Dónde queda
Sobre un lateral de la General Paz para el lado de capital y detrás del barrio Saavedra. Lo rodean las calles Crisólogo Larralde, Aizpurúa y, debido a que es un triángulo, la avenida General Paz.
Por qué lo elegimos
El Parque General Paz funciona como un fuelle que alivia el encuentro entre la trama urbana y la autopista. Permite una transición gradual de la ciudad al muro de los autos de la General Paz. Con una laguna, un puente, una isla, árboles centenarios, un museo para recorrer y espacios para actividades deportivas, además de las postas de los gimnasios colocadas por el Gobierno de la Ciudad, el parque pareciera una miniatura semejante a los Bosques de Palermo, pero menos célebre y no tan visitado.
El dato
Después de años de abandono, en 2016 se realizó la puesta en valor del parque. “Incorporamos un área deportiva que no existía, mejoramos los caminos, consolidamos veredas y eliminamos senderos obsoletos para ampliar la superficie absorbente de la zona. El proyecto implicó la recuperación del patio de juegos, la incorporación de mobiliario y la construcción de veredas perimetrales”, cuentan Rodrigo Ruiz Medina y Clara Miguens, quienes estuvieron a cargo del trabajo.
1-El mobiliario. Para tomar mate a la tardecita bajo la sombra de los árboles centenarios del parque, el espejo de agua cuenta con tres muelles de madera desde donde se puede observar a los patos cuando nadan y, quizás, a alguna tortuga. Toda la fauna acuática se refugia en la isla que se armó de forma natural sobre la laguna. Las 10 reposeras, también de madera, diseñadas para echarse una siesta, están distribuidas a lo largo y a lo ancho de lo que fue el parque de la casa de Luis María Saavedra –sobrino de Cornelio–, que en su momento de esplendor –a fines de 1800– llegaba hasta los márgenes del Río de la Plata.
2-El molino. En realidad, es un tanque de agua que perteneció a la chacra del sobrino del presidente de la Primera Junta y que fue declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. No está en funcionamiento, pero sí fue puesto en valor para mantenerlo tal como desean los vecinos del barrio que conforman una activa asociación.
3-Los deportes. El parque se encuentra dividido por un camino que funciona como eje central, que también fue recuperado en 2016. Rodeado por dos filas de plátanos centenarios, el sendero de pavimento se reemplazó por uno de pequeñas baldosas de color terracota intertrabadas y drenables, con la premisa de disminuir las zonas inundables. Bajo la protección de los árboles, el camino se convierte en un túnel de viento donde la temperatura baja unos grados respecto de la general. De un lado, se encuentra el espejo de agua, el patio de juegos, el Museo Saavedra y el molino. Hacia el otro lado, se dispuso de un sector deportivo que incluye una canchita de fútbol con sus arcos y otra de básquet con su aro catártico, para no pensar. Unos metros más adelante, en dirección a la General Paz, se encuentra la calesita más antigua del país, inaugurada a principios de la década del 40.
4-El puente. La antigua construcción de cemento atraviesa el espejo de agua para terminar de completar un paisaje idílico. Las ondulaciones del parque, las frondosas tipas con sus ramas expandidas en un cielo verde junto con las palmeras son la barrera perfecta entre el bullicio de la General Paz y la ciudad. El sonido que predomina en el parque es verdaderamente el del canto de los pájaros.
5-La Vegetación. Como si fuera una burbuja de oxígeno, el parque permite observar los autos de la avenida en una profundidad de campo compuesta por picos de agua sobre el espejo, árboles y veredas perimetrales. De la paz natural al ruido urbano sin escalas. La puesta en valor del parque incluyó la incorporación de vegetación y un sistema de riego.
6-El museo. Un paseo por el parque puede incluir un recorrido por el Museo Saavedra y por su interesante biblioteca, que cuenta con alrededor de 8.000 libros especializados en la historia de nuestro país. La casa principal está inspirada en la arquitectura italiana de fines de 1800. En el parque había cocheras, galpones para la cría de toros y caballos, corrales para ovejas, cabras y cedros, además de un palomar y un tambo.
Elegido por: Rodrigo Ruiz Medina y Clara Miguens
Juntos conforman el estudio RM2 especializado en planificación urbana y diseño del espacio público. Rodrigo Ruiz Medina es arquitecto y Clara Miguens es licenciada en Planificación y Diseño del Paisaje. Se desempeñan como consultores y asesores en proyectos de espacio público de distintas escalas y temáticas. Sus trabajos en el sector privado van desde viviendas unifamiliares hasta desarrollos de proyectos urbanos a escala barrial. Participan de concursos nacionales e internacionales, y han obtenido premios en varias oportunidades.
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