La boleta única en papel es una oportunidad para la transparencia de la democracia
En este momento comenzó a discutirse en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación el proyecto de utilización de la Boleta Única de Papel en nuestro sistema de votación. No es una iniciativa más: se trata más bien de un proyecto que si bien tiene origen opositor, tiene características que son transversales a todos los espacios políticos y que nos impone un debate para colaborar con la transparencia y la modernización de nuestra democracia.
Este sistema implica que toda la oferta electoral es presentada en una única boleta suministrada por el Estado, y en la que cada elector debe marcar su preferencia electoral.
Hasta ahora, el sistema vigente se ha visto constantemente sospechado de irregularidades como el robo, ocultamiento de boletas u otras modalidades de fraude, las que, aunque no siempre verificadas, dañan de manera grave la legitimidad del comicio por tener efecto negativo sobre la credibilidad pública.
Por otro lado, ya conocemos las fallas del sistema de voto electrónico que en algún momento se intentó implementar en nuestro país y que demostró no ser seguro en lo absoluto para garantizar la transparencia del sufragio: todo el sistema de votación es digital, no se imprime la boleta, el sufragio se emite y se guarda en la máquina. Se contabilizan los votos electrónicamente y por lo tanto, el resultado de la elección puede quedar sujeto a técnicas o subterfugios de manipulación.
El sistema de BUP se utiliza en la mayoría de los países del mundo. El organismo electoral imprime boletas con todas las opciones para cada categoría y cargos. Existen variados diseños de boletas. En algunos casos se imprimen boletas con todas las categorías de cargos y, en otros, una boleta por categoría y se utilizan urnas diferentes para almacenar los votos. Además, en algunos diseños se ha agregado la posibilidad de votar por una lista para todas las categorías.
El escrutinio es manual, para lo cual se asienta en un borrador los resultados de cada boleta y luego se suman para arribar a los resultados por agrupación política y categoría de cargos. La documentación del escrutinio se llena manualmente, se transmite y luego debe ser cargada a una computadora para incorporarse a bases de datos informáticas.
Las ventajas de este sistema son evidentes: no puede haber robo o suplantación de boletas, es sencillo porque el elector realiza su elección marcando los casilleros correspondientes y tiene menor impacto ambiental porque se eliminan los sobres y con ellos, muchos kilos de papel de poco uso.
Otra ventaja es que puede estar toda la oferta electoral en una sola boleta (sistema de Córdoba) o estar dividida en varias «boletas únicas», cada una para una categoría electiva (sistema de Santa Fe).
Si se utilizan boletas separadas por categorías pueden depositarse en urnas distintas, facilitando aún más el conteo posterior (sistema de Santa Fe).
Eliminar sospechas, posibles maniobras fraudulentas y, por tanto, incrementar la confianza de los ciudadanos y ciudadanas en la transparencia de su voto, resultará una puesta en valor de nuestra democracia y posibilitará una mayor libertad a la hora de elegir representantes de todos los niveles.
Nos debemos este debate. Tenemos la posibilidad de hacerlo de cara a la gente y generar una legitimidad aún mayor para nuestro orden institucional. Por mi parte, me honra formar parte de RAP (Red de Acción Política), que es una organización que promueve la amistad cívica en distintos espacios políticos y en donde venimos tratando desde hace tiempo este proyecto, con convicción y sin sectarismos.
Espero que sean muchos quienes sigan este ejemplo.
El autor es intendente de Tigre