Carlos Alonso realizó muchos retratos de Spilimbergo (uno de sus maestros preferidos, junto con Santiago Gómez Cornet). El que se reproduce en estas páginas fue donado por la familia de Sam Mallha al Museo Nacional de Bellas Artes. Es una obra de gran dimensión que puede catalogarse como collage. Esta palabra identifica aquellos trabajos en los que, a la técnica usada (óleo, lápiz, acrílico), se les adiciona un elemento extraño a la pintura. En este caso se trata de una tela que sirve de fondo.
La figura de Spilimbergo parece flotar en un inmenso vacío y transmite una profunda sensación de soledad. La mirada perdida, las manos vendadas para evitar los problemas que le causaban los óleos, las piernas colgando en el vacío y la falta de perspectiva con que aparece dibujado el banco, dan a la obra un sentido de irrealidad.
Parecería que el autor tuvo la intención de que el espectador termine en su imaginación el cuadro, que le agregue el diálogo o el pensamiento que Spilimbergo intentaría transmitir. E, incluso, que complete aquellas partes que parecen insinuadas.
También podemos detenernos a observar el equilibrio que el autor buscó, no sólo en las formas, sino también en el color. Para eso, contrarrestó el rojo herrumbre de la tela con el siena del banco, en equilibrio con el fondo del mismo color donde se destaca el trazo lineal de la figura.
Hombre de profundo respeto por los grandes maestros, los evocó en magníficas telas. Así lo hizo en la exposición realizada en 1991 en el Museo Nacional de Bellas Artes, con el título El pintor caminante, en homenaje a Vincent van Gogh.
El autor es coleccionista. Presidente del Consejo Consultivo de la Fundación Arte BA.
Coordinación: Alicia de Arteaga - aarteaga@lanacion.com.ar
Datos útiles
Año: ca. 1963
Técnica: acrílico y tela sobre tela
Medidas: 200 cm x 200 cm
Dónde encontrarlo: Museo Nacional de Bellas Artes, Avda. del Libertador 1473
Carlos Alonso:
(Mendoza, 1929) realizó su formación académica en su ciudad natal. En 1950 estudió con Lino Enea Spilimbergo. En los años 60 desarrolló un lenguaje propio, en el que incorporó la pintura neofigurativa, elementos del pop y recursos abstractos.
