En “Fotografía y Propaganda política”, del santafesino Luis Priamo se publican imágenes desconocidas del primer gobierno peronista y aparecen también jóvenes figuras del ambiente artístico como Lolita Torres, Tita Merello, Golde Flami y Hugo del Carril.
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Durante los nueve años del primer gobierno peronista un equipo que superaba holgadamente los 20 fotógrafos cubrió cada día la actividad política oficial. Agenda de gobierno, mitines, marchas de apoyo, residencia presidencial, campeones de la producción, CGT… Todo controlado desde Casa de Gobierno y enmarcado en una exaltación de la actividad del presidente Juan Domingo Perón y su esposa, Eva Duarte.
La División Fotografía, dependiente de la Subsecretaría de Información Pública (SIP), dirigida desde 1949 por Raúl Apold, cubría no sólo los actos de gobierno, sino también actividades de entes estatales, organismos partidarios y sindicatos.
Todo esto a lo largo de casi una década produjo un volumen “descomunal” de imágenes, como resume el investigador santafesino Luis Priamo, editor de fotografía antigua, autor del flamante Fotografía y Propaganda Política. Archivo de la Subsecretaría de Información Pública, 1951 (Ediciones Fundación CEPPA, 2023).
Imágenes de un Perón joven, peinado a la gomina, y de Eva, con su clásico rodete, posando antes de salir para una gala en el Colón, de escolares, reinas del trabajo, marchas de apoyo “al líder peronista”, el presidente entregando diplomas en la Facultad de Derecho de la UBA con una imagen de fondo de él mismo…, encuentros con obreros o actores, actos donde el escudo peronista o gigantografías tan similares a la propaganda soviética tenían un gran protagonismo.
Todo esto se ve en el libro. También, algunas fotos indudablemente curiosas: el personal del diario La Prensa –expropiado poco tiempo antes y entregado a la CGT– con un enorme cartel en el que se lee “Presente mi general”; obreros que habían conseguido un récord mundial de producción y presos tratando de batir otro récord en la fábrica de pastas del penal de la Penitenciaría Nacional (bajo la atenta mirada de Roberto Pettinato –padre del músico y conductor–, Director de Institutos Penales en 1951).
Ese material estaba destinado a los diarios y revistas de la época. Y si bien “era utilizado copiosamente por la prensa directa o indirectamente controlada por el gobierno, nunca o casi nunca era retirado por diarios o revistas de oposición” que lo tenían disponible en un casillero en el edificio de la SIP, dice Priamo.
Sótano con filtraciones
Si bien Fotografía y Propaganda Política acaba de publicarse, la historia de cómo encontraron los negativos se remonta 40 años atrás. “Ni bien se restaura la democracia (a fines del ‘83), un grupo de fotógrafos e investigadores sabíamos que en el Archivo General de la Nación había un problema de filtración de agua en el sótano que afectaba la colección de negativos de la Casa Witcomb”, cuenta el autor.
Preocupados por aquel patrimonio de medio millón de placas en situación de riesgo en un sótano húmedo, contactaron al director, Enrique Barba, y le plantearon hacer una exposición para visibilizar el problema, como una iniciativa para rescatar el material en peligro.
Al grupo de fotógrafos esta idea le abrió la puerta de los sótanos del AGN. “Establecimos con la gente del Archivo una relación de confianza que nos permitió circular por el sótano libremente”, dice Priamo. Vieron, entonces, paquetes voluminosos sin ninguna referencia, que les llamaron la atención. Eran los negativos de la Subsecretaría de Información Pública. En diciembre de 1984 se realizó la exposición con el material de Witcomb y el tema quedó allí.
Años más tarde, en 2001, se reanudó el contacto. El Achivo General de la Nación organizó el 7° Congreso de Historia de la Fotografía y le propuso a Priamo realizar una exposición en ese marco. El investigador aceptó la idea pero insistió en mostrar imágenes inéditas, material que no estuviera a la consulta de investigadores.
Fue cuando se acordó de aquellos paquetes que había visto casi 20 años atrás en el sótano, de los cuales no estaba documentada su fecha de ingreso al AGN ni cómo habían llegado hasta allí.
Miles de negativos
“Comencé a abrir los paquetes”, relata Priamo. Eran paquetes reunidos a ´brazadas´ lo que sugería que se habían hecho apresuradamente, cuando el gobierno estaba colapsando, probablemente en un intento de los propios fotógrafos de preservar de la destrucción el material tras el triunfo de la Revolución Libertadora en 1955.
“Recién supe la cantidad cuando hice la preselección para la exhibición: 43 paquetes”. Con miles de negativos. “No sé cuántos miles. Y tampoco sé si era todo el archivo de negativos”, resume.
Ensobrados dentro de los paquetes de papel madera estaban los negativos en blanco y negro, en soporte de acetato, y de un tamaño de 4x5 pulgadas mayoritariamente. Al menos la mitad estaba perdida o en camino de perderse por degradación química.
“Después de cuatro o cinco días de revisar paquetes me di cuenta que tenía que hacer un recorte. Pensé en ver las series que casi no tenían pérdida de materiales y decidí seleccionar entre abril y julio del ´51″.
Priamo hizo 144 reproducciones en 35 mm de los negativos originales de 4x5 pulgadas, que luego amplió en copias de trabajo de 10x15 cms para seleccionar las 40 fotos que irían a la muestra. Los laboristas del AGN se encargaron de hacer las ampliaciones que se expusieron y Priamo se quedó con los negativos de reproducción, que, en ese momento, sólo sirvieron para la preselección de la muestra.
Pasaron los años y, hace poco tiempo, el autor –apoyado en la calidad visual que permiten las herramientas digitales de escaneo y ajuste en pantalla–, pensó de la posibilidad de un libro a partir de aquellos 144 negativos de reproducción de su archivo, publicación que acaba de concretar con 89 de esas imágenes acompañadas por un apéndice que reproduce notas de diarios y revistas de la época ilustradas por ellas. (N de la R: Priamo publicó previamente una serie de importantes libros de fotografías patrimoniales con Ediciones de la Antorcha, pero la editorial cerró y el proyecto continuó a través de Fundación Ceppa Ediciones)
Nació así Fotografía y Propaganda política que, más allá del objetivo del marketing político, es también una ventana a la vida cotidiana de hace 70 años. Con jóvenes figuras del ambiente artístico como Lolita Torres, Tita Merello, Golde Flami y Hugo del Carril o gente común vestida con una formalidad que hoy nos resulta ajena: la masividad de hombres de traje y corbata, con sobretodos largos, y de mujeres con sombreros o pañuelos en la cabeza posando para la cámara.
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