
Guerra
"Muchachos, vale la pena vivir. Cada vez que tengan una derrota, sabrán que se puede comenzar de nuevo. No van a la guerra ni a saldar la deuda..." (Del presidente de Uruguay, José Mujica, a los jugadores de la selección de fútbol de su país.)
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El presidente Pepe tiene una personalidad única. Su lirismo y su filosofía son simpáticas, pero van un poquito a contramano del resto del planeta. Parece, como diría Eladia Blázquez, siempre listo, siempre pronto a entregarse a los demás, a confiar en los amigos, a creer en los amores, en los peces de colores y en la paz universal. Ha enviado a sus muchachos al Mundial diciéndoles que no se preocupen si pierden. Los mandó a la guerra con una antiarenga. Mientras todos los rivales se pintan la cara para la gran batalla y no conciben la posibilidad de perder, él les dice que no hay ninguna batalla y que perder van a perder, pero que siempre pueden comenzar de nuevo. ¡Cuánto candor, cuánta ingenuidad, cómo se nota que es uruguayo!
Nosotros estamos de vuelta de esa manera de ver las cosas. Sabemos que el fútbol es la continuación de la guerra por otros medios, ahora que aquellos festivales bélicos de ayer ya no tienen buena prensa. De alguna manera, hay que pelear, aunque más no sea con una pelota. Y en la pelea ganar es todo. Perder es como nada...
La gente ya está a full con el torneo. Nuestro técnico parece Enrique V, rugiendo como un león para que su ejército salga al campo de batalla con valentía y sed de gloria. "Tengo 23 fieras dispuestas a dejar la piel", dijo en Sudáfrica, epopéyico. También nuestros políticos están pendientes del combate. De lo que hagan las 23 fieras, piensan, dependerá su suerte. Algunos se cuidan de decirlo en público, por esa manía de lo políticamente correcto, pero otros, que tienen menos interferencias entre el corazón, el cerebro y la lengua, lo dicen con todas las letras. El jefe de la CGT, Hugo Moyano, manifestó: "Si salimos campeones del mundo, con Diego a la cabeza, me parece que el camino [para Cristina y Néstor Kirchner en 2011] va a ser mucho más sencillo".
Es lógico, natural. Los que tenemos ambiciones estamos obligados a pensar de esa manera. Y los que no mejor que se queden.






