Acto K: culto al personalismo para celebrar el fracaso
“La lista de invitados la hago yo”; dijo la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner mientras en su entorno diseñan y piensan en cómo hacer para nutrir la convocatoria del acto de este 25 de mayo, para conmemorar los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner, donde la jefa será la única oradora. En el Instituto Patria convocan a todas las estructuras partidarias, gremios organizaciones sociales, fundaciones, organismos de DDHH, es hora de hacer valer la inversión que hacen en ellos con dinero público. Utilizar los recursos del estado para sostener la estructura política está en el ADN del peronismo y el kirchnerismo no fue la excepción, todo lo contrario, lo hizo sin pudor, nunca hubo épica en La Cámpora, los grandes movimientos políticos juveniles que se forjaron en el mundo lo hicieron de abajo hacia arriba y no tutelados y regulados por el empleo público y la dádiva estatal.
“Hay que usar la lapicera”, le dijo Cristina alguna vez en público al presidente que ella eligió, pero al que durante toda la gestión le recordó que su lapicera era la que tenía el trazo más visible. Con esa pluma gruesa anotó a cada uno de los 300 nombres que integran la lista exclusiva de invitados al acto de hoy. La novedad no es quienes figuran, sino aquellos que no están. Obviamente, encabeza la lista de ilustres ausencias el mismo presidente Alberto Fernández. Ya pocos recuerdan que la última vez que habló Cristina en la Plaza de Mayo lo hizo junto a Alberto el día donde juntos asumieron la conducción del país, aunque pocas veces hayan demostrado tal unión. Desde que se conocieron los resultados de las PASO 2021 comenzó un derrumbe político del Frente de Todos, al que Cristina no quiso ponerle el cuerpo, pero del que sí supo tomar distancia, con grave irresponsabilidad institucional, pero con viveza política, para que ese derrumbe cayera solo sobre las espaldas de Alberto. Ella no salió ilesa, pero al menos logró que nadie en el peronismo se anime a desafiarla.
Algo le duele al Presidente y es esa diferencia que tiene a favor de Mauricio Macri. Al menos, el expresidente en 2019 pudo presentarse a su reelección como candidato de unidad y cosechar un digno 42% de los votos. Alberto y Cristina tuvieron que dar un paso al costado y comenzar a barajar candidatos que hasta hace meses ni siquiera eran tenidos en cuenta. Esa es una realidad que expone a ambas gestiones, Macri también pagó errores, perdió la elección, pero contuvo un núcleo fuerte de su electorado. Cristina intentará lo mismo, haciendo base en la provincia de Buenos Aires. Ya habrá tiempo para seguir buscando excusas para justificar la pésima administración y lo que vendrá seguramente será un hilo de historia contrafáctica: “Si Cristina se presentaba ganaba”, de eso hablarán a fin de año. Todo incomprobable.
En el medio de la convocatoria comenzaron los cruces internos, Juan Grabois acusó a Sergio Massa de extorsionar al país con una candidatura, Hugo Yasky cree que las PASO no ayudarían al “clima social” negándole esa chance a Daniel Scioli o a Agustín Rossi, que necesitan de ese instrumento democrático interno. El Jefe de Gabinete quiere ser candidato y anuncia que “Si fuese presidente, el primer día repongo la ley de medios”. Creerá seguramente que esa es una de las prioridades de una sociedad que vive con una inflación de más del 120% anual y con la inseguridad creciendo todos los días.
Y hablando de prioridades, el juez Ramos Padilla tiene una para el actual presidente: “Alberto mañana sería un gran día histórico para la Patria y para vos, si con grandeza y coraje, evocando a Perón que lo hizo con Balbín, anuncias el indulto para CFK y Milagro”, publicó ayer en su cuenta de Twitter. No fue muy atinado el comentario del magistrado. Alberto habló hace poco de “descuidos éticos graves” en el vínculo entre la exmandataria y empresarios de obra pública como Lázaro Báez. Esos “descuidos” significaron que Cristina sea condenada por fraude a la administración pública, es decir, para la justicia Cristina cometió un hecho de corrupción, ya no es aquel escenario donde se hablaba de sospechas y denuncias, la justicia actuó, juzgó y condenó, por eso no cayeron bien las palabras del Presidente, que además recordó, por si Ramos Padilla no se enteró, que “Perón hubo uno solo”.
En ese clima de hostilidad interna, donde cada cual atiende su juego, con agravios y descalificaciones, ninguneos políticos, propuestas de gobierno que están a miles de años luz de lo que espera la sociedad de un gobierno, el kirchnerismo se preparó para celebrar este 25 de mayo y recordar los 20 años de la asunción de Néstor. Lo harán con un país al borde de la hiperinflación, con una sociedad que vive con miedo por la inseguridad, con ciudades sitiadas por el narcotráfico, con el colapso que vive la educación pública, con las graves fallas que tienen el sistema de salud, tanto el público como el privado, con la pobreza aumentando día a día. Que presenta más de la mitad de los chicos pobres y donde hay ciudades que alcanzan el 60% y con un nivel de indigencia altísimo que llega en algunos conglomerados a superar el 15%.
La mayoría de los que participen del acto que no pertenezcan al selecto grupo de los 300 invitados Vip volverán a sus hogares, a vivir en ese país que no deja de castigarlos. Además, el acto no está pensado para ellos porque tiene otra intención, ratificar el liderazgo de Cristina, que no será candidata, pero sí la “dueña” del espacio. Con eso alcanza, porque es tanta la distancia entre Cristina y el pueblo al que dice defender como la que existe entre sus dos jubilaciones millonarias y los casi 4 millones de jubilados que cobran haberes por debajo de la línea de la pobreza.
En este contexto, el movimiento político que gobernó 192 de los últimos 240 meses, hoy celebrará la entronización de su fracaso.