspirante a cantante, cualidades que siempre la ayudaron en su lucha por sobrevivir. Con ese mismo espíritu llegó a la mansión de los Fritzenwalden, una adinerada familia alemana de seis hermanos huérfanos, para transformarse en una niñera atípica y enamorarse perdidamente del mayor de los hermanos (Navarro), su príncipe azul.
Presentada como un cuento de hadas moderno que por momentos da coletazos hacia el culebrón, Floricienta se convirtió en el programa de la tarde, un fenómeno que no distingue edades y que ya tiene asegurada su segunda temporada. “Nunca lo planteamos como un ciclo para chicos –aclara Gabriela Fiore, guionista de la tira junto a Solange Keoleyan–. Se trata de una comedia muy blanca, esto no quiere decir boba, donde se ofrece una cantidad de personajes con los que la familia se identifica rápidamente.”
Todos los personajes fueron muy estudiados y tienen características fáciles de reconocer. “Es una mezcla entre La Cenicienta y La novicia rebelde –explica Keoleyan–. Aquí los malos son muy malos, pero nunca nadie sale herido porque, al final, el bien siempre triunfa.”
Convencidas de que los lazos familiares siempre generan cierta identificación, las autoras comprobaron la reacción de su público en vivo y en directo cuando Floricienta se presentó, con un rotundo éxito, en el teatro. “Para disfrutarlo, sólo hay que estar dispuesto a sumergirse en un mundo de fantasía”, devela el secreto del éxito.
Para saber más:
www.floricienta.com.ar
“Los de la esquina”
Rating: 2,3
Estreno: 30 de mayo de 2004, Canal 7
Emisión: retoma en noviembre.
Con: Rodolfo Ranni, Georgina Barbarossa y Diego Korol.
Reflejar los estereotipos del barrio a través de los conflictos de una familia tipo (de puertas abiertas) es uno de los objetivos de Los de la esquina, el programa que Canal 7 volverá a poner al aire a comienzos de noviembre. Luego de varios conflictos entre actores y autores, que marcaron el retiro del libretista Oscar Tabernise y el adiós a Mosquito Sancineto (que recreaba a un sobrino travesti), la telecomedia costumbrista, cargada de gags, retomó su rutina. La acción se desarrolla en una casa chorizo en la que se desatan diversas situaciones entre el padre testarudo, protagonizado por Rodolfo Ranni; la madre sobreprotectora (Georgina Barbarossa) y el hijo irresponsable (Diego Korol). Al clan familiero se suman los siempre inoportunos Emilio Disi, Víctor Laplace, Marita Ballesteros y Guido Gorgatti.
Para saber más:
www.canal7argentina.com.ar
“Panadería Los Felipe”
Rating: 16
Estreno: 4 de julio de 2004
Emisión: domingos, a las 13.30, por Telefé.
Con: Fabián Gianola, Hugo Arana, Ana M. Picchio y Anita Martínez.
Con la intención de ofrecer una nueva propuesta de familia dominical, el productor Enrique Estevanez ideó Panadería Los Felipe. Fiel al formato de clásicos como Los Campanelli, se presentó esta comedia costumbrista, que sufrió varias modificaciones desde su inicio, como el cambio de guionistas. A cargo, hoy, de la pluma de Marcela Citterio, la acción cobró más conflictos, y los Miñon (una dinastía de panaderos) comenzaron a delinearse un poco más. “Las familias de hoy viven sumergidas en un caos permanente, y por lo general son disfuncionales: están los hijos de uno, los del otro, los ex, y los Miñon no podían ser la excepción.”
La panadería es el escenario para que padre, madre, hijos, abuela, hijastra, novios, pasteleros y clientes se encuentren, se enamoren y se diviertan, a partir de los enfrentamientos entre Pepe (Arana) y su hijo Felipe (Gianola), un chanta de buen corazón al que le delega la responsabilidad del local. “Los argentinos somos familieros, y no por nada los programas más recordados de la televisión tenían como base una familia que con los años fue adaptándose a los cambios.”
Para saber más:
www.telefe.com.ar
“Los Roldán”
Rating: 32
Estreno: 2 de febrero de 2004
Emisión: lunes a viernes, a las 21, por Telefé.
Con: Miguel Angel Rodríguez, Gabriel Goity, Claribel Medina y Florencia de la V
Con la premisa de llevar adelante una tira que tuviera como eje a un tipo al que le cambia la suerte de un día para el otro, los autores Mario Schajris y Adriana Lorenzón delinearon el universo de Los Roldán.
