Gustavo Marangoni, el aliado todoterreno de Scioli que quiere disputarle la ciudad a Pro
El presidente del Banco Provincia, que acompaña al gobernador desde hace 17 años, sube su perfil y ensaya candidatura propia
Es serpiente de madera en el Horóscopo Chino. Los astrólogos dicen que las personas nacidas bajo este signo son una mezcla de filósofos y magos, y pueden ser desde teólogos hasta políticos u empresarios. Posiblemente algo de todo esto haya percibido su jefe político, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, antes de convertirlo en uno de los pocos hombres que lo acompañan desde los inicios de su carrera política, hace ya 17 años, hoy como presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, la estratégica caja para pensar la campaña 2015.
"Siempre dicen que soy uno de los que se sientan a la mesa chica de Daniel y eso es mentira. Primero, porque la mesa de trabajo de él es enorme. Y segundo, si hay algo que lo caracteriza es que habla con todos. En una época eso me molestaba. Pero a la larga entendí que él escucha a todos porque no tiene la vanidad del que se la cree", asegura Gustavo Marangoni, alias "Maranga", como le dicen sus viejos compañeros del secundario Nicolás Avellaneda, con los que aún juega al TEG y ven juntos los mundiales de fútbol desde 1982.
La universidad le sumó otros amigos. El más antiguo es Alberto Pérez, el actual jefe de Gabinete bonaerense, quien se integró a los equipos de Scioli en 2003. Ambos cursaron la licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad del Salvador, donde ejerce la docencia desde hace 26 años.
A la hora de proyectarse, Marangoni, de 48 años, no duda y reelige la política: aspira a ser jefe de gobierno porteño. Algunos se preguntan si su actual experiencia financiera no lo habilita más para convertirse en un ministro de Economía de un eventual gabinete nacional. Pero a él lo tienta la arena electoral con votantes como los porteños, a los que considera de "paladar negro" porque prefieren candidatos que hayan demostrado que "gestionan con eficiencia". Dentro de su grupo político, esas aspiraciones coinciden, por ahora, con las de Jorge Telerman, actual titular del Instituto Cultural de la provincia.
"La ciudad debe ser administrada en conjunto con la Nación y la provincia", sostiene Marangoni en sus diálogos políticos. Y cree que no hay chances de una convergencia con Mauricio Macri.
Hasta que ese tiempo llegue, el titular del Banco Provincia es responsable de administrar los 10.000 millones de activos que posee la entidad crediticia, con sus 420 sucursales y más de 10.000 empleados. Mientras sube su perfil promocionando su gestión, actúa, sobre todo, como consejero y vocero de su candidato a presidente de la Nación.
Hace una semana, cuando el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, criticó a Scioli por participar de un encuentro organizado en el Malba por el Grupo Clarín, y le dijo "dime con quién andas y te diré quién eres", fue Marangoni quien le salió al cruce. "Hace once años que la gente sabe perfectamente con quién anda", afirmó. Y agregó: "Hasta hace un tiempo, cuando Daniel se sacaba fotos con interlocutores de la oposición, como, por ejemplo, Macri, muchos decían: «Uy, mirá, se sacó una foto con Macri, ¿en qué andará Scioli?». Hoy, afortunadamente, es más frecuente ver que en la oposición y el Gobierno hay gente que no piensa igual, pero tiene que resolver temas comunes, y se reúne y se saca fotos".
Atento al ajedrez político
Marangoni proviene de una familia trabajadora que no era peronista. Quien lo guió hacia esas aguas fue Don Blas, un vecino de su casa de Saavedra, con quien "conversaba" (él tenía sólo 8 años) sobre la trascendencia del regreso del general Juan Domingo Perón. Mucho debe haber tallado el relato de ese hombre para que, a los 15 años, este joven de clase media que trabajaba en un almacén empezara a identificarse con el PJ, antes de que la Guerra de las Malvinas acelerara el retorno de la democracia. En paralelo a esos primeros años de trabajo político, Marangoni fue militante eclesial y pasó varias temporadas en Melero, un pueblo de Santiago del Estero, a 30 kilómetros de Añatuya, donde iba en grupo a misionar.
Corría 1985 cuando lo deslumbró la figura de Carlos "Chacho" Álvarez, a quien solía ir a escuchar al auditorio de ATE. Junto a Germán Abdala, eran las caras más jóvenes de la renovación peronista y, sin duda, un modelo por seguir. Se lo confesó hace poco, en Uruguay, donde el ex vicepresidente de la Alianza trabaja, a instancias de este Gobierno, como secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
Su ingreso en la función pública fue de la mano de un profesor universitario, Eduardo Vilar, con quien compartía la cátedra de Sistemas Económicos Comparados: le ofreció entrar a la Junta Nacional de Carnes en 1990. Cuando ese organismo fue disuelto, pasó a formar parte de la Secretaría de Agricultura, en la Dirección de Mercados Agroganaderos. En 1997, conoció a Daniel Scioli, quien lo convocó para integrar sus equipos técnicos en vista de la elección interna que tenía que librar contra Miguel Ángel Toma. El ex piloto se impuso en la pulseada y se convirtió en candidato del peronismo y luego en diputado nacional por la Capital.
Desde entonces, Scioli y Marangoni transitan juntos por la política. En las secretarías de Deportes y de Turismo junto a Eduardo Duhalde presidente; en la vicepresidencia de la Nación, junto a Néstor Kirchner, y en la gobernación de Buenos Aires, donde ejerció de vocero oficial hasta que lo nombraron al frente del banco provincial más grande del país.
"Le va a costar construirse como político. Cada vez que habla parece que fuera el exégeta de Scioli. Y no es fácil dejar de ser la mano derecha de un hombre como él", sostiene un peronista que revista en las filas de Macri y que ya lo está evaluando como competidor.
Otro eventual rival en Capital, pero por el frente de centroizquierda UNEN, es Martín Lousteau, el ex ministro de Economía de Cristina Kirchner, con quien trabó relación por haber sido jefe del Bapro en el final de la gestión de Felipe Solá. De hecho, Marangoni le pidió a Lousteau que prologara su libro Política ATP, donde destacó de él su "erudición" y "dos atributos fundamentales a la hora de seleccionar temas y explicarlos para audiencias variadas: posee amplia experiencia práctica y un filoso sentido del humor".
Para abonar esa "erudición", Marangoni no para de leer. Calcula que su promedio es un libro por semana. La biblioteca de su casa en Villa Ortúzar -donde vive con su hijo varón, el menor, ya que sus otras dos hijas viven con su ex mujer- está en un estado de desborde permanente. Actualmente está releyendo una edición de 1984, el clásico de George Orwell, prologada por Umberto Eco. Entre los ejemplares que atesora con mayor orgullo figuran las obras completas (53 tomos) de Domingo Faustino Sarmiento, para los que no tuvo lugar hasta que se mudó, y fueron una preciada mesa de luz en su anterior departamento.
El ajedrez de la política todavía se mueve a paso lento. Marangoni sabe que su futuro se va a decidir en La Plata, el día en que su jefe sepa cómo empieza a delinearse la Argentina que pretende conducir a partir de 2015.
Nombre y apellido: Gustavo Marangoni
Edad: 48 años
Formación: Es politólogo de la Universidad del Salvador, donde da clases desde hace 26 años. Adhirió al PJ en su adolescencia y fue seguidor de "Chacho" Álvarez.
Carrera: Ingresó en la función pública en los 90 y en 1997 se unió a los equipos técnicos de Scioli, de quien fue vocero oficial hasta pasar a conducir el Banco Provincia.