El aislamiento puede poner en riesgo los primeros aprendizajes de Lengua y Matemática
El dominio del misterio de la lectura y la escritura, la numeración y los cálculos son un desafío particular del inicio de la escuela primaria: comienza en primer grado, pero sigue en segundo y tercer grado. Aunque los niños y las niñas se hayan asomado al mundo de letras y números en la educación inicial, es la escuela primaria la que sistematiza y da base firme a ese conocimiento. Este año, ese delicado proceso de aprendizaje quedó claramente afectado por el corte brusco de la presencialidad.
En Argentina, en los últimos 15 años, los equipos de los ministerios, los profesorados y los propios docentes trabajaron arduamente sobre cómo mejorar la enseñanza inicial de la lengua escrita y la matemática. Ese trabajo sigue siendo necesario y está en desarrollo, porque para los docentes resulta un desafío especial sobre el que demandan apoyo y construyen conocimiento.
Los adultos de la familia, que este año acompañan a los niños y niñas que inician su primer grado seguro se han dado cuenta de que no es lo mismo saber leer y escribir, que enseñar a leer y escribir. Lo mismo sucede con la numeración y las operaciones más básicas. Los adultos de la casa a veces se asombran: ¿Cómo puede ser que no entienda esto, que es tan simple?
Estas sensaciones adultas traen frustración e inseguridad en los niños y niñas que no han podido avanzar de acuerdo a expectativas genéricas, en el aprendizaje de la lengua escrita y la matemática. Esas expectativas que no reconocen los matices del ritmo de aprendizaje pueden generar un estrés muy perjudicial al aprendizaje. Es clave estar alerta, para que no se consolide una representación mental en los niños tal como "yo no entiendo, no sé leer", "no tengo cabeza para la matemática", "yo nunca voy a escribir bien".
La lengua escrita no se aprende por contacto, sino que debe ser enseñada, con método organizado y preciso, y asumiendo la gran complejidad de ese sistema de escritura que la humanidad fue consolidando a lo largo de muchos siglos. Y no es un momento único: "ya sabe leer", sino que es un recorrido que se inicia y la enseñanza debe conducir a ser un lector experto. No es solo práctica personal.
La lengua escrita no se aprende por contacto, sino que debe ser enseñada, con método organizado y preciso, y asumiendo la gran complejidad de ese sistema de escritura que la humanidad fue consolidando a lo largo de muchos siglos
Cuando se retorne a las aulas escolares hay que tener un cuidado especial: fomentar la cooperación y evitar la comparación de quién -por ejemplo- sabe leer y quién no. Esto es esencial para que quienes vienen más lento, no se avergüencen; y quienes van más rápido no se carguen de vanidad. Sería muy estimulante recuperar -al menos entre primer y tercer grado- el valor del juego como soporte del aprendizaje que tan bien se desarrolla en el nivel inicial. En el esquema dual de presencialidad y tiempo de aprender en casa, los juegos verbales (adivinanzas, familias de palabras, tutti fruti, rimas, trabalenguas, entre otros) y los juegos con números (cartas, dados, dominó) son un soporte poderoso, en la medida en que están integrados a la propuesta pedagógica del docente.
En conclusión, tengamos y transmitamos tranquilidad: es esencial evitar que se desarrollen rechazos e inseguridades hacia la lectura y la matemática. Si ayudamos a mantener el interés por el misterio de la palabra escrita y de los números, los docentes de la escuela primaria tendrán varios años por delante para convertir ese interés en aprendizajes sólidos y duraderos.
Presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos