Más herramientas de la vida real para la juventud
En los últimos días tomó repercusión el comienzo de las prácticas educativas laborales que van a realizar desde el año que viene más de 29.000 estudiantes de 5º año de la secundaria -pública y privada- por iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de una ley que se aprobó en 2018 y que entra en vigencia a partir de 2022 con la idea de que los chicos y chicas que están terminando el colegio salgan con una experiencia previa y conocimientos básicos del mundo del trabajo que les permitan insertarse mejor en el mercado laboral.
Si bien no existen datos oficiales a nivel nacional, se calcula que cerca de 1 millón de estudiantes de todo el país perdieron el contacto con la escuela de manera definitiva cuando el gobierno nacional decidió llevar adelante uno de los cierres de aulas más largos del mundo por la pandemia del Covid-19. Si a eso le sumamos que más del 50% de los jóvenes argentinos están en situación de pobreza y que el 46% de las personas desempleadas tienen menos de 30 años, las cuentas no cierran y el futuro parece muy poco esperanzador. Si no salimos a buscar activamente a todos esos chicos que se quedaron afuera del sistema para darles una oportunidad real de reinserción, vamos a tener una generación de jóvenes con pocas posibilidades para ellos y para poder sacar adelante el país.
Oponerse a las prácticas educativas laborales es desconocer por completo la situación real: hoy la mayoría de los jóvenes trabaja en condiciones de absoluta informalidad o, peor aún, prácticamente gratis a cambio de adquirir algo de la experiencia que no pudieron tener antes. Experimentar cómo funciona un ámbito real de trabajo, aprender a vincularse con un jefe o a una jefa, entablar relaciones con pares, conocer procesos internos de las organizaciones y adquirir hábitos cotidianos de la vida laboral, les va permitir a miles de jóvenes porteños tener algunas herramientas básicas ya incorporadas para cuando quieran o necesiten empezar trabajar. Por otro lado, los jóvenes van a poder elegir entre 4 ejes para que se les asignen prácticas orientadas a sus intereses y van a tener la posibilidad de ser contratados de manera efectiva por las empresas y organismos.
En el difícil contexto macroeconómico que atravesamos hoy, Argentina tiene una oportunidad enorme en la economía del conocimiento para salir adelante y crear trabajo para los más jóvenes, con empleos de calidad, mejores sueldos y carreras más cortas. Los jóvenes tienen que salir de la escuela preparados para este futuro. Por eso es importante abrir todavía más el debate y agilizar las discusiones para incluir en la currícula escolar obligatoria aprendizajes en programación, pensamiento computacional, y robótica, entre las diversas aristas de la economía del conocimiento.
En esta línea, el gobierno de la ciudad ya avanzó implementando en la currícula 30 horas de educación financiera obligatorias en el secundario, distribuidas durante el año escolar. Esto va a ayudar a que los chicos y chicas cuenten con herramientas simples y básicas para poder gestionar en forma adecuada sus finanzas personales y planificar mejor su calidad de vida.
Tenemos la obligación de que nuestras propuestas y debates no queden en meros proyectos que son difíciles de ejecutar o que tienen un impacto fiscal muy alto que los hace imposibles de implementar. Desde mi lugar, me encontrarán siempre comprometido con las iniciativas que contribuyan a crear una ciudadanía comprometida con la educación, la innovación y la tecnología.
Politólogo, Legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Juntos por el Cambio)







