Ideas que inspiran. Lidia Yuknavitch: "A veces, el contar la historia es lo que te salva la vida"
A través del relato de su propia historia, la escritora norteamericana busca generar confianza en quienes, como ella alguna vez, se sienten verdaderos "inadaptados"
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"Soy una inadaptada acreditada", sostiene la escritora norteamericana Lidia Yuknavitch. Pero, a juzgar por su trayectoria (escritora con varios libros que fueron best seller, así como coordinadora de exitosos talleres de escritura), cuesta creerlo.
Lo cierto es que no todo han sido flores en su camino, como ella misma rememoró en febrero último, durante una charla en Vancouver. "En alguna parte de mis treintitantos el sueño de convertirme en escritora llegó justo a mi puerta, en forma de carta, donde se leía que había ganado un premio literario gigante por un cuento que había escrito. El premio era un viaje a la ciudad de Nueva York para reunirme con grandes editores, agentes y otros autores. Era el sueño del aspirante a escritor, ¿verdad?", comienza, buscando la complicidad del auditorio.
Sin embargo, su reacción puede parecer totalmente opuesta a lo esperado. "Puse la carta sobre la mesa de la cocina, me serví un vaso gigante de vodka con hielo y limón y me quedé sentada en ropa interior durante un día entero, simplemente mirando la carta. ¿Quién demonios era yo para ir a la ciudad de Nueva York y fingir ser escritora? ¿Quién era yo? Se los diré: yo era una inadaptada. Al igual que legiones de otros niños provenía de un hogar violento que por poco acabó con mi vida. Ya tenía dos matrimonios épicamente fallidos a mis espaldas. Tuve que abandonar la universidad varias veces, había pasado por una rehabilitación por consumo de drogas y había pasado dos estancias vacacionales preciosas en la cárcel. Pero la verdadera razón, creo, de ser una inadaptada, es porque mi hija murió el día de su nacimiento y todavía no había descubierto cómo vivir con esa historia", reconoce.
Si bien el viaje contó con todos los condimentos para convertirse en una verdadera bisagra en su vida, Yuknavitch volvió a su ciudad tal como había partido. "Regresé a Oregon sin un acuerdo por un libro, sin un agente, y sólo con la cabeza y el corazón llenos de recuerdos por haber estado sentada tan cerca de escritoras hermosas. La memoria fue el único premio que me permití. Es que las personas inadaptadas no siempre saben cómo tener esperanzas o decir que sí o elegir lo grandioso incluso estando ante nosotros. Es una pena que llevamos. Es la vergüenza de querer algo bueno, de no creer realmente que merecemos estar en la sala con la gente que admiramos", se lamenta.
Con el tiempo, sin embargo, descubriría que algunos de los consejos que recibió en aquel viaje serían un capital que la acompañaría de ahí en adelante. Desde este presente, en el que es escritora, madre y maestra, Yuknavitch los reformula y ofrece a todo aquel que pueda estar necesitándolos:
- No hagas caso de quien intente hacer que te calles o cambiar tu historia.
- Da voz a la historia única que sólo tú sabes cómo contar
- A veces, el contar la historia, es lo que te salva la vida.









