
David, ¿mató a Goliat?
Por Rafael Ramos De La Vanguardia
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LONDRES.- Hasta ahora el rey David era el héroe que mató al gigante Goliat de una pedrada, escribió el "Libro de los salmos", reinó durante cuarenta años, unificó Judea e Israel y llevó a la nación hebrea a su máximo apogeo político y militar. Pero tal vez las cosas, después de todo, no sean tan sencillas.
Un libro que se acaba de publicar en el Reino Unido (Oxford University Press) pinta una imagen muy diferente del rey David. La Biblia ya relata que al final fue un mujeriego que mandó al frente al marido de una de sus múltiples amantes para que muriese en el campo de batalla, pero el norteamericano Steven McKenzie, profesor de Historia Hebrea y Asuntos Bíblicos en el Rhodes College de Memphis (Tennessee), asegura que no hay más que leer con atención e interpretar bien los textos sagrados para darse cuenta de que David no fue necesariamente un héroe, sino un tirano con las manos manchadas de sangre.
McKenzie, cuyas teorías han suscitado inevitable controversia, considera que no existe ninguna duda sobre la existencia real de David, pero que se trató de un monarca despótico que conquistó y retuvo el poder durante cuatro décadas apoyándose en el terror, la violencia y los asesinatos en masa. ¡Nada más lejos de la imagen tradicional del pastorcito que mató a Goliat contra todo pronóstico, se opuso a la tiranía del rey Saúl y salvó a Israel! "En resumidas cuentas -proclama el profesor Steven McKenzie-, David mató prácticamente a todo el mundo menos a Goliat, nunca estuvo cerca de una oveja en su vida y se comportó exactamente igual que todos los demás reyes de la época, como un dictador sin escrúpulos con mínimo aprecio por la vida humana." Tanto es así que el monarca, de acuerdo con la sensacional biografía, se deshizo sin contemplaciones de todos los enemigos políticos que potencialmente podían amenazar su trono, incluidos sus propios hijos.
David, además de un déspota, fue un excelente manipulador, según el experto norteamericano que ha reinterpretado su vida y obra, y desarrolló un aparato de propaganda, imagen y relaciones públicas que ya querrían para sí muchos políticos contemporáneos. Consiguió que sus logros fuesen exagerados, se inventó la historia de Goliat, y manipuló los textos religiosos de manera que las matanzas y atrocidades de su reinado quedasen enterradas.
El profesor McKenzie niega que su biografía esté en contradicción con la Biblia, y explica que esta última ha de ser interpretada como una especie de justificación de los crímenes de David, y que si se lee entre líneas se encuentran numerosos indicios de su despotismo.
David, según el libro que se acaba de publicar, fue un donjuán en versión hebrea, que antes de cumplir los treinta años tenía ya siete mujeres, decenas de hijos e infinidad de concubinas. Tras dejar embarazada a una de sus amantes, envió a su marido, un leal oficial del ejército, al frente de batalla para que encontrase una muerte segura y le dejara vía libre. La dama en cuestión se convirtió luego en la madre de Salomón, su sucesor en el trono.
La teoría oficial es que David nació en Belén en torno del año 1010 antes de Cristo, el benjamín de ocho hermanos, hijos de un próspero granjero. Su talento natural para la música hizo que tocase la lira en la corte del rey Saúl a quien, sin embargo, no le agradó que matara sin su permiso de una pedrada al gigante Goliat, por lo cual lanzó una orden de busca y captura contra el pastorcillo.
Tras varios años como líder guerrillero en las colinas de Judea, David ascendió al trono tras la muerte de Saúl en batalla, unificó a las tribus de Judea e Israel y llevó a la nación hebrea al cenit de su poderío político y militar. O al menos es lo que se pensaba hasta la aparición del profesor McKenzie con sus nuevas teorías.




