Evita o Macri
Se cumplen hoy 65 años de la muerte de Eva Perón, precursora de una tendencia que comenzó mucho antes de la década menemista: la aproximación de los artistas al mundo ejecutivo de la política. Aunque nunca fue funcionaria, es la segunda mujer entre las de mayor influencia en la historia argentina (la primera, sin duda, es Cristina Kirchner, peronista lábil, dos veces presidenta de la República y expectante candidata a senadora en las elecciones de este año).
Evita también fue pionera de una modalidad que con el tiempo se volvió patológica en los gobiernos populistas: la ayuda social informal directa, en vez de políticas de Estado más eficientes y profundas.
Morir demasiado joven (a los 33) y en la plenitud de su poder la volvió leyenda no sólo por la fugacidad de su paso por esas cumbres, sino por el macabro derrotero de su cadáver.
Los fragores políticos de distintas épocas hablan en su nombre ("Si Evita viviera sería montonera", proclamaban en los 70). Ahora, trabajadores de la Anses se empeñan en resucitarla, aunque con un afiche callejero que plantea un dilema impracticable: "Evita o Macri".
Estamos sonados si la alternativa al actual gobierno es alguien que descansa hace 41 años en el cementerio más aristocrático de Buenos Aires.