
El amor y el poder
Hay un texto de Martín Buber en Power and Love que dice: No proclames, que sólo el amor gobierne. ¿Puedes acaso pensar que es verdad? Ver más aquí
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Hay un texto de Martín Buber en "Power and Love" que dice: "No proclames, que sólo el amor gobierne. ¿Puedes acaso pensar que es verdad? Decide en cambio todas las mañanas: volveré a preocuparme por los límites, entre el sí que pronuncia el amor y el no que pronuncia el poder, y con mi esfuerzo por avanzar honraré a la realidad. No podemos evitar el uso del poder ni evadir la compulsión de angustiar al mundo; que podamos pues cantar en la dicción, y patentes en la contradicción amar poderosamente."
Pareciera que el texto nos da la clave de la relación entre el amor y el poder, ya que no puede evitarse el uso del poder; la culminación del verso "amar poderosamente" significa la incorporación del poder al amor, como si unirlos armoniosamente pero desde el amor, significara terminar con la contradicción.
El poder es la expresión de una potencia. En sentido aristotélico potencia se toma como posibilidad, como opuesto al acto, como poder de una cosa para producir un cambio en otra y también la potencialidad que tiene dentro de si misma. Poder deriva del latín "posse", ser capaz. Es la capacidad de causar o de impedir el cambio. Hay dos dimensiones del poder, el de la potencialidad latente, posibilidad, o como realidad. En la filosofía griega clásica el poder se entendía como ser. No hay ser sino poder. Para Heráclito el ser estaba en el continuo fluir.
El concepto ha evolucionado en relación a las ciencias, para la sociología el poder se entiende como acción de las naciones y de los ejércitos. Para la psicología es la capacidad de afectar a otras personas, de influir sobre ellas y de cambiarlas. Se considera utópico divorciar el poder de la fuerza, la compulsión y la coerción. Pareciera que todos estos conceptos van implícitos en el poder. Y se ha sistematizado la influencia como una forma de poder.
Algunos pensadores han tratado de morigerar los conceptos, Dewey entiende a la fuerza coactiva como intermediaria entre el poder como energía y el poder como violencia. Se puede entender el poder como lo estatuido, o como capacidad de alterar lo establecido, como explotado, sacando ventajas de las personas que pueden ofrecer alguna fuerza, o como manipulado, tener poder sobre otra persona a la que se le deja poco espontaneidad de elección.
El poder puede ser también competitivo, nutricio, integral, en conjunto de personas que se apoyan mutuamente. Alguna concepción filosófica ha pretendido oponer el poder al amor, pero si no hay poder dentro de uno mismo no se puede amar. El amor no es una mera emoción, ni el poder sólo una fuerza compulsiva. Ambos en la dimensión ontológica son estados del ser. El ejercicio del poder es la descripción de un aspecto fundamental del proceso vital, la vida humana en gran medida es un conflicto entre el poder y la impotencia. Y la razón porque no se encara totalmente el problema del poder, es que se tiene que enfrentar a la propia impotencia. No se puede reducir al hombre a la impotencia. Si lo despojamos de su poder, promovemos la violencia y no el control de a misma, el hombre se vuelve violento porque quiere restablecer su autoestima.
La violencia es la expresión de la impotencia. Y porque el amor. Porque no hay otra facultad del hombre, ni otra potencia del alma más fuerte que el amor. Porque el amor es primero darse y después recibir. Porque el amor es pensar y sentir en el otro y como el otro. Porque el amor significa la expresión máxima de la alteridad, constitutiva en sí del ser del hombre. Por eso amar poderosamente, con todo el amor del sentimiento, de la razón, de la voluntad. Volvemos a Buber: no sé que nos quedaría. Si el amor no fuera poder transfigurado. Y el poder el amor que se tensa.
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