Narrado desde el grotesco y con personajes cuyos estereotipos son llevados hacia el extremo, la tira intenta reflejar lo que se vive en el país. “La clase media prácticamente desapareció, y hoy la sociedad está dividida en dos grandes polos, la de bajos y la de altísimos recursos”, explica Schajris. Con este concepto nacen las dos familias que componen la tira: los Roldán, los pobres que de un día para otro son millonarios, y los Uriarte, de una posición alta ya instalada. Pero los Roldán y los Uriarte tienen un as bajo la manga, y es Laisa (Florencia de la V), la travesti hermana de Tito ( Rodríguez), que enloquece al personaje de Gabriel Goity, un tipo casado, padre y conservador que vive junto a esta extraña mujer un amor platónico que se convirtió en sinónimo de rating. “Todo lo contamos desde un humor muy cuidado –asegura Lorenzón–; de hecho, Laisa y Uriarte no se han tocado ni besado; es una historia blanca.”
Como padre de familia y médico pediatra, Schajris es partidario de hablar acerca de todo: “Somos demasiado prejuiciosos a la hora de encarar ciertos temas –opina–. A mí me costó más explicarles a mis hijas la homosexualidad que la condición de travesti. De Florencia hablamos una vez y no volvieron a hacer preguntas”.
Para saber más:
www.ideasdel sur.com.ar
Familias clásicas
La familia Falcón (1962). “Juntitos… juntitos, juntitos; un padre con su esposa, cuatro hijos y hasta un tío solterón”, cantaban Los Cinco Latinos en la cortina del ciclo que Canal 13 estrenó el 5 de febrero de 1962, como una estrategia de marketing para el lanzamiento de los modelos de taxis Ford Falcon. Pedro Quartucci (padre), Elina Colomer (madre), Silvia Merlino y Emilio Comte (los hijos) encabezaban el elenco de esta tradicional familia que hoy puede verse por el canal Volver.
La nena (1965). Inspirada en la comedia norteamericana La pequeña Margarita, el ciclo protagonizado por Osvaldo Miranda (el papá), Marilina Ross (la nena) y Joe Rígoli (el tío sustituto), se convirtió en uno de los éxitos de 1965. La frase que Miranda pronunciaba religiosamente en cada programa –“así no hay corazón que aguante… Es la nena; qué querés que haga”– se instaló en todos los hogares.
Los Campanelli (1970). La creación de Héctor “Toto” Maselli impactó en la TV con esta familia que almorzaba en vivo, los domingos al mediodía, por Canal 13. Adolfo Linvel y Menchu Quesada encabezaban el elenco del ciclo que se instaló como un referente obligado y que llegó al cine con dos películas. “No hay nada más lindo que la familia unida”, decía la cortina, y marcaba el espíritu del programa.
Los Benvenutto (1991). El creador de Los Campanelli presentó en 1991, por Telefé, una versión remozada de aquel clásico de la tevé. Nuevamente la familia comparte en vivo su almuerzo, discute las noticias del día y presenta los tradicionales enredos, con el lema “Lo primero es la familia”. El envío se mantuvo en el aire durante cuatro años. Con Guillermo Francella y Catalina Speroni.
¡Grande Pa! (1991). La historia del viudo Arturo Arauz (Arturo Puig) a cargo de sus “chancles” Jose (Nancy Anka), Angie (Julieta Fazzari) y Flo (Gabriela Allegre) es, aún hoy, uno de los mayores sucesos que ha dado la televisión local (llegó a los 50 puntos de rating). El programa ofrecía una realidad idealizada, con la ayuda de una mucama (María Leal) que suplía a la madre ausente y el divertido Teo (Alberto Fernández de Rosa), un amigo de la casa.
De carne somos (1988). Guillermo Francella se calzó el delantal de carnicero para transformarse en el rey de las comedias familiares. En la piel del típico chanta entrador y mamero, Francella ofreció una caricatura del macho argentino que cuidaba de sus hermanas (Alejandra Darín, Lorena Paola y Adriana Salgueiro), perfil que luego explotó en otros ciclos. Su expresión “¡Mamita!” pasó a la historia.
Los Simpson (1989). Inmediatamente después de su estreno en EE.UU., la serie animada de Matt Groening se instaló en el mundo como el irónico modelo de la familia moderna. En la Argentina, desde su llegada en 1991, ganó una legión de fanáticos que lo siguen tanto por aire (Telefé) como por cable (Fox). Bart, Homero, Maggie, Lisa y Marge componen una de las familias más exitosas de la televisión de todos los tiempos.
Son de diez (1992). “¡Qué bolonqui!” La expresión en la voz del abuelo (Javier Portales) se transformó rápidamente en la insignia del programa que Canal 13 puso en el aire en 1992. El envío presentaba una familia tipo, con Claudio García Satur y Silvia Montanari a la cabeza. Las historias entremezclaban el humor light con el drama social. Florencia Peña se convirtió en la estrella del ciclo.
