El sadismo y el chivo expiatorio
Seguramente en algún momento de la vida te habrás topado con una persona que posee una alta dosis de agresividad, y poca o nada empatía hacia el grupo con el cual se relaciona. Si el encuentro fue en el ámbito laboral, sabrás que ese tipo de personalidad no funciona como líder sino que se posiciona siempre en el lugar de jefe y, por lo general, busca un chivo expiatorio en el que pueda volcar su violencia.
¿A quién estamos haciendo referencia? A alguien con una personalidad sádica. La violencia que exhibe puede ser a nivel físico (insultando, gritando y/o golpeando), o solamente a nivel verbal (amenazando, burlándose o calumniando a los demás). Para un sádico, ser bueno y tratar bien al otro es sinónimo de ser débil. Ahora bien, ¿por qué esta persona recurre a la figura del chivo expiatorio? Básicamente por dos razones:
a. Porque necesita encontrar a alguien que se convierta en el blanco de su agresión.
b. Porque procura descargar su agresividad verticalmente. Para liberarse de esto, el chivo expiatorio debe generar un aumento de empatía con el grupo. El sádico posee poca respuesta, o reacción, frente a la agresión y además muestra baja empatía con el grupo en el que se mueve (de lo contrario, el grupo reaccionaría contra él).
Analicemos algunos rasgos más de este tipo de personalidad:
El sufrimiento de otros le proporciona placer
Se trata de un fin en sí mismo. No es lo mismo cometer un robo que cometer un robo agrediendo a la víctima. En este caso, podemos hablar de maltratar sin una razón y ambas acciones difieren en la crueldad de la segunda.
Agrede psicológica o físicamente a los demás
Aquí estamos frente a una actitud gratuita, es decir, un fin en sí mismo también.
Le gusta agredir, humillar o descalificar públicamente
Le encantan las bromas pesadas porque su objetivo es dejar en ridículo al otro o ponerlo de mal humor.
Considera la amabilidad como una señal de debilidad
Disfruta que los demás se sientan culpables frente a los sacrificios que ha realizado. Esto último con respecto, por ejemplo, a su pareja o a sus propios hijos.
Está frustrado y hace activamente aquello que sufrió pasivamente
Disfruta controlar y maltratar a otros, sobre todo, si logra que se "postren" ante él. A través de la intimidación y el terror que genera, intenta que los demás no reaccionen.
Su lema es: "Domina o serás dominado"
El sádico agrede a la gente que lo rodea. Su fin es obtener poder. El accionar del sádico es un fin en sí mismo, pues desea que el otro no tenga dudas de quién detenta el poder y que él o ella es la causa de su sufrimiento. Busca demostrar su omnipotencia a través del maltrato. Todos tienen que enterarse de quién está al mando.
¿Cómo accionar frente a este tipo de personas?
a. Escojamos siempre ser sabios. Mantengamos el control sobre nosotros mismos y evaluemos la forma en la que vamos a responder, antes de hacerlo.
b. Frente al insulto, la agresión, la descalificación, decidamos qué hacer con nuestras fuerzas. Con sabiduría y dominio propio, hallaremos la manera de emplearlas inteligentemente. Para hacerle notar al sádico que no tiene poder sobre la vida de nadie. Por ej. cuando se burla de nosotros, podríamos responder burlándonos nosotros de nosotros mismos.
c. Jamás le demos lugar al miedo; que este no nos debilite.
d.Desarrollar habilidades asertivas. Esto es aprender a utilizar el "sí" y el "no", aprender a decirle: "no me hables así que no me gusta", "aprender a alejarnos", etcétera. Como bien lo demuestran las investigaciones realizadas, la risa posee un gran poder. Quien se burla de nosotros y nos humilla solo está revelando que no tiene poder en esa área que provoca su actitud.
No apliques tus fuerzas a combatir al sádico, más bien, utilizalas para entrenarte. Cada ser humano es único y eso es precisamente lo que nos diferencia del resto. Cuando somos capaces de internalizar que cada persona es distinta de los demás y comenzamos a trabajar en nuestra fortaleza interior, en lugar de usarla para discutir con un tóxico, marcaremos aún más la diferencia. Un amigo mío suele decir: "Te respetarán aunque no te amen, porque necesitan tu diferencia".