
El rincón más oscuro de Africa
Los sierraleoneses no sólo padecen una sangrienta guerra civil, sino que también son testigos de la descomposición de su pueblo y de su Estado. Pero puede que aún falte lo peor.
1 minuto de lectura'
LONDRES.-(The Economist) HAY hijos que matan a los padres, bandas de caníbales que vagan por los campos; impera el caos, la barbarie cunde.
Sierra Leona es el caso más reciente de desintegración de un país africano en medio de una crisis sangrienta, y puede que aún falte lo peor.
El miércoles 6 del actual, los rebeldes coparon la capital del país, Freetown, después de varios días de intensos combates en las zonas periféricas de la ciudad.
Nigeria apuró el envío de efectivos adicionales para reforzar las tropas africanas occidentales que respaldan al gobierno de Sierra Leona. Ala mañana siguiente, los nigerianos todavía controlaban partes de la ciudad y el aeropuerto internacional.
Durante varios meses, la coalición rebelde estuvo abriéndose camino hacia la capital. En diciembre último se apoderó de Makeni, el cuartel general norteño de la fuerza de intervención africana occidental. Eso allanó el camino hacia Freetown. Luego, tras abrirse paso a través de la península que comúnmente resguarda a Freetown, los rebeldes se internaron y atrincheraron en las montañas frente a la capital. Ese miércoles a la mañana ingresaron clandestinamente en la ciudad vestidos de negro. Hubo escaramuzas, algunos cadáveres en las calles, y posteriormente el anuncio de que los rebeldes ocupaban la Legislatura en el centro de la capital. Uno de los ministros del gobierno recomendó a la gente que permaneciera en sus hogares y que no entrara en pánico.
Pero había motivos para sentirlo. Uno de los movimientos rebeldes africanos más detestables y con menos cohesión estaba por apoderarse de Freetown por segunda vez. Los ministros del gobierno, los ciudadanos extranjeros, y el personal de las Naciones Unidas huyeron de la capital. Solamente las poblaciones de Bo y de Kenema no han sido invadidas por los rebeldes y son defendidas por sus propias milicias. Los rebeldes y sus aliados, aunque no cuentan con el respaldo popular, deambulan con entera libertad por casi todo el resto del país.
Esta guerra espantosamente confusa y tenebrosa comenzó en 1991, pero muchos de sus factores son anteriores a la independencia de Sierra Leona, declarada en 1961.
No es una lucha entre partidos políticos ni entre grupos étnicos. Puesto que los soldados no hacen más que desertar una y otra vez, ni siquiera es una lucha directa entre el "gobierno" y los "rebeldes". Se trata de una guerra en parte librada por jóvenes contra viejos, en parte librada por el campo contra la ciudad, ya que el interior del país está resentido debido a la explotación a la que ha sido sometido por la gente que viven en la zona costera.
Ha sucedido algo fundamental: un colapso tanto del orden político como del orden moral.
Temerosos de que el caos pueda extenderse, los países vecinos, principalmente Nigeria, enviaron, para respaldar a Ahmad Tejan Kabbah, tropas que operan bajo las órdenes de la Comunidad Económica Africana Occidental. Y lo hicieron porque Ahmad Tejan Kabbah es el presidente legítimamente elegido.
Sin embargo, su presidencia es endeble. Ganó, en 1996, las elecciones presidenciales, pero sólo votó menos del 25 por ciento de la población; se estaba librando la guerra, de manera que en los territorios controlados por los rebeldes o en las zonas de combate nadie pudo votar.
Algunos creyeron que realizar elecciones en esas circunstancias era insensato y que, por más horrendos que fuesen o no tuviesen cohesión, los rebeldes no podían ser derrotados militarmente. Tarde o temprano tendría que haber negociaciones.
Y tuvieron razón. Por más legitimidad que haya tenido su triunfo presidencial en las urnas, Ahmad Tejan Kabbah casi no tenía poder. Cuando se convirtió en el presidente en 1996, Sierra Leona apenas si funcionaba como un Estado. Y quedó más debilitado cuando fue derrocado por jóvenes oficiales militares al año siguiente. En febrero de 1998 fue restituido en el cargo por el ejército nigeriano. Pero Ahmad Tejan Kabbah regresó casi sin fondos y, sin el control de las minas de diamantes, no había perspectivas de obtenerlos.
Para eso, necesitaba soldados. El ejército sierraleonés, fragmentado por la sucesión de cuartelazos, fue desmembrado el año pasado. Las filas sucesoras aún estaban en vías de formación y no se podía disponer de ellas. De manera que Ahmad Tejan Kabbah dependió de las tropas nigerianas y de otras fuerzas extranjeras, y de ciertas milicias que pudo organizar en el plano local; pero esas milicias están compuestas y dependen mayormente de soldados adolescentes (como en el caso de los rebeldes). En lo que respecta a otras instituciones del Estado, no quedó casi nada.
Los rebeldes, que se autoproclaman miembros del Frente Unido Revolucionario (FUR) apenas si tienen cohesión. Si hay algo que los mueve, es el resentimiento que muchos sierraleoneses rurales muestran por las personas ricas e influyentes de Freetown. El FUR afirma que Ahmad Tejan Kabbah representa a los pulpos extranjeros corruptos que están saqueando el país con la ayuda del ejército nigeriano. El movimiento rebelde colabora con lo que quedó del grupo de soldados que participaron del golpe de Estado planeado por la junta de oficiales jóvenes que tomó el poder en Freetown desde 1997 hasta febrero del año pasado. Pero el fundador del Frente Unido revolucionario, Foday Sankoh, un ex fotógrafo del ejército sierraleonés, fue encarcelado en Freetown. Nadie sabe quiénes son ahora los jefes del movimiento rebelde.
