Ahogados en vodka
MOSCU (The New York Times)
En los primeros veinte días de junio, ochenta y nueve personas se ahogaron en los ríos y embalses moscovitas. En un fin de semana largo, la policía rescató por lo menos trece cuerpos por día, o sea, el promedio diario nacional de muertes por este tipo de accidente en todos los Estados Unidos. No es un problema exclusivo de Moscú. El índice de mortalidad anual en toda Rusia casi quintuplica el norteamericano. La mayoría de los rusos ya sabían lo que las autopsias de esos moscovitas ahogados indicaron: el 94 por ciento estaba oficialmente ebrio en el momento de morir.
El alcohol ejerce un dominio letal sobre Rusia. El índice de lesiones fatales, incluidos los casos de homicidio y suicidio, es más o menos el doble del norteamericano. Entre las formas de muerte que suelen relacionarse con el alcohol, notamos las siguientes proporciones aproximadas: accidentes automovilísticos, una vez y media más que en los Estados Unidos; suicidios, tres veces más; intoxicación, cinco veces más. También se advierte una mayor frecuencia de asesinatos y caídas fatales.
Hasta las mujeres rusas duplican el índice de casos de asfixia por inmersión de las norteamericanas, si bien el tributo más pesado recae, de lejos, en los varones. A juzgar por algunos estudios, en Rusia el varón bebe ocho veces más alcohol que la mujer y sus índices de mortalidad por accidentes y lesiones sobrepasan con creces los femeninos.
El alcoholismo ha sido un serio problema desde la época de los zares. Por grave que sea la situación actual, hace apenas un lustro era mucho peor. Entre 1990 y 1994, cuando Rusia atravesaba la etapa más dolorosa del cambio socioeconómico, hubo una escalada de la mortalidad en casi todas las categorías. Muchos de esos aumentos, aunque no todos, pueden atribuirse a las tensiones crecientes impuestas por entonces a la inmensa mayoría de la población y a la derogación del monopolio estatal sobre la venta de alcoholes. "Fue la rapidez de la reforma, la rotación de la fuerza laboral, la magnitud del cambio", afirma el matemático Vladimir Shkolnikov, miembro de la Academia Rusa de Ciencias y, quizás, el máximo experto en mortalidad del país.
Indices de longevidad
Durante gran parte de esta década, en los Estados Unidos se han registrado unos 5000 casos anuales de asfixia por inmersión, sobre un total de 265 millones de habitantes, en números redondos. El accidente típico ocurre en una piscina y muchas de las víctimas son niños no vigilados.
Rusia tiene una población mucho menor (147 millones), pero en 1998 se ahogaron unas 25.000 personas. Esta cifra se explica, en gran parte, porque los rusos acostumbran bañarse en lagos y embalses donde no hay guardavidas y, a veces, está prohibido nadar. Las muertes de niños son muy frecuentes, por cierto, pero el principal candidato a morir ahogado es el varón de quince a sesenta y cinco años. El alto índice masculino de muertes por lesiones es una de las razones principales de la gran diferencia de longevidad en favor de la mujer (doce años largos); de hecho, es la mayor en el mundo desarrollado.
Los investigadores recuerdan lo sucedido a fines de los años 80, cuando Gorbachov intentó frenar la decadencia de su país atacando enérgicamente el consumo de vodka; para ello, restringió su venta y multiplicó los programas de tratamiento del alcoholismo. En los dos años de campaña, las muertes por lesiones e intoxicación disminuyeron a punto tal que la expectativa de vida del varón se alargó doce meses, y la de la mujer, seis. Cuando Gorbachov abandonó su campaña, en 1987, las muertes por lesiones repuntaron prontamente. En 1992, ya habían reducido en más de dos años la expectativa media de vida del varón.