Coronavirus. 3 Ideas prácticas para manejar la ansiedad
1. La negación
Muchas personas, frente a la pandemia, expresan: "A mí no me va a pasar nada". Y construyen de ese modo un "mecanismo defensivo" ante al miedo y la angustia. Al tratarse de un enemigo invisible, que no se ve con ojos físicos, es más fácil construir dicho mecanismo. Por otro lado, el hecho de no poseer un registro previo de una situación similar contribuye aun más a construir la negación.
2. El efecto manada
Hay personas que observan a los demás e imitan la conducta de ellos. Esto se conoce como efecto manada: "Hago lo que todos hacen; si todos lo hacen, entonces está bien". Este pensamiento produce un contagio de tipo afectivo y, como consecuencia, se pierde la racionalidad y se actúa fotocopiando la conducta ajena. Pero esta "falsa" tranquilidad es un escondite para huir del temor. La negación es un mecanismo que no nos permite construir inteligentemente un plan para enfrentar el peligro que estamos viviendo.
3. El triage
En este tiempo hemos aprendido de boca de los médicos el término triage, que en francés significa "clasificar". Este método consiste en levantar banderas de distintos colores de acuerdo a la urgencia y la gravedad del caso. La bandera roja es para quien necesita atención inmediata. La bandera amarilla es para el que necesita atención urgente. Y la bandera verde es para aquel que pueda esperar para ser atendido.
Podemos considerarlo una buena metáfora para pensar, en estos días que estamos atravesando, qué cosas son importantes y qué cosas no lo son. Nos hemos dado cuenta de que el mundo es una gran aldea, que un virus mata sin distinguir edad, religión, cultura o país y que una crisis económica puede sobrevenir como producto de todo esto. La muerte siempre debería conducirnos a reflexionar sobre la vida. Lo importante no es cuándo nos vamos a morir sino cómo vamos a vivir hasta que llegue ese día. La reflexión o introspección es un elemento que nos permite transformar la crisis en crecimiento y determinar qué es verdaderamente urgente y qué puede esperar.
4. La calma activa
Frente al miedo, una emoción normal y necesaria, debemos elaborar un plan para hacerle frente a aquello que pone en riesgo nuestras vidas. Para ello, necesitamos información medida (en su justa dosis) y, sobre todo, pararnos en "acciones concretas", además de cuidar nuestra salud física como así también nuestra salud psíquica. Como ya mencionamos, es aconsejable mantener algunos rituales fijos, como los horarios de las comidas, las horas de estudio y esparcimiento, etc. Pero a la vez, es bueno procurarnos nuevos estímulos. Es decir, lo novedoso, lo distinto, lo cual incluye un espacio para lo lúdico. Esta es una manera de contar con un plan frente a esta situación tan particular.
5- Emociones positivas
Los expertos también aconsejan recordar experiencias agradables que hemos vivido y preguntarnos qué cosas hicimos para alcanzar aquello que anhelábamos. Allí se hallan los recursos que aún siguen estando en nosotros. También podemos pensar en aquellas pruebas difíciles que hemos atravesado y cómo hicimos para superarlas. Esto esconde el tipo de recursos que debemos seguir utilizando. Los buenos recuerdos nos permiten volver a experimentar emociones positivas. Y algo fundamental que todos podemos escoger: ser solidarios. Hoy no podemos acariciarnos ni besarnos físicamente pero sí podemos hacerlo a través de la palabra. ¿Cómo? Llamando a tres o cuatro personas por día para transmitirles agradecimientos, palabras de ánimo, algo inspirador. Ser solidario resulta terapéutico.
Ideas prácticas para manejar la ansiedad
a. "Stop"
La ansiedad se dispara cuando nuestro reloj interno va más rápido que el externo. Las preguntas comienzan a sucederse una detrás de la otra: "¿Qué ocurriría si...? ¿Y si...? Pongámosle un "stop". Cuando uno analiza sin desembocar en la acción, se produce lo que se conoce como "parálisis por análisis". Digamos "basta" y hagamos un alto, toda vez que notemos que nuestra cabeza ha activado este circuito.
b. "Pero"
Cuando viene un pensamiento negativo, no lo observemos ni tratemos de borrarlo. Solo aceptémoslo pero agregándole al lado un "pero"; y a continuación un pensamiento positivo. Por ejemplo: "Me siento solo… pero puedo hacer lo que quiero durante el día". Esta es la mejor forma de saldar sin negar un pensamiento angustiante.
c. "Escribir y hablar"
Tomémonos al menos diez minutos por día para escribir. Escribir acerca de nuestras emociones, nuestros miedos, nuestras esperanzas es terapeútico. Y permitámonos, al hacerlo, expresar todo aquello que está en nuestro interior. Nos curamos hablando. También podemos buscar "amigos pararrayos" con quienes compartir nuestras angustias y mayores temores (pero también las cosas buenas que nos están sucediendo).
Todos los seres humanos poseemos una capacidad de adaptación y contamos con recursos internos que estamos utilizando, hoy quizás más que nunca, para atravesar esta crisis y transformarla en crecimiento. Sin duda, lo lograremos todos juntos, cuidándonos y cuidando al otro.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com