Arrancados de raíz
Uno de los peores aspectos de la guerra es que muchos de esos combatientes -de ambos bandos- reclutados localmente son niños. Algunos son "voluntarios". Otros son persuadidos con la promesa de enriquecerse si ganan, o directamente son obligados a sumarse a las filas. Para desarraigarlos, puede que se les ordene que maten a los padres, o al jefe de la tribu local. Algunos son incorporados a sociedades secretas muy comunes en Sierra Leona, muchas de las cuales practican ritos relacionados con el canibalismo. Parias, analfabetos y con el cerebro lavado, pasan a depender únicamente de sus fusiles.
Si la fuerza de intervención respaldada por británicos y norteamericanos es vencida, nadie reconocerá un gobierno del Frente Unido Revolucionario. Sin embargo, nadie tiene el temple para que una intervención militar lo expulse del poder. Nigeria, en medio de una delicada transición hacia un gobierno legítimamente elegido (ver recuadro), no se halla en una posición como para emprender una acción militar en el extranjero. De manera que habrá sanciones y un bloqueo. Pero no hay motivos para creer que esas decisiones políticas habrán de derrocar a un gobierno ilegítimo. Eso ya fracasó anteriormente. Aunque el Frente Unido Revolucionario, hasta ahora, no tiene una base de cohesión política, alguien tendrá que hablar con él.
Nigeria pide auxilio
LAGOS.-(The Economist) LA recuperación política nigeriana está en marcha. El 9 del actual hubo elecciones legislativas provinciales y también se eligieron gobernadores.
El mes próximo habrá elecciones presidenciales y parlamentarias para formar el primer gobierno civil después de quince años. Pero el gobierno que asuma contará con pocos fondos para ayudar a sobrellevar su gestión a través de la incertidumbre de los primeros meses.
Con una población que supera los 108 millones de habitantes, Nigeria depende de la exportación de petróleo crudo, que le representa más del noventa y cinco por ciento de sus ingresos de divisas.
El año último, debido a la abrupta caída del mercado petrolero, sus ingresos se redujeron a la mitad y se espera que disminuyan aún más este año.
El ministro de Finanzas, Ismaila Usman, afirma que durante este año los ingresos nigerianos bajarán a 5280 millones de dólares en comparación con los 6800 obtenidos en 1998 y los 12.000 que ingresaron en 1997.
Los nigerianos, que en otra época figuraron entre las poblaciones más ricas de Africa, son hoy uno de los pueblos más empobrecidos de la Tierra, según el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas.
Esa declinación provocó iras. En las últimas semanas, una oleada de descontento en las zonas de producción petrolera causó la muerte de veinte personas. En el resto del país, la decisión del gobierno interino de no mantener su promesa de aumentar el salario mínimo en el sector público fue recibida con huelgas y tumultos. Oficialmente, algunos empleados públicos que ocupan cargos jerárquicos ganan apenas lo suficiente para cubrir el costo del transporte que los lleva al trabajo y los trae de regreso.
En todo el país cunde la preocupación entre la gente por el deterioro de la infraestructura de Nigeria, la intermitente escasez de combustible, y la decadencia económica general. Los países vecinos temen que un gobierno civil -que, en contraste con sus predecesores militares, debe rendir cuentas ante el electorado- podría verse obligado a recortar fondos destinados a proyectos de desarrollo regional. Otra baja del recorte presupuestario podría ser la fuerza africana occidental encabezada por Nigeria que actualmente combate a los rebeldes en Sierra Leona. Hasta ahora, el gobierno del general Abdulsalam Abubakar, que asumió el poder tras la muerte de Sani Abacha en junio último, ha tratado la economía con seriedad.
Ismaila Usman, un ex vicedirector del Banco Central, está reformando la economía en su afán por satisfacer a las entidades de préstamos internacionales. Hace poco, acentuando la necesidad de introducir reformas al por mayor, enumeró los males de Nigeria, entre ellos, su excesiva dependencia del petróleo, una industria débil, un sector privado endeble, una baja producción agropecuaria, una inmensa deuda, servicios públicos ineficientes y la desocupación.
En un presupuesto que aprieta el cinturón, Usman anunció la eliminación del tipo de cambio dual, según el cual ciertos individuos privilegiados tenían el derecho de comprar cada dólar a cambio de 22 nairas nigerianos, mientras que el tipo de cambio oficial era de 86 nairas.
El general Abubakar criticó ese sistema al que calificó como una "oportunidad que desde hace mucho permite obtener ventajas personales a costa del bolsillo de la gente".
Usman también anunció detallados planes para diversificar la economía, acelerar el programa de privatizaciones y conceder al Banco Central autonomía en materia de política monetaria. Y confirmó precisamente los programas a través de los cuales desea convertir a Nigeria en un país más apto para las inversiones.
De manera que, ¿se decidirán a ayudar a Nigeria tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional y otras potenciales entidades de préstamo?
El general Abubakar es observado con benevolencia. Pero la deuda externa nigeriana, que supera los 30.000 millones de dólares, acaso mantenga aún cerradas las arcas de las entidades de préstamo: las negociaciones acerca de la refinanciación de la deuda ya llevan años.
Lo que favorece a Nigeria es el hecho de que si se deja que fracase el retorno de un gobierno civil, el país más poblado de Africa podría experimentar una crisis cuyo costo será inmenso.






