El lado negro de un paraíso
Considerado el más destacado y exitoso autor de la contemporánea serie negra nórdica, el noruego Jo Nesbø (Oslo, 1960) fue agente bursátil, músico y cantante de rock antes de desplegar su itinerario por la literatura policial con novelas como El murciélago, Petirrojo o El leopardo. Su estilo, violento y psicologista a la vez, exalta el recuerdo del hard-boiled estadounidense a través del detective Harry Hole, síntesis de fragilidad y rudeza, quien, entre el alcohol y la melancolía, enfrenta el delito arriesgándolo todo menos su identidad solitaria, descreída e incorruptible. Fantasma es una historia a la medida de ese personaje.
Desvinculado de la fuerza policial y profundamente decepcionado por la corrupción estructural que afecta las instituciones de seguridad en su patria, el parco Hole regresa a Oslo para ayudar al hijo de quien fue su gran amor, Rakel Fauke. Pero éste, Oleg, ya no es un niño: en su propia nocturnidad, deambula entre las tribus urbanas más peligrosas, afianza su adicción por las drogas duras y también las vende. Oleg está ahora en la cárcel, injustamente acusado del asesinato de un "camello", Gusto Hanssen, que fue su compañero de correrías. Hole redescubre la permisividad y complicidad de la policía, la política y la justicia en el submundo del tráfico de sustancias ilegales, mientras distintas pistas le permiten seguir el recorrido de una nueva y terrible droga sintética apodada por el hampa "violín". Sin atenuantes, debe enfrentarse con una adversidad que lo supera ampliamente en metodología violenta pero sobre todo en su inabarcable dimensión de poder. Intenta mantenerse sobrio y resiste cada embate, aun esquivando el peligro de las balas. Pero ni siquiera su gigantesca fuerza de voluntad parece ser suficiente para enfrentar un abismo tan tenebroso.
Si bien Nesbø recrudece en esta novela lo más oscuro y brutal del policial negro en cuanto a violencia, corrupción y delito, también aplica una técnica de suspenso en la que es fundamental la perspectiva múltiple: distintos narradores, distintos puntos de vista desmadejan una misma trama de luces y sombras. A la vez, los varios giros argumentales van enlazando, disimuladamente, hechos que en apariencia no tienen vínculo entre sí, además de los numerosos incidentes de enfrentamientos armados o cuerpo a cuerpo que Harry Hole soporta. Enriquece todavía más esta estrategia el logrado vaivén entre pasado y presente que "explica" el obstinado interés del detective por el hijo drogadicto de Rakel.
Exento de reglamentos y disciplinas, son las emociones las que guían a Hole, aunque su universo sentimental se presenta inestable. Ni siquiera Oleg, antes partícipe y ahora víctima de la más ruin red de tráfico de estupefacientes, está convencido de aceptar su ayuda. En tanto crece –sin pruritos y casi en el borde del melodrama– la emotividad del vínculo padre e hijo adoptivo en una Oslo que se presenta como un inacabable bajo fondo, como una gran cartografía siniestra. Nesbø busca desenmascarar con ese tono el verdadero y ajado rostro del "paraíso institucional" socialdemócrata.
La confusión que podrían generar los distintos narradores se desactiva por sí sola cuando el lector comprueba que sintonizan bien con el avance narrativo, sin cuestionar o desmentir el testimonio anterior. La tercera persona que rige la perspectiva de Hole puede perfectamente entroncarse con el punto de vista del asesinado Gusto, quien se expresa como voz de ultratumba y refleja la crueldad del crimen organizado, las mafias rusas o los asesinatos a cargo de sicarios. Incluso con estos cambios de perspectiva, más allá del exceso de sentimentalismo o cierta saturación de la violencia, Nesbø logra eludir el peligro de caer en el pastiche. No hay en Fantasma tiempo ni lugar para citas eruditas: la fluidez narrativa se sostiene sin intelectualismo y es tan eficaz e imbatible como el espíritu del propio protagonista
FANTASMA
Por Jo Nesbø
Reservoir Books
Traducción: C. M. Cano y A. Berntsen
496 páginas
$ 279