Gasoleros (1998). El 5 de enero de 1998, Canal 13 emitió el primer capítulo de la tira costumbrista que cambió la forma de narrar en la TV local y que inmortalizó a Mercedes Morán y a Juan Leyrado en los papeles de Roxy y Panigassi. La historia de estos dos antihéroes (él viudo, a cargo de un taller mecánico; ella tachera, casada y con un hijo del primer matrimonio), se convirtió en un modelo para seguir.
Son amores (2002). El exitoso ciclo, que se mantuvo en el aire durante dos temporadas, contaba la historia de Roberto Sánchez (Miguel Angel Rodríguez), un árbitro de fútbol cuya solitaria vida cambió para siempre con la llegada de sus tres sobrinos Pablo (Nicolás Cabré), Martín (Mariano Martínez) y Valeria (Florencia Bertotti). El ciclo consolidó al cuarteto protagónico.
Referentes
Por Jorge Eduardo Abadi
La familia es un vehículo de expresión privilegiada para escenificar las costumbres y los cambios que acontecen en determinado contexto psicosocial. Y la TV, una estructura particularmente sensible para detectarlos. Allí observamos la desestructuración del modelo tradicional: padre, madre, hijos con funciones claras y previsibles. Algunos casilleros del tablero quedan vacíos y otros, ocupados por nuevas figuras. El grupo se expande sumando parientes cuyas singularidades no impiden su integración en el conjunto. Integración que significa aceptar las diferencias. Ayer, un tío solterón le confería originalidad a los Falcón; hoy, en Los Roldán, la tía travesti, que antes hubiera simbolizado lo prohibido, es tratada simpáticamente. El cuestionamiento de los valores tradicionales ubica la tolerancia donde gobernaba la condena y los lazos afectivos, donde primaban los sanguíneos. El padre no es el referente identificatorio infalible. Aparece contradictorio, a veces ridiculizado. Los límites que instala son difusos, y el amor persiste aunque su lugar prescinda de la admiración. El diálogo intergeneracional circula por caminos paralelos. El encuentro es ocasional. Son alentadores los enfoques menos rígidos y excluyentes. Queda pendiente un espíritu creador más exigente, que apueste a una búsqueda más profunda y atractiva.
Médico psiquiatra, psicoanalista y escritor
Un sólo modelo
Por el Padre Guillermo Marcó
Creo que la gente distingue lo que ve en la televisión de lo que desea para su propia vida. No creo que lo que los espectadores ven en la pantalla –por ejemplo, un travesti– sea algo que quieran llevar a su familia. Prefiero pensar que la adhesión a estos programas tiene que ver con el entretenimiento o con cierta simpatía por determinado actor. La Iglesia ha advertido sobre la crisis que atraviesa la familia. El modelo es uno solo: una institución establecida por Dios, que supone la unión de una mujer y un varón como comunidad de amor, y la extensión de ese amor en la generación de los hijos. Lamentablemente, hay situaciones en la vida que hacen que esto no se cumpla. Pero, de todos modos, este modelo es el ideal de toda persona que aspira a que el amor no sea algo pasajero. ¿Quién no soñaría con amar a alguien para siempre y llegar a ver los hijos de sus hijos? Hace unos días hablaba con el doctor Labaké, un destacado educador, que me decía lo siguiente: en el medievo, la sociedad era teocéntrica: se regía por una ley que venía de Dios. Después se volvió antropocéntrica: el hombre fue el centro, y surgió el derecho positivo. Ahora se ha vuelto consumocéntrica: rige el consumo, y lo único que se valora es el goce individual. La cuestión es que todo ideal cuesta. Y la familia es un ideal. Por eso, cuando dos chicos deciden casarse hoy, están yendo en contra de un discurso social que no favorece la idea de comunidad.
Director de prensa del Arzobispado de Buenos Aires
Proteger
Por el Dr. Pedro Simoncini
Pienso que se busca formular estereotipos diferentes de los de la familia tradicional con el fin de crear modelos que generen discusión e interés en la audiencia televisiva. Eso sería lícito en la medida en que no se incluyesen elementos que afectaran a los menores y a los adolescentes.
En ciertos casos, se producen confusiones dramáticas. Por ejemplo, cuando se presentan personas del sexo masculino haciendo personajes del sexo femenino. El problema se ve agravado por los programas periodísticos que discuten abiertamente sobre temas o patologías sexuales. A los adultos esto no nos afecta. Pero es fundamental proteger a la niñez. La televisión tendría que actuar como un ordenador de los conceptos que los chicos van adquiriendo paulatinamente.
Presidente de la Asociación Civil Contenidos, Medios y Sociedad
1- 2
Perdió al amor de su vida y encontró fuerza en el deseo que compartían: “Lo soñamos juntos pero me tocó a mí llevarlo adelante”
3Acudió a un alerta por una perra consumida por la sarna pero unos ojos oscuros que imploraban ayuda cambiaron sus planes: “No lo pude dejar”
4Fue una de las artistas más queridas y 25 años después revelaron sus últimas palabras antes de su trágico final



