Su primer Día del Padre: cómo lo viven cuatro papás primerizos
Tras toda una vida de celebrar a los suyos con dibujos, cartitas, desayunos y regalos, estos 4 papás primerizos van a celebrar su primer Día del Padre en el rol del homenajeado. ¿Cómo lo viven, y qué significa para ellos? Te contamos.
Un antes y un después
Jorge, de 36 años, es el flamante papá de Emma, de 8 meses. Su primer Día del Padre lo va a agarrar en medio de sus primeras vacaciones de a tres, en Santiago de Chile. ¿Su sueño? Pasarlo comiendo un rico asado con su mujer y su hija, y estar juntos todo el día.
Para él, esta fecha podrá ser comercial, pero también es especial. "Siempre la viví como un día para disfrutar a mi viejo. Está bueno valorarlo a él y lo que me enseña cada día. Y que me empiece a pasar a mí, poder seguir sus pasos y transmitir lo que él me transmitió, es emocionante. Ahora arranca esta nueva etapa", cuenta.
"En estos 8 meses que ya tiene Emma, puedo decir que la vida es otra. Ser papá te cambia. Es tener a alguien que está al lado tuyo y que es tu mejor versión, y que al llegar a tu casa te espera con una sonrisa enorme. Te despierta a los manotazos y estás feliz".
Su momento preferido con su bebita: cuando salen a pasear los dos solos. "Antes sentía que iba donde se me daba la gana, y ahora soy responsable de ella. Tengo que pensar en sus horarios y en lo que ella necesita". Y eso le encanta.
Un Mundial compartido
Nacho tiene 37 años, y Teo, su bebé, 7 meses.
¿Cómo sueña pasar su primer Día del Padre este domingo? "Desayunando con Teo, viendo cosas del Mundial. Almorzaría afuera unas ricas pastas. Y me gustaría ir a la plaza, llevarlo a las hamaquitas que le hacen reír".
Para él, el hecho de que esta fecha esté teñida de fútbol, la vuelve más especial. "Está buenísimo porque es una mezcla de vivir el primer Mundial como papá, y el primer Mundial de Teo. Antes yo veía los partidos solo o con amigos, sin que nadie me distrajera, y ahora sé que voy a estar pendiente de si le toca comer, dormirlo, si se divierte… Y es lindo compartirlo".
Para Nacho, hubo dos momentos especiales que lo hicieron sentir más "papá" que nunca. "Ir caminando por la calle con mi hijo dormido, volviendo a casa de noche: yo pensaba que eso era ser papá, y soñaba con eso. Cuando me pasó, un día que lo saqué dormido del auto y lo traje en brazos a casa, me acordé", dijo.
Y el segundo "fue a los pocos minutos que nació, cuando se lo llevaron a bañar y a ver que estuviera todo bien y yo fui con él. Estaba llorando y dejó de llorar cuando yo le hablé. Le dije: "Ya está, Teo, ya naciste. Ya estás acá", e instantáneamente paró, abrió un ojito y me miró a los ojos. La neonatóloga dijo: "Miren, reconoció al papá".
En cuanto a los regalos del Día del Padre, piensa que no son importantes. Solo quiere pasarlo en familia. "Te sentís diferente. El sentido de la responsabilidad, estar pendiente, extrañar a alguien tremendamente, estar orgulloso y mostrarle a todo el mundo fotos en el celular, es muy lindo", confiesa.
"Tener ganas de estar"
Javier, de 36 años, es el papá de Joaquín, de 6 meses. Y está feliz de celebrar su primer Día del Padre.
"Todo cambia muy rápido. Los días para un bebé son como semanas y meses para nosotros. Todos los días son una aventura: hace una gracia nueva, va ampliando su repertorio de sílabas, sonidos, ruiditos. Ahora canta solito, y hace notas agudas y graves", nos dice.
Todavía no sabe cómo va a pasar el domingo, pero espera que sea en familia, con su novia y su bebé. Para él, lo ideal sería levantarse, quedarse jugando con Joaquín en la cama, salir a almorzar, a pasear y hacer algún plan divertido para todos. "Es como cualquier otro día, pero voy a recibir algún regalito", cuenta.
Desde que nació Joaquín, su mundo dio un giro. "Me cambió la vida y el día a día. Aprendo a vivir con alguien más. Antes éramos dos, ahora somos tres. Convivo con alguien nuevo que voy conociendo y él me va conociendo. Es lindo tener a alguien que dependa de mí, y tener ganas de estar, que sea tan chiquito, y que vaya a crecer. Joaquín duerme sonriendo".
Los pies en la tierra
Guido tiene 36 años, y es papá de Ariel, de 7 meses.
Para él, el Día del Padre es una fecha "marketinera", pero está buenísima igual. "Es un reconocimiento para el papá, un buen día familiar. Es un día en el que te hacen sentir especial, por el cuidado y amor que le das a tu hijo todos los días", dice.
Guido intenta tomarse su rol de padre muy en serio. "Ahora, siento que tengo que tener los pies más en la tierra y ser más consciente de las decisiones que tomo. Cuando sos papá, cada cosa que hacés, cada paso que das, tiene repercusiones en una personita que durante años va a depender de vos, y lo que hagas lo va a afectar".
Según recuerda, el último Día del Padre, su mujer estaba embarazada de pocos meses, y apenas se le notaba la panza. Y él no se daba tanta cuenta de lo que estaba pasando, del bebé que estaba creciendo y de cómo iba a cambiar su vida para bien. Pero un amigo le mandó un video sobre las cosas que hacen los papás: que estando dormidos también los cuidan, que bailan, que juegan, que los salvan a sus hijos de situaciones… "Ahí caí: iba a ser papá, y me emocioné pensando que el próximo año festejaría ese día con Ari. Y ya llegó".
¿Qué espera para este domingo? Nada de regalos, solo un rico desayuno en la cama. "Es lo típico que te imaginás cuando pensás en el Día del Padre, y me gustaría mucho. Ver a mi bebé sonreír, comer algo rico, pasar tiempo en familia y ver fútbol. Nada mejor".