Silicon Valley reinventa los cementerios
SANTA CRUZ, California.– Hasta ahora, Silicon Valley no había pensado en la muerte. ¿Cómo culpar al foco tecnológico? La industria de servicios funerarios está muy regulada y signada por consideraciones de salud y religiosas. Las tumbas no parecen ser un blanco obvio para la innovación. Sin embargo, en un bosque al sur de Silicon Valley, la empresa emergente Better Place Forests quiere crear un mejor cementerio.
"Los cementerios son muy costosos y terribles, y básicamente sabía que algo tenía que ser mejor", dijo Sandy Gibson, director ejecutivo de Better Place. "Buscamos rediseñar la experiencia del fin de la vida".
Su empresa ha estado comprando bosques y solicitando permisos para que el terreno nunca pueda ser usado para desarrollos, y luego le vende a la gente el derecho a que sus restos incinerados sean mezclados con fertilizantes y usados como alimento para un árbol específico.
El equipo de Better Place acaba de inaugurar un bosque en Point Arena, California; ya puso a la venta los árboles en una segunda ubicación, en Santa Cruz, y está desarrollando cuatro sitios más en Estados Unidos. Ya hay algunos restos en la tierra y Gibson dijo que han vendido miles de árboles para los muertos del futuro.
Hasta ahora la empresa ha recaudado 12 millones de dólares en financiamiento de capital emprendedor. Aunque hablar de cadáveres y personas muertas es algo común en sus oficinas, las instalaciones lucen como las de cualquier empresa emergente de San Francisco, con 45 personas moviéndose de un lado para otro.
Gibson dijo que a la mayoría de los clientes, especialmente quienes están en el área de la Bahía de San Francisco, les gusta la idea de ser parte de una empresa emergente hasta en otra vida, aunque las empresas emergentes no necesariamente duran tantos años. Better Place calificó a las primeras personas que compraron árboles como socios fundadores. "Serán parte del bosque, pero también parte de crear el bosque", dijo Gibson. "A la gente le encanta eso".
La propuesta de Better Place es que el entierro en un árbol es bueno para el medio ambiente, la ubicación es más bella que un cementerio y, también, es más barata. Aunque quienes monitorean la industria de servicios funerarios son más escépticos acerca de cuánto podrá innovar Better Place en ese negocio.
John O’Conner, encargado de Menlo Park Funerals, dijo que más del 90 por ciento de sus clientes prefieren ser incinerados pero que "la mayoría de ellos esparcen las cenizas por su cuenta".
Algo más que una lápida
Reclamar un árbol para siempre cuesta entre 3000 dólares (para quienes quieran ser mezclados con la tierra cerca de un árbol pequeño o joven) y más de 30.000 dólares (para quienes quieren vivir por siempre dentro de una confiable y duradera secuoya). También hay una opción con menor precio, 970 dólares, para ser parte de la tierra de un árbol comunitario dirigido a quienes no les importe pasar la eternidad con desconocidos (la cremación no está incluida).
Cerca del árbol en cuestión se instalará una pequeña placa que será la lápida. Cuando llegan las cenizas de una persona, el equipo de Better Place hace una trinchera en la base del árbol. Cerca, en una gran mesa, mezclan los restos incinerados con tierra y agua; a veces usan otros elementos para compensar las propiedades muy alcalinas y ricas en sodio de la ceniza de huesos. Es importante que la tierra se mantenga húmeda; las bacterias ayudan en la descomposición de los restos para el fertilizante.
Como el bosque no es formalmente un cementerio, las reglas para estar ahí son menos estrictas. Por ejemplo: se permite que las personas permanezcan en su árbol en compañía de sus mascotas que ya sean ceniza. "Las mascotas son superimportantes –dijo Gibson–. Es un lugar donde todos en tu familia pueden tener esparcimiento. Este es tu árbol".
Es un asunto poco tecnológico: mezclar cenizas con tierra y ponerles una placa. Pero sí tiene un elemento tecnológico al estilo Silicon Valley: por una cuota adicional los clientes pueden hacer videos de memorias digitales. Al caminar por el bosque los visitantes podrán escanear una placa para ver un retrato digital de doce minutos de la persona fallecida ahí, mientras habla de su vida. Se prevé que algunos clientes permitan que cualquiera que camine por el bosque pueda ver sus videos y otros podrán optar por que solo los familiares puedan revisar esas grabaciones. Será una decisión sobre la privacidad post mortem tomada en vida. ß