
Diálogo semanal con los lectores
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"En «Diálogo semanal con los lectores» del 29 de noviembre aparecen unos comentarios muy críticos de la periodista Monique Delacre -escribe el ingeniero Víctor H. Padula Pintos-. No puedo imaginarme el motivo que pueda haber impedido una respuesta, como las que se dan a otros en la misma columna. Es más: hubiera sido muy positivo saber que LA NACION va a arbitrar los medios para que no nos encontremos casi a diario con errores y horrores, como dice la carta que comento. ¿Será muy difícil tomar las medidas adecuadas para mejorar el nivel antes de que la caída sea mayor? ¿O será que se evitan (¿por demagogia?) medidas que pueden molestar a los niveladores para abajo?"
El lector agrega en una posdata: "Descuento que esta carta no será contestada". Pero parece olvidar que el que calla otorga. Los comentarios de la señora Delacre eran inobjetables y se entendió que su publicación era suficiente. Si LA NACION pretendiera ocultar o disimular los "errores y horrores", no publicaría las quejas de los lectores y no tendría todos los días una sección titulada "Fe de erratas".
En cuanto a "las medidas adecuadas para mejorar el nivel", agradecemos todos los aportes y confiamos en que observaciones como las de la señora Delacre y el señor Padula Pintos contribuyan a mejorarlo.
La tercera Carolina
"En la edición del 15 de noviembre, Daniel Shoer Roth, de El Nuevo Herald , cita al sociólogo Don Bradley, «de la Universidad de Carolina del Este». Conozco la existencia de los estados norteamericanos de Carolina del Norte y del Sur, pero nunca oí hablar de Carolina del Este", escribe Hugo Perini.
La East Carolina University es una dependencia de la Universidad de Carolina del Norte, que funciona en el este de ese estado. Tal vez, para evitar errores de interpretación, hubiera sido conveniente traducir su nombre como "Universidad del Este de Carolina".
Geografía desactualizada
Desde Llavallol, Lomas de Zamora, Pablo Ariel Tejada pide más espacio para esta columna. Y añade:
"En la edición del 16 de noviembre, el autor del interesante artículo acerca de la crisis que sufre Costa de Marfil incurrió en un error frecuente, que es el decir que Abidján es la capital de ese país africano, cuando en realidad dejó de serlo en 1983, año en el que Yamusukro tomó su lugar. Esta ciudad adquirió ese rango por haber nacido en ella Félix Houphouët-Boigny, llamado «el Padre de la Patria», que gobernó desde 1960 (año en el que el país se independizó de Francia) hasta su muerte, acaecida en 1993. Lo que sí alberga Abidján es la residencia del Gobierno, que permaneció allí a pesar del traslado de la capital oficial de Abidján a Yamusukro, y conserva por ello la influencia que poseía antes de 1983."
Magallanes y los "patógenos"
"En su nota del lunes 29 de noviembre, Umberto Eco escribió sobre las malas traducciones en notas técnicas. Mencionó «fracciones» por «fractales» y «Mandel» por «Mandelbrot» -escribe Claudio H. Sánchez-. Me gustaría agregar otro ejemplo. Hace poco, un canal de cable emitió un documental sobre el viaje de Magallanes y Elcano. El narrador (en inglés) mencionó a los indios «patagones». En los subtítulos, esta palabra se tradujo como «patógenos». Probablemente, se trató de una traición del corrector de ortografía de algún procesador de textos."
Lamentablemente, errores como el que observa el lector se registran muy a menudo en los doblajes y subtítulos de las películas que se pasan por televisión. Pero en estos casos la culpa no debe atribuirse a esos diabólicos engendros llamados correctores ortográficos, sino a la desdichada manera en que deben trabajar los traductores.
Para ahorrar costos, las empresas no suelen entregarles los guiones y los pobres profesionales tienen que traducir de oído lo que puedan pescar de la banda sonora. Por otra parte, les dan muy pocos días para completar la tarea y así no tienen siquiera la posibilidad de revisar lo que han traducido. Si a esto se agrega la pretensión de que traduzcan a una lengua que no existe, el "español neutro", se comprende que los resultados sean todo menos felices.
Santa indignación
Federico A. Bedrune está muy enojado. Pero sin necesidad. "Tome usted LA NACION del viernes 3 del actual -escribe-, busque la página 7 y, debajo de una foto en la que se ve a Pinochet, encontrará el siguiente título: «Un quiebre en el poder militar». No necesito decirle a usted que la palabra quiebre no existe. Pero sería bueno que lo supieran en la sección Exterior. Lo de quiebre está bastante difundido. Hasta el Episcopado, no hace mucho tiempo, utilizó esa palabreja en una declaración. Seguramente no es el peor error que se está cometiendo hoy en cuanto al uso del idioma. Pero es uno más."
Tan difundido está "lo de quiebre " que no solo lo utiliza el Episcopado, sino que la Real Academia Española lo ha incorporado en su Diccionario como argentinismo.
Demasiadas leyes
Desde la bonaerense ciudad de Bella Vista, escribe Eduardo J. Volpini:
"Leyendo siempre con renovado interés su columna, en el día de la fecha, 6 de diciembre, encuentro dos ejemplos de redacciones que, según su propia respuesta, están mal cuidadas. Creo que no deja de ser una irónica casualidad la redacción del título del mismo día: «El Congreso postergará hasta 2005 leyes cruciales». Nunca supuse que fueran tantas."
Lucila Castro recibe las opiniones, quejas, sugerencias y correcciones de los lectores por fax en el 4319-1969 y por correo electrónico en la dirección dialogos@lanacion.com.ar.



