El glitter como insignia de las millennials
En los pómulos, los párpados, los hombros, en las manos, en el pelo. Encandila. Es principalmente glitter verde furioso; pero también puede ser celeste o violeta. Significa militancia por la legalización del aborto en la Argentina, se lee como símbolo provida, es el color que no es celeste ni rosa y representa la defensa del feminismo. El glitter, ese pigmento refractario que genera un efecto tridimensional, se convirtió en un maquillaje insignia de las chicas de la nueva generación, especialmente a la hora de manifestar sus ideales. Es una tendencia que surge de la moda y es apropiada por una generación para expresar determinada identidad.
La maquilladora Jazmín Calcarami observa que "el uso del glitter se venía viendo mucho en moda y en las redes sociales, especialmente a partir de la técnica del "strobing" -marcar la luz en el rostro, con brillos en polvo o productos cremoso brillantes-. Lo que se vio en las últimas manifestaciones pone la tendencia directamente en la calle". Su colega Luchi Numer coincide y señala que el uso de este recurso "es un gran throw back, forma parte del revival de la estética de los años 90. Hoy está presente en vasos, en la ropa y, sobre todo, en el make up".
El maquillaje con glitter es un fenómeno que puede mirarse desde la tendencia, pero también es una elección que asume otras connotaciones. "Es como la cresta punk, que surgió como una estética y fue cobrando un sentido de pertenencia, de identidad", dice Luchi Numer, y agrega: "es un brillo que simboliza la alegría, es algo muy visible, que estalla. Me parece una expresión muy linda".
La make up artist Vero Mendoza interpreta: "Cuando las chicas se pintan con glitter para ir una marcha están diciendo algo fuerte. Porque usan un producto arriesgado. Hay un prejuicio que se está rompiendo con el uso del glitter. Es no tener vergüenza a la exuberancia, es aplicarlo en todo el cuerpo y llamar la atención, es hacerlo evidente. Esto habla de mujeres seguras de sí mismas y con una autoestima alta".
Hasta hace no tanto tiempo, hacer un maquillaje con glitter era solo un metiér de unos pocos. Los profesionales eran los únicos que sabían maniobrar estos polvos muy volátiles, tan difíciles de mantener en un espacio delineado. Hoy, está repleto de tutoriales que enseñan a maquillar con glitter. "Lo de usar una cinta adhesiva para extraer el excedente y emprolijar era casi un artificio de expertos, un truco que solo conocíamos los que sabíamos –explica Mendoza–, ya a esta altura son técnicas que están al alcance de todas".
Pero esta democratización del uso masivo de un producto tan específico, no reduce su complejidad ni le resta sentido a la elección. "Maquillarte con glitter es ponerte algo en la piel que impregna mucho y que cuesta sacar. Es como un tatuaje, lo retirás pero queda. Y cuando lograste demaquillarte, te queda y queda: un poco en el pelo, o lo que cayó en la ropa. Deja un rastro porque es algo que una vez que te ponés te queda muy marcado".
La generación glitter es la que hoy brilla y exacerba su belleza con un sentido.