El último baile: irse o quedarse en la Argentina
La serie de Netflix The Last Dance cuenta la historia del último anillo de campeón de los famosos Chicago Bulls de la NBA, liderados por Michael Jordan. El título hace referencia a que antes de comenzar la temporada 97-98 decidieron que, ganaran o perdieran, ese sería su último torneo juntos, el “último baile”. Spoiler alert -aunque se sabe el resultado-: los Bulls salieron campeones y la historia tuvo un final feliz.
En el último año y medio muchos argentinos se fueron del país. Lamentablemente, al día de hoy, el fenómeno continúa y se está transformando en una nueva fuga de cerebros, que nos recuerda a la que vivimos post crisis del 2001.
Son jóvenes con talento, creativos, profesionales y emprendedores que deciden emigrar por la falta de previsibilidad, la imposibilidad de tener cierta proyección personal de desarrollo, la escasez de oportunidades laborales, el miedo a no saber qué va a pasar mañana y la creencia -acertada desde aspectos más racionales que emocionales- de que en otros lugares del mundo podrían vivir mejor.

A ellos se suman muchos empresarios que se van frustrados por la ausencia de reglas claras, los impuestos asfixiantes y la imposición de condiciones laborales poco competitivas en comparación con las de la mayor parte de los países de la región.
Es un círculo que se retroalimenta de manera poco virtuosa: no se incentiva el desarrollo de la actividad en el sector privado, las empresas eligen irse del país, los jóvenes no consiguen empleo de calidad y prefieren exiliarse.
A este panorama, se agrega la angustia e incertidumbre ante la falta de rumbo del país. Aumenta la desesperanza en forma directamente proporcional a las pocas perspectivas de futuro: no importa cuánto te esfuerces, todo da lo mismo.
Dejar el país donde uno nació no es una opción sencilla ni amigable. Implica alejarse de la familia, de los amigos de toda la vida, de las rutinas, lugares y costumbres que nos acompañaron siempre. Quienes eligen hacerlo seguramente tengan suficientes razones a pesar del costo emocional.
La decisión de emigrar es una de las principales consecuencias que generan los regímenes populistas. Este fenómeno puede llevar a un punto de no retorno que termine en la instauración de una autocracia -concentración del poder en una sola persona que se encuentra por encima de las leyes- o una democradura, definida como un régimen político que combina las apariencias democráticas con un ejercicio autoritario del poder y elimina la posibilidad de alternancia en el gobierno por las vías del voto popular.
Esta emigración es una ecuación funcional al oficialismo: quienes son expulsados tienden a no ser afines al gobierno, lo que hace que la oposición pierda un gran caudal de votantes y una fuente importante de financiamiento. Además, quienes se alejan de su país buscando un futuro mejor suelen ser ciudadanos politizados, dispuestos a dar debates públicos y confrontar el relato oficial. Al mismo tiempo, estos individuos generalmente apuestan al empleo privado y generan trabajo, por lo que su partida deja menos oferta de empleo y más dependencia de la ayuda estatal.
Aunque parezca que no hay salida, no se vayan antes de tiempo. Como generación nos debemos la oportunidad de hacer nuestro aporte para mejorar las cosas. Esto no significa que los jóvenes resignemos nuestro futuro, significa no regalar el país tan fácil a los que nos quieren llevar puestos. Significa no dejarnos convencer por el verso de que la Argentina solo es tierra fértil para los vivos y privilegiados de siempre, combatir el mito de que “esto no cambia más”.
Como generación nos debemos la oportunidad de hacer nuestro aporte para mejorar las cosas.
Digamos lo que pensamos, defendamos nuestras ideas con fuerza. Y cuando llegue el momento, vayamos a votar y cuidemos la voluntad de cada argentino. Nuestro país tiene un gran potencial, y todavía estamos a tiempo.
El equipo de Jordan, aún con la decisión de retirarse, salió a la cancha a darlo todo. Porque no es lo mismo irse resignado, que marcando la historia. Y aunque no es tarea fácil, cuando hagamos historia en Argentina valdrá la pena preguntarse por qué no quedarse y seguir jugando, a diferencia de los Bulls.
Nos queda un último tiro. No lo desaprovechemos. Tengamos nosotros también ese último baile con nuestra Argentina.
El autor, licenciado en Ciencias Políticas de la UBA, es exsecretario privado y actual asesor de Mauricio Macri







