Impuesto Pandemia: menos trabajo y producción
La Argentina enfrenta -una vez más- el avasallamiento de sus instituciones por parte de un gobierno que prescinde del diálogo y de los consensos. Sin diálogo y sin consensos la democracia republicana deviene en populismo autoritario. En algún momento tuvimos la esperanza de que los desafíos que traía aparejada la actual emergencia económica y sanitaria, iban a permitirnos compartir una mesa multisectorial y pluralista para diseñar el futuro. Es decir, para pensar la pospandemia. Finalmente, nada de eso ha ocurrido y todos los días el Poder Ejecutivo nos sorprende con anuncios que imponen títulos y postergan aciertos.
En la Cámara de Diputados nos aprestamos a debatir un proyecto del oficialismo que crea el Impuesto Pandemia sobre el patrimonio de un sector de grandes contribuyentes. Nada más inoportuno que aumentar la presión impositiva de un sector cuyas oportunidades para invertir en nuestro país es lo único que debemos potenciar.
El Impuesto Pandemia no va a morigerar ningún efecto de la cuarentena porque la coyuntura productiva y laboral indica que no hay margen para mayores impuestos. Por lo que tampoco garantiza un incremento de la recaudación fiscal. Los impulsores del proyecto aseguran que van a recaudar unos $300.000 millones. Mientras que nuestras estimaciones arrojan una recaudación de unos $100.000 millones.
El oficialismo aclara que le dará a los recursos obtenidos un destino específico. Esto afecta la coparticipación federal, por lo que requerirá un tratamiento en el Congreso y demandará mayorías agravadas para su aprobación.
Este tipo de tributación regresiva muestra una tendencia decreciente en los países avanzados. Es una rémora que conspira contra las inversiones que se necesitan para retomar el camino del crecimiento y la justicia social. Subrayemos que una de las peores consecuencias que provoca la suba excesiva del impuesto personal o patrimonial, en un contexto globalizado como el presente, es el éxodo de personas a otros países con menores restricciones. A ello sumémosle la caída del consumo y el aumento de la economía informal.
Una de las peores consecuencias que provoca la suba excesiva del impuesto personal o patrimonial, en un contexto globalizado como el presente, es el éxodo de personas a otros países con menores restricciones
Tampoco queremos dejar de mencionar el carácter confiscatorio del Impuesto Pandemia. La tasa máxima llega al 5,25% para bienes en el exterior y recae sobre activos, sin permitir deducir pasivos (por ejemplo créditos hipotecarios). Tampoco toma en cuenta exenciones. Si a esta tasa efectiva se le adiciona la de bienes personales y los bajos o nulos rendimientos de este año, probaremos su naturaleza claramente confiscatoria.
En caso de que el oficialismo consiga su aprobación, prevemos un escenario de judicialización que continuará retrasando el imperio de la seguridad jurídica tan necesaria y vital para levantar al país
Como vemos son numerosos los principios constitucionales lesionados por el Impuesto Pandemia. En caso de que el oficialismo consiga su aprobación, prevemos un escenario de judicialización que continuará retrasando el imperio de la seguridad jurídica tan necesaria y vital para levantar al país. Nos preocupa que se imponga un nuevo cepo a la producción y al trabajo. Por tanto, la crisis inédita que vivimos nos reclama medidas racionales y eficientes. Una concepción realista de los problemas y, sobre todas las cosas, el respeto absoluto a la Constitución y a la democracia republicana.
Presidente del Bloque de Diputados Nacionales de PRO









