No hay edad para aprender
MADRID.- La habilidad de adaptarnos al cambio sigue siendo una de las destrezas más útiles para enfrentar los desafíos del siglo XXI. La adaptabilidad requiere la combinación de habilidades cognitivas y de destrezas sociales, como la curiosidad y la creatividad. La naturaleza cambiante del mundo del trabajo está aumentando la demanda por el desarrollo de nuevas habilidades más complejas e integrales. En Bolivia, por ejemplo, el porcentaje de trabajadores en puestos altamente calificados se incrementó casi un 10% en los últimos 14 años. Estas tendencias obligan a que cada vez más adultos permanezcan en un ciclo de aprendizaje continuo si quieren mantenerse y avanzar en el mercado laboral.
Según hallazgos recientes, los cerebros adultos aprenden diferente, siendo más difícil la incorporación de nuevos conocimientos. Además, el estrés y las presiones de la vida cotidiana comprometen una buena porción de la capacidad mental. La existencia de un capital humano pujante en América Latina coloca a la región frente a una oportunidad clave para sumarse con éxito al futuro del trabajo. ¿Qué se necesita para que este capital humano pueda seguir desarrollándose sin importar la edad? Por un lado, contenidos. Los programas educativos para adultos pueden presentar distintos objetivos. En general, se pueden reunir en tres grupos: los que apuntan a promover la alfabetización, los que desarrollan habilidades para el desarrollo profesional y los que auspician el emprendedurismo. Se requiere mucho tiempo para que la mayoría de estos programas alcancen resultados positivos y sean sostenibles en el futuro.
Para América Latina, promover la alfabetización sigue siendo un desafío importante. Según datos del Banco Mundial, un 44% de los trabajadores latinoamericanos no cuentan con las competencias esperadas de lectoescritura, fundamentales para el nuevo mundo del trabajo. El informe sobre el desarrollo mundial 2019 del Banco Mundial plantea que todos los programas educativos para adultos deben desarrollar una correcta combinación entre habilidades generales y técnicas, adaptándose a las demandas del mercado laboral, y el desarrollo de capacidades socioconductuales como el trabajo en equipo, la resiliencia, el autoconocimiento y la negociación.
En un mundo interdependiente y complejo, la única forma de asegurar el éxito es a través de la capacidad de pensar soluciones globales y reconocer interconexiones. La educación continua de los adultos busca incentivar el interés de las personas por el estudio como una actividad enriquecedora y placentera que permite mejorar la calidad de vida, promover la cultura, estimular las capacidades propias y generar mejores oportunidades. Para lograr estos objetivos, los programas educativos para adultos deben ser flexibles como para adaptarse a su público y atender los limitantes de la vida adulta, respetando sus horarios y ritmos de aprendizaje.
El otorgamiento de acreditaciones parciales puede ser una buena herramienta para fomentar la participación y el aprendizaje de los contenidos formales. Estas iniciativas son mucho más exitosas cuando están unidas a programas formales de empleos, a través de pasantías o formación profesional que vinculen el aprendizaje con la experiencia cotidiana y motiven a los estudiantes.
El derecho a la educación casi siempre está asociado con los niños. Pero toda persona tiene derecho a la educación, sin importar su edad. El acceso de las personas adultas a servicios educativos de alta calidad juega un rol decisivo a la hora de desarrollar mejores habilidades y competencias que promuevan su progreso personal y laboral, lo que permitirá una mejora de la competitividad económica de América Latina y el Caribe. También la tecnología es una aliada importante para fortalecer el acceso a una educación de calidad, especialmente para aquellos grupos que se encuentran en puntos remotos o en situaciones de vulnerabilidad.
Contenidos bien articulados, metodologías flexibles y abundantes puntos de acceso a la educación pueden tener un fuerte impacto económico para la región. Datos del Banco Mundial destacan que el 35% de las compañías de América Latina sostienen que el principal impedimento para su expansión es la falta de una fuerza laboral capacitada. El desarrollo de nuevas habilidades para un mundo cambiante requiere un aprendizaje permanente que solo puede darse si se garantiza el aprendizaje de todos, sin importar la edad.
Productor digital del Banco Mundial
Leandro Hernández