Coronavirus: Apocalípticos e integrados para después de la peste
Pocos terrenos son más fértiles para las elucubraciones que los tiempos de incertidumbre. La pandemia lo prueba. Augurios, teorías, vaticinios, papers prospectivos compiten por un instante de atención (y de fama). Científicos, seudocientíficos, opinadores, seudoperiodistas, nigromantes. Sobran los que presumen conocer algo de lo que nadie sabe con mínima certeza.
En el campo político apocalípticos e integrados (clasificaría Umberto Eco) disputan el futuro en el presente. Entre catastrofistas, conformistas y optimistas, emergen expresadores de deseos. Los que pronostican la inminente redención humana tras la catástrofe y los que pregonan más distopías que las conocidas.
Por eso, mejor recurrir a los poetas. Y recordar que el gran Leonard Cohen dijo: "Con el poder mantenemos una relación ambigua: si no existiera autoridad nos comeríamos unos a otros; pero nos gusta pensar que si no existieran los gobiernos los hombres se abrazarían". Él mismo ya nos lo había advertido: "No hay que ser pesimista ni tener esperanza". Sobre todo, en la Argentina.